No hay dos opiniones. Con la 10 en la espalda -dentro del rectángulo de cal- Diego Armando Maradona hizo feliz a mucha gente. Pero su vida siguió luego de que el árbitro pitó el final de los partidos, después de ese momento en que se sacaba la camiseta -esa especie de capa que lo hacía casi que un superhéroe dentro del terreno de juego- y la dejaba en el vestuario. Ahí, afuera de la cancha, la figura de Maradona gambeteó tantos rivales como escándalos, y levantó tantos amores como odios.

La misma persona que maravilló con su fútbol y desató sonrisas pateando una pelota, tuvo actitudes contradictorias fuera de los estadios, donde transcurrió la mayor parte de su vida. Maradona escapó de muchos adversarios, pero no pudo zafar de la eterna discusión de si es posible separar al artista de la obra.

Nació el 30 de octubre de 1960, fue el quinto hermano y el primer varón de ocho hijos que tuvieron Diego Maradona y Dalma Salvadora “Tota” Franco. Transitó su niñez en el barrio Villa Fiorito, localidad ubicada en la zona sur del conurbano bonaerense.

En poco tiempo, pasó de jugar en las canchas de su barrio a disputar partidos en las grandes competiciones, y en un abrir y cerrar de ojos cambió el barro del potrero por los flashes del fútbol de primera. Debutó en el club Argentinos Juniors con 15 años y deslumbró. Él no lo sabía, pero de ahí en adelante le iba a resultar más sencillo desmarcarse de un jugador que de un periodista. Al poco tiempo se puso la remera de la Selección Argentina y Boca Juniors, para luego volar a Europa.

Juan Branz, doctor en Comunicación por la Universidad Nacional de La Plata, sostuvo a Sala de Redacción que Maradona simboliza la posibilidad de acceder a un mejor sustento económico y reconocimiento social, el “sacrificio a través del trabajo” y la “irreverencia” de las clases populares hacia las clases dominantes. Del mismo modo, Patricia Pujol, periodista deportiva, argumentó que “Maradona tuvo una particularidad: siempre unió esa idea del gurí pobre que accede al fútbol y luego se transforma en una figura, pero que de algún modo -aunque seguía siendo multimillonario- también era el gurí de barrio”.

En menos de una década pasó de ser apodado “Pelusa” a ser nombrado “Dios”. Maradona se consagró en el fútbol a pasos agigantados, ocupó tapas de diarios y programas enteros en las pantallas televisivas. Ya no era un niño, ahora eran los pibes argentinos los que lo idolatraban.

Según el diccionario de Oxford, la palabra “Ídolo” significa: “Persona o cosa por la que se siente un amor o admiración excesivos”. Maradona generó ese sentimiento en la sociedad argentina. Camisetas con su número, tatuajes, fotos con su rostro, hasta incluso se creó una iglesia en su nombre. Maradona fue el que salió del barrio y trajo la copa del mundo. En la década del ‘90 su imagen, para el imaginario social argentino, era la de un dios.

Sobre esta imagen construida, Martina Pastorino, docente del Instituto Superior de Educación Física (ISEF) que estudia el deporte desde una perspectiva de género, afirmó a SdR que “de alguna forma, para construir su identidad nacional los países crean relatos heroicos, incluso relatos míticos sobre ciertas personas” porque “amalgaman la diversidad de identidades”.  Para Pastorino, el fútbol es una manera de generar esa construcción porque “pega muy fuerte” en Argentina y Uruguay. A su vez, comentó que, según dice Pablo Alabarces -escritor argentino- en su libro Machos, héroes y patriotas, “la construcción de héroes a través del fútbol permite generar relatos heroicos sobre lo que es la nacionalidad” y, en este caso, sobre lo que significa ser argentino en el resto del mundo.

