“La primer gran situación que se dio fue jugar fútbol sin público, que es lo que lo hace mucho menos atractivo. No tiene la misma vibra que tenía habitualmente”, afirmó en diálogo con Sala de Redacción Rodolfo Catino, dirigente del Club Atlético Peñarol, sobre el impacto de la pandemia en los clubes. 

La llegada del Covid-19 obligó al fútbol uruguayo a reorganizarse. La creación de protocolos  por parte de los clubes para evitar la propagación del virus, fue un dolor de cabeza para muchos de ellos, sobre todo los clubes de fútbol amateur, que tienen menos recursos.  

Para continuar con la actividad deportiva, los clubes de fútbol profesionales y amateur se vieron obligados a modificar sus instalaciones para cumplir con los protocolos. En el caso de Peñarol, “las medidas sanitarias adoptadas por el club desde el primer momento consistieron en separar las habitaciones individuales de los jugadores, hacer test permanentes antes y luego de cada partido y la contratación de una empresa especializada que estuvo a cargo del protocolo de ingreso y los vestuarios del estadio Campeón del Siglo”, especificó Catino. 

El protocolo del fútbol amateur consiste en la suspensión del uso de vestuarios y la implementación de controles de temperatura a los jugadores al ingresar y al salir, así como antes de cada competencia a árbitros y miembros autorizados a ingresar al complejo. Se agregó el uso permanente de tapabocas por parte de los jugadores en espacios comunes, y en los bancos de suplentes durante el partido. “Cada equipo deberá ingresar para disputar su partido diez minutos antes para hacerse los controles y retirarse inmediatamente de finalizado su partido”, sostuvo Marcelo Villar, presidente de Liga Fernandina Amateur de Maldonado (LIFFA) en diálogo con este medio. “Para un mayor control del ingreso de  personas, se creó un código QR individual para cada jugador, que debe registrarse al ingreso y salida del complejo”, agregó. 

Pero eso no ha sido lo peor para el fútbol amateur. En marzo, con el objetivo de disminuir la movilidad para frenar el aumento de casos, el gobierno volvió a suspender todos los deportes amateurs, tanto al aire libre como en espacios cerrados. Las únicas actividades habilitadas para competir son fútbol y básquetbol profesional. Consultado sobre cuándo se podría volver a jugar, Villar respondió: “Yo creo que con esta situación es complicado, pero tenemos la  esperanza de retomar las actividades con los protocolos establecidos a mitad de mayo, ya que mucha gente depende de los deportes amateurs”. 

Impactos y proyecciones

La posibilidad de volver a recibir a los hinchas en las tribunas sigue pareciendo lejana. “Yo no creo que este año se vuelva a la normalidad. Probablemente cuando la mayor parte de la población esté vacunada, ahí sí se podría lograr una apertura parcial para la vuelta a las tribunas”, opinó Catino. 

Sobre el impacto económico en el fútbol profesional, Catino dijo: “Los clubes grandes pierden alrededor del 10% de su presupuesto anual, un millón y medio de dólares, sobre todo por la venta de entradas en copas internacionales”. Para los clubes más pequeños jugar sin hinchas es un alivio, ya que se ahorran operativos que en la mayoría de los partidos les generan pérdidas, por la poca concurrencia. 

La crisis económica a nivel mundial va dejando consecuencias en el fútbol, sobre todo a futuro, ya que los mercados se empiezan a desvalorizar. “La venta de jugadores al exterior se va a complicar, ya que le va a quitar valor a los jugadores y los clubes no vamos a poder vender en las cifras que quisiéramos”, sostuvo el dirigente de Peñarol. 

Los clubes  denominados “chicos”, profesionales y amateurs son los más afectados, por su dependencia de la venta de jugadores al exterior o a los clubes grandes para equilibrar su presupuesto.

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