Tras la aprobación y adjudicación por parte del gobierno brasileño de la licitación de obra pública, comenzó a desarrollarse el proyecto que pondrá en funcionamiento un parque eólico de grandes proporciones en la zona conocida como Rincón de Artigas. Brasil denomina este sitio Coxilha Negra y lo considera territorio propio, perteneciente a Santana do Livramento, en Río Grande do Sul. El área fronteriza de aproximadamente 25.000 hectáreas corresponde a un “límite contestado”. En 1934 la Cancillería uruguaya emitió una reserva y solicitó a las autoridades brasileñas la revisión de la delimitación, en base a un error advertido en aquel entonces. Desde ese momento Uruguay considera que ha sido perjudicado por la pérdida de soberanía. 

Proyecto en construcción

A pesar de esta disputa territorial, la empresa brasileña de energía Eletrobras, una de las más importantes de Latinoamérica en el rubro, emprendió la construcción del parque eólico Coxilha Negra. Según comunicó la empresa a principios de abril en su sitio web, ya se instalaron 19 de los 72 aerogeneradores previstos. El parque, que se espera comience a operar oficialmente este año, cuenta con una inversión total de más de 2 mil millones de reales y generará más de 300 megavatios (MW) de energía, lo que lo situará entre los parques eólicos más importantes de Brasil.

Eletrobras, que obtuvo la licitación de la Agencia Nacional de Energía Eléctrica (Aneel), aclaró que también cuenta con la aprobación del Ministerio de Relaciones Internacionales de Brasil, debido a que el “gobierno brasileño considera el territorio como nacional”, según informó el medio argentino Infobae en febrero de este año. Por su parte, la empresa afirmó a ese medio, que nunca recibió reclamación alguna por parte de Uruguay y “que los asuntos territoriales son asumidos y tratados diplomáticamente por los gobiernos y no por las empresas”.

Una forma de consolidar el territorio y ganar soberanía

Marcel Achkar, geógrafo y docente en la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República, afirmó en diálogo con Sala de Redacción que la licitación del gobierno brasileño para la construcción del parque eólico puede entenderse como una “forma de consolidar el territorio e insinuar que resolvieron el tema definitivamente”. Además, sostuvo que “Brasil tiene límites contestados con casi todos los vecinos y nunca los reconoce”. En opinión del docente, Uruguay “debería encontrar una solución más o menos simpática” y evitar que se produzca “un conflicto de baja intensidad diplomática con Brasil por ese tema”, teniendo en cuenta que este no es el único límite contestado que tienen ambos países. En el mismo sentido, también disputan la llamada Ilha Brasileira, que se encuentra en la desembocadura del Río Cuareim, donde converge la triple frontera entre Uruguay, Brasil y Argentina. Esta isla “es más estratégica; entonces, si se entrega una zona (Rincón de Artigas), ya se da la batalla por perdida, mientras se mantenga ahí, existe alternativa de una negociación posible”, dijo el geógrafo. 

El portal de noticias brasileño Livramento24h informó en sus redes sociales sobre una serie de acciones emprendidas por Eletrobras, junto a la Municipalidad de Santana Do Livramento, para beneficiar a los habitantes de la villa Thomas Albornoz y otras zonas aledañas a la obra, comprendidas dentro del área contestada. Entre otras acciones motivadas por la construcción del parque eólico, se proyecta la construcción de un “pozo artesiano” que, según explicaron, garantizará agua de calidad para 120 habitantes de la comunidad, además de la construcción de una nueva escuela en el distrito de Espinilho. Agatha Peixoto, integrante del proyecto “Coxilha Negra”, relató a ese medio de comunicación que cuando empezó la construcción de la obra en 2022, los vecinos de Thomas Albornoz “tenían poca confianza de que alguien hiciera algo por ellos, porque estaban desasistidos por el gobierno”. Para Achkar, “toda esa expectativa que se le genera a las poblaciones locales” cuando se construye un parque eólico “no le cambia absolutamente nada”. Una vez terminado el proyecto, no cree que “le presten atención a esa zona ya que es el último rincón del Brasil”, subrayó.

Superficie contestada

El área contestada tiene forma de triángulo y dos de sus lados son arroyos que se unen antes de desembocar en el Río Cuareim. La Cuchilla de Haedo forma el lado que completa el triángulo. Thomas Albornoz se ubica en el extremo sur de esta tierra en cuestión, frente al pueblo de Masoller, perteneciente al departamento de Rivera, sitio donde se libró la famosa Batalla de Masoller, conocida por haber sido el lugar donde fue herido de muerte Aparicio Saravia. Ambos pueblos tienen una estrecha relación y casi ninguna delimitación física que los separe. 