Más allá de los distintos clubes que defendió, Maradona es recordado por su paso por la Selección Argentina. La guió hacia el campeonato del mundo en 1986, en el que, además de lograr la victoria, se destacó con actuaciones, asistencias y goles espectaculares. En los cuartos de final de ese mundial, Argentina se enfrentó a Inglaterra, y fue en ese partido que Maradona marcó un hito en su carrera futbolística. Convirtió dos de los goles más recordados de la historia del deporte: uno tras sacarse a medio equipo inglés de encima y otro con la mano. Ese 22 de junio fue un punto de quiebre en la figura de Maradona. Después de ese día nada volvería a ser igual.

Pastorino explicó que la construcción de la figura de Maradona está dada por el contexto en el que surgió. Cuatro años antes de que Argentina eliminara a Inglaterra en el mundial, había culminado la Guerra de las Malvinas -que comenzó el 2 de abril 1982 y finalizó el 4 de junio de ese mismo año-. Este conflicto bélico enfrentó a los dos países y dejó un saldo de 650 combatientes argentinos fallecidos. A su vez, la docente de ISEF afirmó que haber convertido dos goles en una instancia decisiva de una competencia y haber eliminado a su adversario con un tanto con la mano, fue un suceso “simbólicamente muy fuerte”.

Diego Maradona en el Campeonato del Mundo de 1986. Foto: AFP

Por otra parte, Pujol afirmó: “Hoy no podríamos decir que Maradona sólo era conocido porque era un jugador de fútbol”, sino por la imagen controversial que se fue creando a partir de su discurso y su accionar. En este sentido, señaló que los medios participaron en la construcción de su imagen, pero que es algo bidireccional, porque “sale de la persona que se expone, pero al mismo tiempo necesita de esa exposición para ser conocido”. Entonces, esta construcción tiene algo de “mitológico y de fantasía”, porque no se sabe cuánto coincide la figura de Maradona con la persona; y también porque se construye a partir de lo que “cada uno deposita en su ídolo”. A su vez argumentó que hay expectativas e ideas que “rozan” con la irracionalidad y forman esa fantasía.

“Me parece que hay como un cheque en blanco”, dijo, sin embargo, Pujol, y explicó que muchas veces “como era el ídolo se le podía permitir mucha cosa”. Sobre este punto, Pastorino planteó que este tipo de símbolos son necesarios para construir un Estado-nación, pero que “hoy los podemos leer como símbolos del machismo”. A su vez, subrayó que “para una sociedad que se piense libre de violencia de género o libre del patriarcado, Diego Maradona no debería de ser un representante nacional”.

“Yo no soy un pegador”

La fecha de su fallecimiento coincidió con el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Algunos lo llaman “coincidencia”, otros dicen “qué sabia que es la vida” y señalan lo paradójico del suceso. Lo cierto es que existen documentos, denuncias y testimonios que muestran que Maradona ejerció violencia física, verbal y psicológica contra mujeres en reiteradas ocasiones. Pese a esto, en los medios masivos de comunicación siempre predominaron más sus goles que sus actitudes violentas y machistas.

En 2014 se publicó un video en redes sociales en el que Maradona increpaba y golpeaba a su ex pareja Rocío Oliva. Tiempo después Oliva manifestó en un programa televisivo de Canal 13 de Argentina que Maradona le pegaba “como si fuera un hombre” y declaró que la agredió físicamente el día de su compromiso. En enero de 2019, tras separarse de Oliva, Maradona afirmó: “Yo no soy un pegador, pero era para arrancarle la cabeza a Rocío Oliva”.

Claudia Villafañe, ex esposa de Maradona, lo conoció en el año 1977, convivió más de dos décadas con él y presentó varias denuncias por violencia de género. En el acta de una de sus denuncias, Villafañe declaró: “He sido y sigo siendo víctima de una de las peores formas de violencia de género que existen. Una forma de violencia de género psicológica, emocional, destructiva”. Asimismo, aseveró que sufrió humillaciones públicas por parte de Maradona, quien la trató de “ladrona”, “chorra” y “mala madre”, además de degradarla por su físico.

