“Aguante Danubio”, me dice un mozo en un barcito de las entrañas de Buenos Aires, justo al lado de donde, hace unos minutos, un billete verde, que antes fue uruguayo, se convirtió en cientos de miles de pesos argentinos. Alguien elogia mi acento, pero el taxista piensa que soy argentina y me habla con complicidad de calles que nunca escuché en mi vida. “Esto es un quilombo, boluda”, grita un uruguayo al que el amor lo llevó a la gran ciudad. Me enojo en silencio con el guía de un tour que dice que Gardel es argentino y se me eriza la piel al escuchar una vez más la historia de las madres y abuelas de Plaza de Mayo, porque también las siento un poco nuestras. Y es que, queramos o no, a argentinos y uruguayos la historia y la cercanía nos hicieron hermanos. Cuidar esa relación tan intrínseca y compleja es el rol de Carlos Enciso, actual embajador de Uruguay en Argentina y ex intendente de Florida.

¿Cuáles han sido sus principales líneas de trabajo al frente de la embajada?

Esta misión diplomática es una de las más importantes del país, ya que Argentina tiene un diferencial, dado por la geografía y la cercanía. La tarea es diversa, heterogénea, amplia: va desde lo cultural hasta los temas institucionales e incluye el contacto con inversionistas y la prensa local. Uno de nuestros temas prioritarios fue no trabajar solamente en base a la tendencia de lo que puede pasar en Buenos Aires. En el devenir de estos tres años de gestión, pandemia mediante, hemos podido salir bastante al concepto federal de lo que es Argentina y seguimos visitando provincias, municipios y gobernaciones. Tenemos con las diferentes provincias distintos tipos de vínculos, económicos, gremiales, comerciales, y eso genera una red de intercambios y oportunidades que son parte de nuestra gestión. Abrir la embajada para que sea un nexo amplio de conexión con Uruguay y generar políticas directas con los gobiernos subnacionales, es nuestro cometido. La gestión sigue, pero por ahora el balance que hago es positivo.

¿Cómo ve la relación bilateral en términos de comercio entre Uruguay y Argentina?

Hay un flujo comercial histórico que se mantiene, a veces con más dificultad o menos según el sector. Uruguay tiene que mejorar la balanza comercial, que históricamente ha sido tres a uno a favor de Argentina y en el último año el guarismo cambió un poco a favor nuestro, pero todavía es insuficiente para tener una balanza comercial más equilibrada. Tenemos un potencial en la región, casi único en el mundo, si uno ve los contextos de Uruguay, Argentina, Brasil y algunos otros países del Cono Sur. Estamos llamados a seguir siendo potencia en alimentos, energía, temas logísticos y desarrollo, con el valor agregado de la innovación y la tecnología.

¿Cómo ve las tensiones a nivel del Mercosur por las diferentes visiones que Uruguay y Argentina tienen sobre el bloque?

Falta articular mejor en los estamentos de negociación y tener más instrumentos y objetivos en común, por ejemplo, sobre la flexibilización del Mercosur o la apertura de Uruguay al mundo. El Mercosur ha tenido una lógica muy proteccionista, fundamentalmente por los grandes países que lo integran. Creo que hay un potencial enorme y me da la impresión de que el desafío es ir por ese camino.

¿Qué expectativas generan a la interna de la embajada las elecciones de Argentina?

La expectativa con un nuevo gobierno es hacer la ronda de presentación rápida con las autoridades y los organismos a los que les damos prioridad. Se viene un desafío importante en ese sentido para tender nuevos puentes con los diferentes niveles de gobierno. Vivimos con expectativa y optimismo este desafío interesante.

¿Qué planea para su futuro político?

Veremos, no depende sólo de mí, depende de la opinión importantísima del presidente Luis Lacalle Pou y también de lo que pase en Florida.

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