Michelle González nació varón pero desde niña quiso ser mujer. Llamaban a su madre desde la escuela diciéndole: “tu hijo no tiene actitudes de varón, son de nena”.

En la niñez empezó a manifestar su inclinación sexual, su identidad de género, que se desarrolló más en su adolescencia: “la niñez la viví con cierta tranquilidad, no así la adolescencia, que fue muy dura. Era complicado ser adolescente homosexual en ese momento, porque toda mujer trans pasa por una etapa de chico gay, un tanto amanerado; eso es lo primero que capta la sociedad y ahí te encasilla” expresó. Fue en ese momento cuando sintió más fuerte el rechazo, de su familia, del centro en el que estudiaba y de la sociedad en general. Empezó a usar ropa femenina, pantalones más ajustados, colores más delicados, se dejó crecer el pelo y comenzó a maquillarse delicadamente.

A los 20 años tomó la decisión de irse de su casa porque su hermano no aceptaba su cambio. “Fue el que menos lo aceptó y generó violencia verbal y física sobre mí” dijo Michelle, que acotó que ningún miembro de su familia más cercana lo aceptó. “Te cuestionás por qué no lo aceptan, si lo percibían desde hacía mucho tiempo” expresó. Michelle cree que una madre debería poder percibir en su hijo una inclinación sexual diferente a lo esperado y por eso afirma: “nunca voy a entender por qué fue tan fuerte el rechazo y la incomprensión”. Con el tiempo su madre lo asimiló, pero no del todo.

El hecho de irse de su casa significó un cambio total en su vida. Como es una persona discreta, su cambio fue gradual y no tuvo grandes repercusiones.

El interior

Michelle es de Florida. “Ser trans y vivir en el interior realmente tiene un grado de complejidad que lo diferencia de la capital” indicó. Muchas personas trans lo viven de una forma más dura, sufren discriminación, rechazo y maltrato no sólo de la familia, que es el primer círculo en el que lo sienten, sino también de la sociedad. Michelle expresa que para ella no fue tan complejo porque siempre trató de mantener un perfil bajo y dar una buena imagen. “Yo en Florida me he hecho un lugar por cómo he encarado eso de ser trans”, afirmó. Aun así, cree que la sociedad es cerrada y señala que en Montevideo es diferente, porque la gente no está tan pendiente del otro y no todo el mundo se conoce. “Acá si bien no todos nos tratamos, todos nos conocemos y nos reconocemos en la calle” dijo. También es difícil el tema de las oportunidades laborales en el interior, porque el mercado laboral es más chico y a eso se le suma que, en los hechos, las personas trans tienen menos oportunidades laborales. Considera que todo depende de cómo se posicione cada persona frente a la sociedad y que es un tema de negociar con la sociedad en la que se vive. “Las personas no quieren el exhibicionismo y el escándalo. Hay que seguirle un poco la corriente; mantener un perfil un poco más bajo te hace ser más aceptada, por decirlo así” concluye.

Michelle formaba parte de un colectivo de chicas trans en Florida pero dejó de integrarlo porque no era lo que esperaba; cuenta que notó el rechazo de las personas de la ciudad hacia la forma en que se manifiesta el colectivo. Cree en la aceptación teniendo un perfil bajo “porque no molesta, no genera escándalo, ni extravagancias”

En 2017, calificó a las marchas trans como “carnavalescas” a lo que los colectivos reaccionaron. “ATRU (Asociación Trans del Uruguay) emitió un comunicado que me destrozó” dijo, y expresó que no entiende por qué se sintieron ofendidas si el comentario fue de una chica trans, al igual que lo son ellas. “Miro a la sociedad con otro ojo, por mi formación y el proceso que tuve” manifestó. “La gente me pregunta por qué se tienen que desnudar para salir en una marcha; dejan de ser las personas que vemos todos los días en la calle para convertirse en otra cosa”, opinó.

Un nuevo camino

Cuando decidió irse de su casa solo había terminado el liceo. Empezó a vender antigüedades y joyas, pero sabía que era algo transitorio, porque, según cuenta, es un mercado reducido y las tendencias van cambiando. “Yo tuve una especie de suerte porque en ese tiempo lo antiguo y retro estaba de moda” dijo. En paralelo, cuando lo necesitó, trabajó como empleada doméstica. Esta etapa “no fue fácil, vivía con mi ex pareja, trabajaba y estudiaba pero no tenía el apoyo de mi familia” destacó. Por eso, dijo que no estaba emocionalmente fuerte como para enfrentar los cambios. Ahorró dinero que le permitió trabajar menos cuando empezó a cursar profesorado de Historia en el Centro Regional de Profesores (CERP) en la sede del centro del país, que queda en Florida.

“Mi llegada al CERP fue revolucionaria” dijo. Relató que al ingresar no sabían cómo tratarla si con el nombre de Michelle o con el de varón, que es con el que aparecía inscripta. Por ser la primera vez que había una chica trans en ese CERP Alejandra Colette Spinetti, profesora de Literatura y activista trans, dio una charla sobre diversidad de género para profesores y otra para estudiantes, algo que habilitó su aceptación.