Foto: Google Maps

Según explicó Marcel Achkar, “si no sabés que estás cruzando la frontera, no te das cuenta cuando pasás de un territorio a otro”. Como ocurre comúnmente en los puntos fronterizos entre Brasil y Uruguay, se habla portuñol y es por esta razón que las familias pobladoras de la zona pueden elegir que sus hijos asistan a la escuela a un lado u otro lado de la frontera. Los lugareños poseen documentos de ambos países y a la hora de “hacer el abastecimiento” lo hacen “por conveniencia económica”, agregó el geógrafo. En cuanto a la percepción de los vecinos, aclaró que los habitantes de la zona “reconocen que ese límite contestado es brasileño, no te dicen que es un territorio de Uruguay en manos de brasileños. Una vez que pasás para allá, es Brasil”.

Entre los años 2014 y 2015, Achkar, en conjunto con el Centro Universitario de Rivera, mantuvo conversaciones con la Cancillería uruguaya, con autoridades del departamento e incluso con “algún contacto del lado brasilero”, sobre la posibilidad de que el territorio disputado fuera reconocido como un área protegida y administrada de forma binacional. Según explicó el docente a SdR, en el lado uruguayo están ubicadas las áreas protegidas del Valle del Lunarejo y las Quebradas del Norte, e “inmediatamente del otro lado de la frontera también hay un área protegida, que es mucho más grande que el Lunarejo, que se toca en un punto” con ellas.  Sobre el grado de avance de las conversaciones, nunca se llegó a “elaborar un proyecto o propuesta” ya que ”no prosperó la idea ni el entusiasmo por llevarla adelante”, concluyó.

Sala de Redacción se comunicó con el Ministerio de Relaciones Exteriores del Uruguay (MRREE) para conocer su postura sobre esta situación. Fuentes de la cartera expresaron que no harán declaraciones “sobre ese tema por la reserva que implica formar parte de negociaciones internacionales”.

Origen de la disputa
En 1851 Uruguay y Brasil firmaron el Tratado de Límites, que estableció que el Arroyo de la Invernada sería un punto clave para definir la frontera entre ambos países. La disputa se originó en 1933, cuando el teniente coronel Vila Seré, mientras realizaba “tareas de mantenimiento en la frontera con Brasil”, descubrió que los demarcadores oficiales de una comisión mixta creada en 1856 para interpretar el tratado confundieron el Arroyo de la Invernada con el denominado Arroyo de Maneco, según consigna un ensayo del Consejo Uruguayo para las Relaciones Internacionales (CURI) realizado en 2017 por el coronel Nelson A. Santos. Según señaló Santos, el TC Vila Seré estableció en 1933 que el verdadero Arroyo de la Invernada se ubicaba más al norte de lo constatado en el Acta N°3 de 1856, firmada por los demarcadores oficiales de la Comisión Mixta. 

El 10 de agosto de 1934, el Estado uruguayo envió una nota a Brasil denunciando el error de demarcación y exigió la “reserva” sobre el territorio “hasta tanto ambos gobiernos en común acuerdo determinen la exacta ubicación del Arroyo la Invernada”. De acuerdo a lo consignado en el ensayo, “la contraparte no manifestó la voluntad de realizar el mencionado estudio”.

Posteriormente, en 1973 y 1974, Uruguay emitió dos decretos en los que se estableció que la región debía ser marcada en los mapas como un “límite contestado”. Luego, en 1985 el gobierno uruguayo envió una nota a Brasil en la que “protestaba en contra de la construcción de la Villa Albornoz”, según informa un artículo de Wilson Krukoski, quien fue presidente de la Segunda Comisión Brasileña Demarcadora de Límites. Uruguay continuó enviando notas al gobierno brasileño hasta 1997, según consigna una nota de El País publicada en 2008. Desde entonces no hubo más comunicaciones entre los dos países sobre el límite contestado, aunque hay antecedentes de intentos para reflotar el tema. 

En el artículo periodístico, se informa que Sergio Abreu, en ese entonces senador del Partido Nacional, planteó en una sesión del Senado del 7 de mayo de 2008 que Uruguay debía tener una actitud más activa para defender sus límites fronterizos, esgrimiendo el litigio sobre Rincón de Artigas como uno de sus ejemplos. Por su parte, Nelson A. Santos, en el ensayo del CURI, llegó a una serie de conclusiones que refuerzan el reclamo uruguayo y dejan entrever que nuestro país podría valerse de “instrumentos jurídicos diplomáticos” para acceder a lo solicitado. Sin embargo, el gobierno brasileño considera que el territorio le pertenece legalmente y que no existe ningún litigio pendiente entre ambos países.

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