Varios estudios académicos confirman que la edad, la situación previa de las relaciones de pareja, la estructura del hogar y si hay hijos o no, sumados a la coyuntura de encierro o aislamiento social por la covid 19, constituyen causas de la modificación del comportamiento sexual de las personas. Vivián Dufau, médica sexóloga y terapeuta sexual, dijo a Sala de Redacción que “en las personas consideradas población de riesgo, a partir de 60 o 65 años, se ha visto una disminución del deseo sexual a la que llamamos ‘deseo sexual hipoactivo’”. Según explicó, la causa está basada en el estrés, la angustia y otros aspectos psicoemocionales que se ven alterados por la situación de encierro.
En cuanto a las relaciones de pareja, la profesional destacó que lo que incide de manera fundamental es si “ya venían en una situación de crisis, ya que en esta situación eso se agudiza”. Dufau señaló que la irritabilidad, la ansiedad y el estrés se potencian en la situación de distanciamiento social. En suma, aportó que otra de las variables que influyen es si hay hijos de por medio, porque “ahora los chicos están todo el día en la casa y eso dificulta encontrar el tiempo y el espacio de intimidad”. Para Dufau, la infraestructura del hogar juega un rol importante en las relaciones de pareja, ya que “los espacios físicos condicionan los encuentros sexuales, más aún con con la presencia de hijos en la casa”, diagnosticó.
Otro es el panorama de quienes están comenzando una relación o viven separados, situaciones en las que se ve “una tendencia a la estabilidad y se aceleran los tiempos para irse a vivir juntos”, aseguró Dufau. Si bien no hay muchos estudios académicos en Uruguay sobre esta temática, los datos con los que trabajan los profesionales locales son de la Academia Internacional de Sexología Médica (AISM) y de la Federación Latinoamericana de Sociedades de Sexología (FLASSES).
Sexo seguro
Dado que la covid 19, enfermedad causada por el coronavirus, es altamente contagiosa y puede causar la muerte, la terapeuta alertó sobre algunas prácticas sexuales que pueden causar el contagio y la propagación de la pandemia. La sexóloga informó que “no se ha encontrado al coronavirus en el semen ni en fluidos vaginales, pero sí en las heces, por lo que recomendamos evitar el sexo oral-anal y utilizar preservativo durante el coito anal”. Dufau señaló que esas son algunas de las principales medidas de prevención del contagio de la covid 19 a través de relaciones sexuales, en función de lo que alertó el departamento de salud de la ciudad de Nueva York.
Las medidas y exhortaciones tendientes al aislamiento social han hecho que muchas personas busquen alternativas no presenciales para vivir sus vínculos sexuales. Una de ellas es el sexting, una práctica sexual no física que consiste en enviar, reenviar o recibir mensajes, audios, fotos y videos con contenido sexual explícito a través de internet o por las redes sociales. Al respecto, Dufau dijo que, en tiempos de aislamiento social, esta práctica es recomendable, pero advirtió que se deben tomar ciertas precauciones para evitar convertirse en víctima de extorsiones, filtraciones contra la voluntad del emisor y otras prácticas como el hostigamiento o el acoso, que no permiten disfrutar con plenitud del sexo virtual.
“Lo que se recomienda para el cibersexo es que sea en vivo, porque es más seguro. Se debe tener la precaución de no mandar fotos ni videos, ya que siempre quedan registros”, sugirió la terapeuta. En suma, señaló que no es recomendable mostrar la cara o partes identificables del cuerpo como una medida clave para evitar ser víctima de ciberdelitos.
En los últimos años, la práctica del “sexting” se extendió también en Uruguay. Dufau contó que, de todas formas, “el uruguayo no se anima mucho. No sé si por la escasa educación sexual que se recibe en las escuelas o por la educación que también parte de cómo se socializan estos temas en cada casa. Seguimos siendo un país bastante conservador en ese sentido”.
Tabúes
Consultada sobre el consumo de pornografía y los distintos tabúes que giran a su alrededor, la terapeuta contó que “en Uruguay se registró un aumento del consumo de pornografía, principalmente de parte de los varones”, y agregó que la mujer todavía no se anima demasiado. Para Dufau, en el caso de la mujer hay un tabú alrededor de la masturbación femenina y cómo se asienta en la cultura que vivimos. A propósito del tema, destacó que la mujer en general y las uruguayas en particular, “vienen muy de atrás” respecto al goce sexual y los orgasmos, ya que la visión de la mujer “como mero depósito del placer del hombre” se supera muy lentamente.
Por otra parte, indicó que la terapia sexual está lejos de ser una herramienta convencional y conocida, pero es la opción profesional recomendada para tratar temas referidos a la sexualidad. Uruguay tiene 13 médicos sexólogos habilitados a ejercer profesionalmente y la profesional dijo que si bien “la habilitación lleva tiempo, aún así está lleno de chantas”. Según Dufau, esto constituye un verdadero problema, ya que “la gente de a poco se anima a consultar más, pero llegan a nuestros consultorios luego de pasar por gente que no sabe, o por largos procesos de terapia convencional o psicoanálisis que se extienden por años” y que no aportan a resolver problemas que quizá con unos meses de terapia sexual se solucionan.
Según la profesional, el precio de una consulta de terapia sexual ronda los 2.000 pesos, pero aclaró que, aunque la gente la perciba como una terapia cara, no lleva los mismos tiempos que otras herramientas de abordaje. Por el contrario, es más espaciada en el tiempo y se logran en general soluciones a corto plazo, explicó la profesional.