En los últimos meses, la vacuna contra la covid-19 desarrollada por la Universidad de Oxford y la farmacéutica AstraZeneca fue noticia en todo el mundo, no tanto por su efectividad de hasta 85% para prevenir el coronavirus, sino por sus efectos adversos y la falta de cumplimiento a la hora de suministrar las dosis acordadas con los países. Este último aspecto determinó que en abril la Unión Europea (UE) iniciara acciones legales contra la farmacéutica, que se había comprometido a entregar 120 millones de dosis a ese bloque en el primer trimestre de 2021, pero únicamente concretó la entrega de 30 millones, según dijo días atrás el vocero de la UE, Stefan De Keersmaecker. En las últimas horas, Thierry Breton, comisionado europeo de Mercado Interior dijo a radio France Inter que la UE no renovará su contrato con AstraZeneca, luego de que días atrás se hizo público que el bloque llegó un acuerdo para acceder a 1.800 millones de dosis de la vacuna de Pfizer entre 2021 y 2023.
Más allá de incumplimientos contractuales, países como Alemania, Holanda, Francia y España llegaron a suspender la vacunación con AstraZeneca hasta que la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) determinaron la incidencia de la vacuna en algunos casos de trombosis detectados en personas que habían sido inoculadas con dosis de la farmacéutica. Hasta el 4 de abril, en toda la UE se habían registrado 222 casos de trombosis -la mayoría en mujeres menores de 60 años- en 34 millones de vacunados con AstraZeneca y algunos de ellos terminaron en fallecimiento, según informó El País de España. Tras culminar la investigación, la EMA y la OMS manifestaron que si bien existía cierta relación entre los casos de trombosis y la vacuna, dada la alta efectividad contra el virus y los escasos y “muy raros” efectos secundarios, es recomendable seguir vacunando, ya que los beneficios superan a los riesgos.
Más allá de las recomendaciones, los países tomaron distintas acciones en relación a la vacuna. Mientras que algunos decidieron seguir con la vacunación como lo venían haciendo, otros optaron por inocular únicamente a mayores de 60 años. Por su parte, Dinamarca decidió suspender de manera definitiva el uso de esta vacuna.
La vacuna en Uruguay
En el caso de Uruguay, recibió 48.000 dosis de AstraZeneca el 4 de abril a través del mecanismo Covax, impulsado por la OMS para un reparto equitativo de las vacunas contra la covid-19. Un mes después, se aplicaron 39.858 y solo 706 en la última semana, según datos extraídos del monitor de vacunación del Ministerio de Salud Pública (MSP). Por su parte, se espera que el 13 de mayo lleguen 50.000 dosis más de esta vacuna. Luego del estudio de la Comisión Nacional Asesora de Vacunaciones, el MSP definió que esta vacuna se aplique únicamente a los mayores de 60 años y se distribuyó principalmente en los departamentos fronterizos con Brasil y en Canelones y Salto, dada la baja tasa de vacunación de estos dos departamentos en relación al resto.
Según informó El Observador, en el primer fin de semana de vacunación con AstraZeneca, 40.000 personas que estaban agendadas fueron designadas para inocularse con dicha vacuna, de las cuales 8.000 cancelaron la cita.
A Patricia Kollar, vicepresidenta de la Sociedad de Hematología del Uruguay, le parece “excelente” que Uruguay aplique esta vacuna, ya que tiene una efectividad superior a 80% y es importante que la población esté inmunizada. En diálogo con Sala de Redacción, Kollar explicó que la trombosis es “un coágulo en un vaso arterial que puede ser una vena o una arteria” y que la diferencia entre los casos graves y leves está en el vaso afectado. Según agregó, “no es lo mismo una vena de un brazo o una pierna que una del sistema nervioso, del corazón o un vaso grande en el abdomen”.
Consultada sobre qué argumentos daría a quienes tienen dudas sobre aplicarse esta vacuna por el riesgo de contraer trombosis, explicó que “la incidencia de trombosis en la población general es de 1 en 1.000, y por la vacuna 1 en 1.000.000”. “Teniendo en cuenta la grave situación de pandemia que vivimos, se corre mucho más riesgo de vida al no vacunarse. Además, la covid-19 grave determina un riesgo de trombosis mucho más elevado que la baja incidencia que puede tener la vacuna”, detalló.