Su práctica de Historia le llevó varios años, comenzó a cursarla en 2015, pero tuvo que abandonar; al año siguiente la perdió y en 2017 logró salvarla. Cuenta que tuvo un muy buen relacionamiento con los docentes y los estudiantes. Trabajó con un primer año, un tercero y un quinto de economía. “Los de primero nunca se dieron cuenta que era trans hasta me presenté; desconocían lo que era y se los tuve que explicar” comentó.

Tuvo que abandonar la carrera porque se separó de su pareja y al mismo tiempo cayó la venta de antigüedades; volvió a encontrarse sola y desempleada.

Volver a empezar

Tocó varias puertas en busca de trabajo pero nadie la contrató. Decidió ir a hablar con Carlos Enciso, el entonces intendente de Florida. “Fue muy difícil llegar a él, pero terminó dándome una oportunidad laboral” expresó. Aclara que en ningún momento le pidió que a cambio lo votara o militara para el Partido Nacional, y que tampoco es empleada de la intendencia, sino que trabaja a través de una mini empresa.

Durante dos años estuvo en el Archivo Histórico que funciona en la Biblioteca Municipal. “Frente a los otros me estaba posicionando en otro lugar, yo estaba en un archivo histórico y haciendo una investigación histórica. Recibía escuelas y liceos que hacían visitas y era yo las que los guiaba” destacó.

Valora y agradece que el intendente le haya dado la oportunidad de trabajar vinculada a la historia que es lo que ella se formó; “me puso en un lugar que para mí era estratégico, yo estaba en contacto con el público y en un lugar privilegiado” dijo Michelle.

Sintió que tenía una deuda moral con él y decidió unirse y militar por el Partido Nacional.

Hace dos años fue contactada por un sector del Frente Amplio para proponerle una candidatura a diputada pero ella la rechazó porque siente que tiene una “deuda moral” con el intendente de Florida, que le dio una oportunidad laboral. Luego pidió el traslado a la Oficina de Turismo, donde trabaja actualmente.

Este año retomó los estudios; también trabaja como comunicadora en el Canal 23 de Florida. Conduce un programa llamado “La diferencia”, que se emite los sábados de 10.00 a 12.00. Tratan temas culturales pero se tocan otros como estética y diversidad sexual. “Soy visible para la gente que me sigue y para la que no, también los más jóvenes me ven como una referente, porque si yo pude, ellos también” expresó. En el programa, ha contado su vida y su proceso, quiere servir de ejemplo de superación y demostrar que cuesta pero que se puede salir adelante y que se puede estudiar.

Política y ley trans

El 4 de agosto se votará un prerreferéndum que busca derogar la Ley Integral para Personas Trans, aprobada en 2018. El impulsor de la propuesta es el diputado del Partido Nacional Carlos Lafigliola. Si bien Michelle milita en ese partido no está de acuerdo con derogar la ley, y señala que “no todos los sectores del Partido Nacional piensan lo mismo”.

Michelle considera que derogar la ley trans sería un retroceso. “Ningún político ni nadie debería tocar la agenda de derechos” dijo. Subrayó que las personas trans siempre han sido muy marginadas. Reconoce los derechos obtenidos bajo un gobierno de izquierda. “Si se deroga la ley va a perjudicar mucho al colectivo y a la sociedad en sí porque se estaría retrocediendo en derechos” valoró.

Considera que las personas no están informadas sobre la ley trans y la resumen a 11.500 pesos, que es el monto de dinero que recibirán como subsidio reparador las personas trans que hayan nacido antes del 31 de diciembre de 1975 que, de acuerdo a las estimaciones, serían entre 15 y 20 personas. Al subsidio aún nadie pudo acceder porque no es un trámite sencillo y aún están completando documentos “hay que presentar un serie de documentación a través del Mides (Ministerio de Desarrollo Social) para comprobar que habían sufrido violencia en el gobierno de facto, porque muchas personas no eran trans en ese momento” detalló. “La mayoría de esas personas hoy por hoy vive en la pobreza; ese dinero implicaría mejorar su calidad de vida” resaltó.

Considera que es fundamental garantizar el acceso al trabajo y la salud, derechos que están contemplados en la ley. “Se necesita urgente la inclusión laboral. El trabajo dignifica, sin dinero no se puede vivir” afirmó. Agregó que la falta de oportunidades laborales para las personas trans hace que muchas veces terminen ejerciendo la prostitución. En cuanto al acceso a la salud dijo que se tienen que hacer cambios porque, por ejemplo, para tener senos, muchas chicas trans terminan colocándose silicona industrial, que es más barata que la de uso médico. Aclaró que circula información falsa y que “no se le va a hacer cambio de sexo a ningún menor de edad”. Los tratamientos hormonales se están haciendo en los hospitales Maciel y Saint Bois.

Michelle valora que la ley haya eliminado el trámite judicial para el cambio de nombre; ahora es un trámite administrativo. Recuerda que ella, para obtener el cambio registral, tuvo que ir a un juez con una serie de documentos, fotos, un informe y decirle que se sentía mujer.

Sostiene que las personas no conocen la diferencia entre género y sexo, y considera que “el género en sí es una construcción social, no el sexo, se nace macho o hembra pero el género masculino o femenino es una construcción social”.

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