El 2021 trajo sorpresas para la educación terciaria: más de 20.000 estudiantes completaron el proceso de ingreso a la Universidad de la República (Udelar) a las más de 150 carreras de grado. A raíz de las diferentes necesidades y dificultades impuestas por la pandemia -problemas de conexión a internet, temas administrativos y extensión del plazo de exámenes al mes de marzo- las inscripciones se extendieron hasta el 9 de abril.

En diálogo con Sala de Redacción, el prorrector de Enseñanza y ex decano de la Facultad de Ciencias, Juan Cristina, explicó el por qué de la extensión de los plazos. En primer lugar, se consideró que la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) había dispuesto un período extra de exámenes para quienes se habían quedado con una sola materia, que fue en marzo, y de esta manera, se les hizo lugar. Por otro lado, se contempló que una gran cantidad de usuarios de Antel habían tenido problemas de conectividad y no habían podido conseguir su identificación digital. En tercer lugar, Cristina mencionó que no se habían entregado certificados de egreso de la educación media sino que se habían dado certificados de escolaridad, que si bien fueron más bien problemas administrativos fuera de la Udelar se subsanaron con decretos provisorios de Rectorado para esta generación.

Abordaje de dificultades
Por primera vez, según el prorrector, se atenderán las dificultades que implica la transición de la enseñanza media a la universidad. Cristina declaró que este “es uno de los talones de Aquiles que tenemos y teníamos antes” y que “la pandemia lo agudiza”. Para impulsar a los estudiantes de la generación 2021, se les asignará una serie de cursos propedéuticos (saberes necesarios para preparar el estudio de una carrera) que se dictarán previo al comienzo de la clase. Se dictarán 13 cursos de modalidad absolutamente virtual que van desde la lectura y escritura académica hasta matemática en distintas vertientes. “Esperemos que sean recursos que queden abiertos a los estudiantes. Dadas las dificultades que hemos tenido, los ponemos [a los estudiantes] un poco más a tiro ya que son generaciones que ya vienen con problemas” indicó Cristina.

La virtualidad en sí

La Comisión Sectorial de la Enseñanza de la Udelar analizó el aprovechamiento que hacen los estudiantes de los cursos virtuales, y para eso comparó el primer semestre de 2019 con el primer semestre de 2020. El resultado preliminar arrojó que la situación fue similar a la de antes de la pandemia aunque, en algunos casos la participación fue superior. “Está claro que la participación de los estudiantes en clase es mayor en el sistema virtual que en el presencial”, sostuvo Cristina, que aclaró que “esto se debe a las características de los que hoy tienen 18, 19 años”.

Pese a que la virtualidad congregó a una mayor cantidad de alumnos, se presentó, según el prorrector, una de las mayores dificultades: el acceso a la conectividad. “Cuando el 13 de marzo [de 2020] decidimos con el rector, suspender las clases presenciales, al otro día cerraron todos los hogares del interior. La conectividad en el interior no es la misma que en Montevideo” indicó. A su vez, detalló que en muchos casos, el entorno familiar no es el más adecuado para el estudiante y esto genera desventajas en cuanto al aprendizaje.

Según Cristina, existen una cantidad de cursos que se podrían dar en la modalidad “polimedia”, como en videos educativos de corta duración en los que se presenta un contenido específico sobre una disciplina en particular. “Hay que reservar las horas docentes presenciales para las clases prácticas, en las que se plantean problemas y seminarios” reforzó.

Otra de las cuestiones que hay que atender en la modalidad de enseñanza virtual, según el prorrector, son los docentes de mayor edad, ya que no están acostumbrados a las evaluaciones en línea. En referencia a esto sugirió que “nos falta, como conjunto docente, mucha más formación en cómo se hace una buena evaluación online”.

Andrés Fernández, representante de la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU), explicó a Sala de Redacción que la educación a distancia no sustituye a la presencial (que es la que se “desea” para todos los estudiantes) pero que “se están tomando medidas paliativas para que, de alguna manera, la educación en formato virtual pueda ser no solamente bien organizada, sino para que también se instrumenten medios para poder acceder a una computadora o a conexión a internet” ejemplificó. Agregó que Bienestar Universitario ofrece becas para que aquellos estudiantes que no tienen recursos, se puedan mantener en línea y acceder a los beneficios, y que se está intentando reforzar esos apoyos.

Para finalizar expresó que, teniendo en cuenta la matriculación que aumentó exponencialmente durante los últimos diez años, y la cantidad de estudiantes que trabaja y estudia, existen debilidades en el acceso y que esto no colabora con la continuidad de los cursos. Es por esto que han solicitado el acceso a materiales de estudios y clases, al menos, mientras dure esta nueva modalidad online.

 Lo que vendrá

Cristina enumeró los desafíos que tendrá que atravesar la Udelar durante este año lectivo. Uno de ellos, es según él, que toda la comunidad universitaria esté vacunada. Aunque esto no será algo inmediato, el prorrector sugirió que “quizás logremos en el segundo semestre empezar de a poco, a volver a una vida normal como teníamos antes”. 

Pese al gran desafío que trajo esta emergencia sanitaria de brindar formación de calidad, para Cristina, aún en la vida universitaria, pesa el hecho de que miles de estudiantes no puedan gozar de las instalaciones de la universidad.

En la misma línea, el vocero de la FEUU sugirió que cuando la situación sanitaria lo permita, el primer objetivo será recuperar los espacios universitarios, retomar las clases presenciales y habilitar los servicios que se ofrecen. 

“La universidad es un lugar en el que el estudiante se aleja de los problemas que puede tener en su casa o que deja en el trabajo” confesó y prosiguió “se aleja de todo lo que no lo hace estudiante y lo acerca a todo lo que lo hace estudiante. No solamente a la clase que el profesor dicta, sino al ambiente intelectual, a los compañeros”.

Fernández explicó que cuando se terminen las medidas tomadas por la emergencia sanitaria, habrá que evaluar las consecuencias que hayan dejado casi dos años de enseñanza virtual. Para ejemplificar, explicó el año atípico de la generación 2020 y 2021 porque sus protagonistas “no pisaron sus facultades, ninguno de ellos. La generación 2020 ya va por su segundo curso virtual, lo que en el caso de las licenciaturas, podría llegar a significar la mitad de la carrera” dijo y sentenció que “no es menor”.

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