Hace ya algunos años el uso de bebidas energizantes ha aumentado en nuestro país, no solo entre adultos sino también entre niños y adolescentes. La Encuesta Nacional sobre Consumo de Drogas tiene como cometido conocer la relación y tendencia de consumo en la población adolescente de 13 a 17 años escolarizada e incluye datos sobre el uso de estas bebidas desde el 2014, “cuando empezamos a percibir que había una publicidad más agresiva y que estaba más presente en los entornos adolescentes”, expresó Hector Suárez, coordinador del Observatorio Uruguayo de Drogas. Suárez añadió que tuvo un crecimiento exponencial sobre todo en chicos menores de 14 años y que ese mismo año alcanzó a un 37,2% de los estudiantes, por lo que “el panorama se volvió más complejo y más riguroso”.
Jacqueline Olmedo, pediatra y directora del Hospital Elbio Rivero del departamento de Maldonado, comentó a Sala de Redacción que si bien son analcohólicas estas bebidas contienen cafeína, taurina, guaraná y azúcar en gran cantidad. Estos son estimulantes del sistema nervioso central, por lo que pueden llegar a provocar efectos como taquicardia, ansiedad, sobrepeso e incluso generar cierta dependencia o adicción a la cafeína.
Más allá de que estos productos no son nuevos y se venden hace bastante tiempo, en la actualidad se consumen como una moda entre las nuevas generaciones, al punto de normalizarlo como un hábito antes de ir a clase, de entrenar o en fiestas. “A medida que empieza a haber un uso de cualquier cosa entre los estudiantes, eso ya es suficiente como para que se replique. Pero un día deja de ser cool y dejan de tomarlos”, comentó Suárez.
Uno de los factores que favorecen el consumo de estas bebidas entre los jóvenes es su presencia en redes sociales donde influencers, deportistas y celebridades las promocionan como productos ligados a la energía, el rendimiento físico y la vida activa. Se suma también los colores atractivos de las latas, los nombres llamativos y gustos exóticos.
Se diferencian de las bebidas isotónicas como Gatorade y Powerade porque estas no tienen cafeína pero sí contienen electrolitos, sodio y potasio. Son consumidas por gimnastas de alto rendimiento o personas que practican ejercicio excesivo para recuperar la cantidad de iones que se pierde al realizar dichas prácticas.
Sin embargo todo en exceso es malo y en este caso también: “Si el fin es hidratarse y tomás una bebida que tiene mucho sodio, te produce el efecto contrario. Para eso lo mejor es el agua, sin dudas”, declaró a Sala de Redacción Walter Pérez, docente y coordinador del área de pediatría en la institución privada Medicina Personalizada.
¿La prohibición como camino?
Aunque se comercializan libremente, en junio de 2024 la diputada nacionalista por Soriano, María Fajardo, presentó un proyecto de ley que propone prohibir la venta de bebidas energéticas a menores de 18 años y regular su publicidad. Al día de hoy no hay novedades respecto al estado actual de esta propuesta. Aun así, el Ministerio de Salud Pública junto con la Junta Nacional de Drogas realizaron una actividad llamada “Bebidas energizantes: mitos y realidades”, donde se exhibió información sobre estas sustancias y se presentaron investigaciones sobre su consumo. Esta fue llevada a cabo junto a la UdelaR y fue la primera jornada pública de la Secretaría Nacional de Drogas en esta administración.
Por parte de la JND, Suárez declaró que por el momento no está en los planes la regularización de estas bebidas o prohibir la venta a menores, pero lo que la Junta sí se ha planteado es una “línea de acción, prevención y de información” fundamentalmente con los padres, quienes son los adultos responsables de los menores que consumen los energizantes y que en la mayoría de los casos desconocen el riesgo del consumo de estas sustancias. Según adelantó Suárez a Sala de Redacción se busca “realizar una prevención ambiental a través de las instituciones”, con una promoción de salud en los propios medios de comunicación y también en redes sociales, antes de implementar alguna reglamentación más dura.
“A veces la prohibición en los adolescentes no es el mejor camino”, coincidió Pérez respecto a la ilegalización de la venta a menores de edad.