La Plaza Libertad, escenario de la primera manifestación del “orgullo gay” hace 30 años, revive el punto de encuentro de una nueva edición de la Marcha por la Diversidad.  Allí, artesanos y músicos conforman desde el día anterior la “Feria de Emprendimientos LGBTIQ+ que organiza cada año la Secretaría de Diversidad de la Intendencia de Montevideo. 

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A las 18.45 el sol destella sus últimas ráfagas de luz y las luminarias comienzan a encenderse; una brisa fresca ondea las banderas de la diversidad. En la Plaza del Entrevero se escucha una multitud que se aproxima rumbo hacia la Avenida Libertador. Es ella: la tan esperada Marcha por la Diversidad. Sólo se escucha una ola de gritos que avanza de a poco. Entre bailes, outfits coloridos, banderas de la diversidad, carteles sobre el orgullo y maquillajes coloridos, la gente interactúa y celebra la diversidad mientras atraviesa el trayecto hacia la plaza 1º de Mayo. 

Suena Firework, de Katy Perry, y la gente baila en los balcones de los edificios alentando a la multitud. En uno de los balcones, llama la atención un señor mayor: vestido de camisa y pantalón social, baila y canta. En respuesta a su actitud, los jóvenes responden con silbidos y gritos de aliento. 

Se aproxima la cuarta chata; rodeada de carteles y con un arco de globos, se encuentra la DJ Paola Dalto, una las artistas más importantes del colectivo, que no estuvo presente en la edición anterior por diferencias en la interna de la Coordinadora de la Marcha por la Diversidad. También están presentes otros artistas como Kevin Miranda, vestido de drag. Para él, la demostración del público es “de mucho amor”, cuenta. “Este año, con alegría, se demostró la falta que había hecho Dalto”, expresa, en comparación con la marcha de 2021.

No todas las personas que participan en la marcha apoyan al movimiento. “El señor del megáfono”, como así se apoda el hombre que está parado en la esquina dirigiéndose a la multitud, es integrante de la iglesia católica y asiste con la intención de divulgar discursos religiosos, valoró Miranda. “Jesús te ama, aun puedes arrepentirte”, les dice a los coloridos transeúntes. Para Miranda, si bien, el discurso no es favorable a la movilización, la multitud le permite participar, sin agredirlo. 

Miranda participó, también, de la marcha departamental de Colonia por la diversidad y opina que es “un poco agresivo” el lema de la marcha de este año: “Las calles son nuestras, el estado tiene que dar respuestas”: 

─Me gustó más el lema de la marcha de Colonia -“La salud mental es un privilegio”-, me pareció más atinado. Está buenísimo que la voz del pueblo se oiga, que presionemos a un gobierno que carece de derechos hacia el colectivo. No se les va a hacer fácil pisotear nuestros derechos y en el caso de cualquier retroceso vamos a estar firmes. 

Como otra parte de las tantas manifestaciones artísticas, se encuentra Pablo Larraud, es diseñador de moda, tiene 22 años y es la cuarta vez que asiste a la marcha. Llama la atención por su traje rosa pink y su maquillaje extravagante, se siente muy agradecido por los piropos de la gente que su intención es expresarse a través de su estilo. Larraud recordó que la marcha es un espacio para la comunidad de reclamos por derechos de las personas. 

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En la explanada del Instituto de Profesores Artigas (IPA), están expuestos 197 retratos de los desaparecidos durante la dictadura. Entre el público, hay quienes guardan silencio al visibilizar las imágenes, reeditando la actitud de la Marcha del Silencio.

Explanada del Instituto de Profesores Artigas. Foto: César Macedo

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La legislación uruguaya, a diferencia de la de otros países, es una de las pocas que reconoce los derechos de las personas transgénero. Uruguay fue la segunda nación en Latinoamérica en legalizar el matrimonio y la primera en permitirles la adopción a parejas del mismo sexo. Esto, de por sí, genera un atractivo internacional y turístico.

Wanda y Josué son hermanos, de República Dominicana; es la primera marcha a la que asisten, y están asombrados de la interacción de la gente en la marcha.

─Esto es algo nuevo para nosotros, en nuestro país natal no se realiza este tipo de marcha. La naturalidad que se manejan estos temas aquí, es impresionante ─concluyeron, y adelantaron su intención de seguir participando.

Mientras algunos acompañan el ritmo de los carros, bailan y saltan, otros prefieren avanzar a un paso más lento, con cuidado. Madres y padres llevan a sus hijos, como en el caso de Julia, que trajo a su hijo de 6 años.

 ─Es muy importante que los niños entiendan que las diferencias son maravillosas ─explica, mientras su hijo jugaba con un banderín de la diversidad. 

Para Julia, la marcha es una instancia para mostrarle la diversidad a su hijo y lamenta no haber tenido esa experiencia cuando era chica.

─Es esencial que nuestros niños crezcan en un mundo real donde las diferencias sí existen y hay que respetarlas.

Otras personas decidieron venir acompañadas de sus mascotas, como Yessica, que viene todos los años a la marcha y este trajo en su falda a su perro, un bulldog francés de cuatro meses que lleva un pañuelo de la diversidad en el cuello. Ella cuenta que le parece “una instancia muy linda para sacarlos”, y concluye, entre risas, que “es un perro diverso”. 

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Escenario principal en la plaza 1º de Mayo. Foto: César Macedo

A las 21.30 los cientos de miles de personas van llegando al escenario principal ubicado en plaza 1º de Mayo. La marcha va finalizando pero la fiesta seguirá hasta pasada la medianoche. 

Todas estas personas coinciden en que la marcha es un espacio de celebración. Y si bien quedó demostrado que es una lucha común, cada uno, desde su individualidad, logró unir las piezas del gran puzzle de la diversidad.

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