Pese a que Maradona en reiteradas ocasiones había hablado sobre el respeto que les tenía a las mujeres, denigrarlas fue una actitud habitual en él. En 2016 desde Dubai dio una entrevista en la que mencionó que es “vergonzoso” que los jugadores de fútbol “dejen hablar a sus mujeres”.

Por otra parte, en 2019 salieron a la luz imágenes de Maradona en ropa interior abrazado a dos mujeres desnudas que podrían haber sido menores de edad. Las fotos fueron tomadas en Cuba, ciudad en la que el ex futbolista vivió a principios de los años 2000 y donde intentó rehabilitarse del consumo problemático de drogas. Gabriel Bouno, secretario de Maradona desde 1998 hasta 2011, declaró en el canal América de Argentina que las imágenes fueron filtradas por “algún traidor”.

A la hora de hablar de su figura, hay algo más que no se puede eludir: en varias ocasiones violentó periodistas con insultos, violencia física e incluso con pistolas de aire comprimido. La reportera rusa, Yekaterina Nadólskaya, denunció públicamente en 2017 a Maradona por acoso sexual. Nadólskaya declaró que cuando se dirigió a hacerle una entrevista, Maradona intentó sacarle la ropa y le tiró dinero en la cara.

Esto también

Detrás de la construcción del héroe, el mito, la idolatría y la impunidad, hay algo verídico: con contradicciones, desde sus autos de alta gama o el barrio, Maradona apoyó causas sociales. Desde su lugar de privilegio optó por darles visibilidad y cuando tuvo que trancar con los de arriba, se tiró con las dos piernas.

Por eso, no fue anecdótico que el presidente Alberto Fernández haya colocado sobre el ataúd pañuelos de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, ni que Estela de Carlotto -presidenta de la asociación- destaque el aporte de Maradona a la lucha por la verdad y justicia de los desaparecidos en Argentina. Cuando fue técnico de la Selección Argentina recibió a las integrantes de la asociación en distintos entrenamientos e incentivó a que los jugadores argentinos entraran a la cancha con pancartas de apoyo a la lucha de las abuelas y madres.

En su carrera como deportista no escatimó en protestas cuando tuvo que negociar los sueldos de sus compañeros y se pronunció en innumerables ocasiones mostrando disconformidad con la forma en que eran diagramados los torneos. A su vez, organizó y disputó partidos a beneficio para dar ayuda económica a colegas y distintas causas sociales. En el mundial de 1986 se enfrentó con el entonces presidente de la Federación Internacional de Fútbol Asociación​, Joao Havelange, porque los partidos de ese torneo eran fijados en horarios de extremo calor y esto afectaba a los futbolistas.

El compromiso con sus colegas lo mostró en 1995, cuando ideó y fundó la Asociación Internacional de Futbolistas Profesionales, con el propósito de defender los derechos de los jugadores como trabajadores. En ese entonces Maradona afirmó: “El jugador de fútbol es lo más importante y vamos a defender sus reivindicaciones hasta la muerte”. Aunque la organización no logró trascender, obtuvo algunos logros y marcó un precedente en la historia del deporte.

Sobre este accionar de Maradona, Pujol explicó que muchas veces hay un cuestionamiento sobre si se puede separar “al autor de la obra”, en este caso al futbolista de sus manifestaciones. De esta manera, sostuvo que la figura de Maradona “mezcla mucha cosa”, y en su construcción del ídolo, que es algo “imaginario, una fantasía”, viven las contradicciones.

Barcelona en un tributo a Maradona. Foto: Josep Lago / AFP

Conmoción incipiente

La Casa Rosada de Buenos Aires fue el lugar elegido para el velatorio. A las 6 de la mañana el pueblo argentino empezó a despedirse de Diego Armando Maradona en un salón presidencial, abierto a todo público. Miles de personas transitaron frente al féretro. Aplausos, lágrimas, alientos, cantos, puños alzados, fueron los diferentes saludos que le dieron los hinchas. A medida que las personas pasaban, dejaban obsequios para el ídolo: remeras, pañuelos, flores, que se convirtieron en una gran montaña.

