En una época en la que términos como “inflación” o “devaluación” son parte de la vida cotidiana y guardar los ahorros abajo del colchón va quedando en desuso, los más jóvenes se animan a invertir en la bolsa de valores. Más allá de los riesgos asumidos, estos jóvenes visualizan una forma más rentable que las AFAP para “poner a trabajar los ahorros”. “Había ahorrado más en ocho años que mi madre en las AFAP durante toda su vida laboral”, afirmó Diego Silvera, licenciado en matemática de 29 años, también aficionado a la programación y las finanzas. Al principio fueron inversiones en unidades indexadas, luego en letras de regulación monetaria como las del Banco Central del Uruguay. Todas la inversiones a corto plazo le aseguraron una rentabilidad baja, pero con pocos riesgos, suficiente para ganarle a una inflación que en los últimos años rondaba el 9%.

Una vez que generó cierto volumen de capital, Silvera se animó a jugar en ligas mayores: la Bolsa de Nueva York en Wall Street. Gracias a sus conocimientos en programación desarrolló un código que cada semana le muestra cuáles son las empresas con mejor momentum, es decir, aquellas cuyas acciones subieron más rápidamente en los últimos días. De esta forma, todos los jueves distribuye sus inversiones equitativamente en un conjunto de empresas.

A Silvera no lo asesora nadie, es un autodidacta y hoy trabaja de forma autónoma. Sin embargo, muchos acuden a los corredores de bolsa, que cuentan con la ayuda de asesores financieros que quieren conformar su propia cartera de inversiones.

El trabajo de los corredores

Lucia Arias es asesora de Gastón Bengoechea & Cía, un corredor con más de cincuenta años en la Bolsa de Valores de Montevideo (BVM). Diariamente, Arias atiende a muchos jóvenes y considera que son más propensos a tomar riesgos y tienen preferencia por inversiones de renta variable, es decir, con mayor margen de rentabilidad. Como la bolsa local está más asociada a las inversiones de rentas fijas, los jóvenes suelen apostar por las bolsas extranjeras como la brasileña o la estadounidense.

Este diagnóstico es compartido por Ángel Urraburu, asesor de Urraburu & Hijos, corredor de bolsa fundado por su abuelo. Si bien apuestan por el mercado bursátil local, al que conoce muy de cerca, aseguró que su pequeño tamaño y la falta de opciones hace que con frecuencia tengan que mirar al exterior para invertir. “Por desgracia, tenemos un mercado bursátil muy poco desarrollado, diría que casi inexistente”, lamentó Urraburu. Según agregó, se llegó a esta situación porque “las noticias bursátiles en este país son esporádicas” y “nunca hubo una decisión política de desarrollar el mercado de capitales”. Esto afecta la capacidad de financiamiento de las empresas, que deben conformarse con lo que ofrecen los bancos.

A la hora de asesorar a los jóvenes que se acercan por primera vez al mercado bursátil, en Urraburu & Hijos les enseñan algunos conceptos financieros básicos para que “el cliente sepa dónde se está metiendo”, aclaró Urruburu. Al mismo tiempo, sostuvo que muchos jóvenes se acercan motivados por el largo plazo y con el deseo de acceder a un “techo propio”. Por su parte, quienes comienzan en el mercado laboral lo hacen ante la incertidumbre que les genera el sistema previsional y optan por convertirse “en su propia AFAP”.

Cuidados digitales

En un mundo cada vez más mediado por tecnologías de información y comunicación, muchos son tentados por “un marketing digital muy agresivo”, cuestionó Urraburu, en referencia a publicidades que aparecen en redes sociales y prometen obtener un auto en un mes al invertir en la bolsa. Se trata de inversiones a corto plazo, cuyo riesgo es muy alto y nunca se menciona de antemano. “Literalmente te venden la moto y muchas veces es falso”, mencionó Silvera.

En este sentido, Silvera advirtió a los nuevos inversores que no soliciten préstamos para invertir, porque la mayoría de los que siguen una estrategia activa en la bolsa registran pérdidas y las ganancias pueden tomar un tiempo. Es por ello que como primer paso recomienda generar ciertos ahorros, además de manejar conceptos básicos de la economía financiera. Otro aspecto esencial es no dejarse llevar por las emociones: “Ni poner plata de más cuando te va bien, ni ser precavido en exceso cuando vienen las malas”, aseguró. Si bien no tiene ninguna preferencia personal con respecto a cuál es el mejor sector apostar a la hora de invertir, recomienda hacerlo en empresas tecnológicas como Google o Amazon, que están en pleno crecimiento.

En un contexto de inestabilidad económica, creciente desempleo y pérdida del poder adquisitivo, la inversión en la bolsa es una opción que gana cada vez más seguidores y todo indica que llegó para quedarse entre las nuevas generaciones.

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