Junto a otros colegas de Iberoamérica, el ministro de Educación y Cultura, Pablo Da Silveira, habló sobre la marcha de la educación uruguaya ante la pandemia de covid 19 y analizó perspectivas a futuro. El miércoles, el jerarca participó de un simposio organizado por la Fundación Santillana, que también fue convocado por la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI). Los ministros de Perú, Colombia, Uruguay, El Salvador y Portugal contaron cómo sus países enfrentaron la pandemia a nivel de la educación y reflexionaron sobre la utilización de plataformas digitales. 

Por ejemplo, a diferencia de Uruguay y por la falta de conectividad y herramientas digitales, en Perú y El Salvador tuvieron que recurrir a medios como la televisión y la radio para que los alumnos no perdieran el derecho a la educación y, de esa forma, poder llegar a todos. Por su parte, todos los jerarcas reconocieron el rol de la tecnología e internet durante la pandemia y sostuvieron que nada será igual cuando pase, y que se apunta a un sistema educativo híbrido que combine presencialidad y virtualidad.

A su turno, Da Silveira reconoció que “Uruguay tenía a sus espaldas 12 años en el desarrollo de capacidades tecnológicas” que aseguraron la educación a distancia, y agregó que se “contaba con muy altas tasas de conectividad que cubrían casi todo el territorio nacional”. Durante su intervención también recordó que cuando se detectaron los primeros casos de covid 19 en Uruguay, el gobierno llevaba 12 días en el poder y fue el país que menos demoró entre el momento de la detección de casos positivos y el momento de la suspensión de clases. En ese sentido, apuntó que se hizo “un uso intensivo” de tecnologías de la información y la comunicación, por lo que en los días siguientes hubo “una explosión de la demanda” y “mucho que realizar en términos de servidores y soportes tecnológicos”.

Da Silveira también comentó que en Uruguay “fuimos los primeros en volver a la presencialidad” y describió cómo fue ese proceso, mientras hay países que aún no han abierto las escuelas. “El lugar por donde empezó el retorno fueron las escuelas rurales, que representan un sector pequeño del total del alumnado”, pero que eran las que estaban  menos conectadas y las que mostraron menor tasa de uso de las plataformas digitales, según el ministro. Según informó, en junio se llegó a “un nivel de retorno prácticamente completo” en todo el país.

Aprendizajes

Los ministros estuvieron de acuerdo en que la tecnología en la educación ha llegado para quedarse y, al mismo tiempo, que durante la pandemia el pasaje a la virtualidad agudizó brechas entre los estudiantes. En este sentido, Da Silveira dijo que un aprendizaje sobre el que “se generó mucha evidencia” es que la enseñanza a distancia a través de dispositivos tecnológicos “reproduce y en algunos casos aumenta inequidades” que ya existen en el mundo presencial. Sobre el caso de Uruguay, consideró que se abrió una brecha porque “quienes más hicieron uso de la tecnología, quienes más tareas terminaron en las plataformas educativas, eran quienes pertenecen a los sectores más fuertes desde el punto de vista cultural, educativo y económico”. “La tecnología es una condición indispensable, no solo para responder a emergencias como la que estamos viviendo” sino también “para responder a modalidades de funcionamiento de los sistemas educativos, que no van a ser los mismos” después de esta pandemia, valoró el ministro.

Da Silveira también hizo referencia a la obligatoriedad de concurrir a los centros escolares, una demanda social actualmente en el país, y aseguró que en estos meses de funcionamiento no obligatorio se reforzaron “inequidades sociales” porque los que más asistieron de manera voluntaria fueron los “más favorecidos” y los que menos concurrieron son los “menos favorecidos”. Por otra parte, consideró que no es posible volver a una aplicación general del principio de obligatoriedad, “cuando las condiciones sanitarias nos impiden recibir a los alumnos todos los días”. Unas horas antes de que la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) anunciara que la participación en las clases volverá a ser obligatoria a partir del 13 de octubre, Da Silveira dijo que se trataría de una “obligatoriedad fragmentada”. En ese marco, sostuvo que no todos los centros pueden recibir presencialmente a los estudiantes en las mismas condiciones, por lo que su implementación dependerá de las capacidades que tengan las escuelas y centros de educación media. El ministro aseguró que “no hay soluciones globales” que puedan aplicarse “de una vez y para todos los casos”.

Otro de los puntos de mayor coincidencia entre las distintas autoridades educativas que participaron en este simposio fue la poca eficiencia de la planificación en una realidad cambiante como la que se vive en tiempos de pandemia. En este sentido, Da Silveira dijo que Uruguay ha desarrollado la estrategia de “paso corto, evaluación de sus efectos, nuevo paso corto y así sucesivamente”.

Por su parte, el ministro también fue consultado sobre la participación público-privada en la educación y sostuvo que “hay que entender que todos los actores solo pueden traer aportes y enriquecimiento a la vida educativa de un país”.

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