Después de decretar tres días de duelo nacional, el presidente argentino también se despidió del ex jugador de fútbol. Se tomó su tiempo para colocar sobre el ataúd -con cuidado- una camiseta de Argentinos Juniors junto a pañuelos de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.

Sobre las 16 horas, la familia de Maradona decidió suspender el velatorio debido a que el operativo policial se desbordó cuando fanáticos comenzaron a trepar por las rejas del edificio gubernamental. La decisión fue anunciada mediante una misiva que el Poder Ejecutivo difundió, en la que se explicaba que el objetivo del gobierno siempre fue poder “despedir a Diego de forma pacífica, sabiendo que todo el país y gran parte del mundo está conmocionado por su fallecimiento”. Luego se procedió a retirar el cuerpo de la Casa Rosada y a realizar el entierro en el cementerio de Bella Vista, en la capital argentina.

La Casa Rosada mientras se llevaba a cabo el velatorio de Diego Maradona. Foto: Alejandro Pagni / AFP

“Olelé, olalá, el que no quiere al Diego no quiere a su mamá”, fue el grito que se escuchó a los pies del Obelisco de Buenos Aires. Al mismo tiempo, los medios de comunicación argentinos titularon: “El día más triste de la historia del país” y “Murió D10s”. El ex jugador de la Selección Argentina falleció en el mediodía del miércoles 25 de noviembre. Según el informe médico, la causa fue un paro cardiorrespiratorio.

La información de la muerte de Maradona dio vuelta el planeta en menos de un suspiro y rápidamente aparecieron incontables homenajes a lo largo y ancho del mundo. Poco después de la noticia, las afueras de las canchas de Argentinos Juniors y Boca Juniors -equipos donde Maradona jugó- se poblaron de hinchas. El barrio de origen de Maradona -Villa Fiorito- comenzó a llenarse de aficionados que lloraban la desaparición física de su ídolo. Sobre la noche, miles de personas se concentraron en el Obelisco de Buenos Aires, y llegadas las 22 horas los estadios de los equipos más importantes de Argentina prendieron las luces de sus canchas en homenaje.

Las redes sociales se inundaron de mensajes y multitudes comenzaron a concentrarse en diversos sitios de Italia, además de Argentina. Deportistas, mandatarios, fanáticos y diferentes personalidades públicas le dedicaron sentidos tributos al ex jugador y técnico y a su familia.

Tres horas después de su fallecimiento, Luigi de Magistris, alcalde de la ciudad de Nápoles -sitio donde Maradona jugó al fútbol durante siete años y donde oficia como locatario el club Nápoli-, comunicó por su cuenta de Twitter que el estadio San Paolo pasará a llamarse Diego Armando Maradona.

Diego Armando Maradona no era más el joven futbolista con una carrera prometedora, llena de lujos y excesos. Su presencia se asemejaba a un trofeo viejo, lleno de polvo, expuesto en una vitrina como el recuerdo del éxito alcanzado que no volverá. Hoy sus restos descansan en un cajón de madera en el cementerio de Bella Vista. Pero su recuerdo quedará en la memoria de todos, el gurí de Villa Fiorito, que -con sus luces y sombras- marcó la historia del fútbol.

Caminaba rengo y encorvado, apoyándose en la mano de un asistente. Su paso era lento e iba vestido de negro. El tapabocas del mismo color no permitía que se le viera toda la cara. De fondo una mujer anunciaba su entrada a la cancha y lo felicitaba por su cumpleaños número 60, mientras que él saludaba al público con la mano levantada. Poco quedaba de la estrella de fútbol que en el ‘86 hizo el gol más recordado de la historia de este deporte con “la mano de Dios”.

Nahuel Durand / Ana Inés Rodríguez

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