El crecimiento del fútbol femenino a nivel mundial es un hecho. En los últimos años se alcanzaron registros históricos de participación de mujeres y niñas en la disciplina, tanto a nivel nacional como internacional. El informe “Fútbol femenino. Encuesta a las federaciones miembro 2023” publicado por FIFA concluye que ha aumentado casi 25% el número de mujeres y niñas que compiten en fútbol federado en el mundo en comparación a 2019; hasta 2023, la suma era de 16,6 millones de futbolistas. El mismo documento indica que en 2023 Uruguay tuvo 1.380 jugadoras federadas menores de 20 años y 4.939 jugadoras federadas mayores de 20 años, cifra que lo posicionó como el segundo país con mayor participación de Conmebol tras Colombia.
Aunque el fútbol local está en crecimiento, no se había previsto la cantidad de jugadoras que partiría al extranjero en el último período de fichajes. Actualmente son 50 las que militan en equipos del exterior. Las uruguayas son vistas con buenos ojos en todo el mundo: 12 países cuentan con al menos una de ellas en sus ligas.
La mayoría de las jugadoras compiten en países de la región; son 20 las celestes que eligieron partir al fútbol argentino, nueve las que encontraron su lugar en el brasilero y seis las que defienden camisetas de equipos españoles. En el resto de los países la apuesta a las jugadoras uruguayas recién comienza a ser una opción: México y Chile suman tres futbolistas cada uno; Portugal y Estados Unidos cuentan con dos; Turquía, Grecia, Malta, Paraguay y Perú tienen una jugadora celeste en sus ligas.
El último mercado de pases marcó un registro sin precedentes en la partida de las celestes al fútbol vecino. Según explican las propias jugadoras, cruzando el charco cambian de manera sustancial las condiciones en las que se percibe y practica el deporte. Sofía Oxandabarat, delantera uruguaya y actual futbolista de Talleres, explicó a Sala de Redacción que en Argentina les “dan todo”; eso incluye alojamiento, en algunos casos la alimentación y un aspecto fundamental: un sueldo. Aseguró que “la gran mayoría” de las jugadoras del equipo se dedican “solamente al fútbol”. Además, detalló que entrenan “en el mismo complejo que los varones” y que les “dan la misma ropa”. Oxandabarat calificó de “cosas mínimas” a algunas condiciones que “hacen la diferencia”, como “una botellita de agua”. Asimismo, agregó que la alimentación y recuperación es contemplada por los equipos interdisciplinarios que trabajan con las jugadoras, ya que “hasta después de entrenar” cuentan con “las proteínas correspondientes” a la dieta de una deportista profesional. Por todo ello, la delantera asegura que su partida al fútbol vecino significó “un cambio en todo sentido”.
En la misma línea, la actual arquera de Estudiantes de la Plata, Estefanía Sanguinetti, sostuvo que “lo que más cambia es el profesionalismo en el ámbito futbolístico”, porque aumenta la “intensidad física”. A diferencia del fútbol local, los equipos entrenan “de lunes a sábados, incluso los domingos”, y aclaró que allí “no se suspenden los entrenamientos por lluvia”. En el presente, dijo estar “100% enfocada”, ya que el fútbol pasó a ser su trabajo; un panorama utópico en el medio uruguayo, donde “cobraba viáticos, pero no tenía un contrato con el club”.
Un ángel para tu soledad
En la actualidad, las jugadoras pueden planificar un futuro en el exterior y tienen la posibilidad de contar con profesionales que las acompañan en ese recorrido: los representantes. Cintia Antúnez, accionista de la empresa New Era Sport, representa a dos de las futbolistas que se encuentran en el exterior: Oriana Román y Belén Abreu, arquera y delantera de Lanús respectivamente. El rol de los representantes pareciera ser el de nexo entre las jugadoras y los clubes, pero Antúnez explicó que, desde ese lugar, acuerdan aspectos fundamentales como “las condiciones en las que van a vivir las jugadoras”; eso implica, por ejemplo, lograr que “el club les dé una casa y, dependiendo de lo que sea el salario, que les brinden las cuatro comidas”. Su aspiración al momento de arreglar un contrato es que el sueldo de las jugadoras “sea para sus gastos y no para vivir”.
Sanguinetti, la ex arquera de Defensor Sporting que firmó contrato con Torcaza Representaciones, valoró que el representante maneja aspectos que la jugadora “no conoce”, como “los contratos, el papeleo, hablar con los dirigentes”, y concluyó que “es un respaldo”. Oxandabarat, por su parte, destacó que “es muy importante porque al momento de hablar con el club y negociar se hace un poco pesado”, pero indicó que “mientras lo pueda evitar, mejor”, porque cree “que hay que tener cuidado y saber con quién te vas a relacionar”.
El interés por los talentos uruguayos crece, al igual que las oportunidades para continuar con el desarrollo de sus carreras. El director de la selección uruguaya mayor femenina, Ariel Longo, confirmó que desde hace “un par de años” recibe llamados de “representantes del fútbol masculino” que preguntan por jugadoras. Las propuestas surgen de diferentes partes del mundo, pero predominan las “de Centroamérica y América del Sur”, dato que se refleja en el relevamiento realizado por Sala de Redacción. El DT agregó que “Uruguay está llamando la atención para las grandes ligas”, y resaltó que son muchas las jugadoras que se destacan en el exterior en relación a la poca cantidad de habitantes que tiene el país, pero sumó que “eso no lo ven acá”. En el mismo sentido, Edgar Merino, agente deportivo chileno que dirige Solo Cracks, la empresa de representación con mayor trayectoria en el mercado femenino uruguayo, afirmó que “en los últimos 3 o 4 años se han sumado muchas agencias a representar jugadoras” en Uruguay “porque el fútbol femenino llegó para quedarse”.
Antúnez aseveró que ha encontrado “un mercado muy grande a nivel internacional en el fútbol femenino”, tanto que la “ha llegado a sorprender”, por lo que cree que “el futuro de las jugadoras está en el exterior, ya que son muy pocos los equipos uruguayos que quieren apostar”. La representante concluyó que en el fútbol local “estamos en debe”, perspectiva que se repite en el ámbito de las y los representantes nacionales e internacionales. Sebastián Caraballo, integrante de la empresa Team Sport Talent, indicó que “hoy en día hay una diferencia muy grande” en términos de competitividad porque “solo Peñarol y Nacional apuestan al fútbol femenino”, y reafirmó que “el exterior es mucho más competitivo”.
En la misma línea, Merino comparó la situación de los países sudamericanos y concluyó que Uruguay “va bastante atrás en salarios y marco regulatorio” que les asegure condiciones mínimas a las jugadoras. Agregó que otros países cuentan con legislaciones nacionales que exigen a los clubes determinados requerimientos para competir, como es el caso de Chile con la Ley 21.436, con las que se exige “la celebración de un contrato entre las Sociedades Anónimas Deportivas [SAD] profesionales y las deportistas que sean parte del Campeonato Nacional Femenino de Fútbol”, entre otras cosas. En torno a la regularización, Oxandabarat aludió que “es necesario” que “la AUF le diga a los equipos que necesitan tener un mínimo de jugadoras contratadas para competir”. Sin embargo, la AUF no ha demostrado tener interés en impulsar la creación de un marco regulatorio para exigir condiciones básicas a los clubes.
Lo que no se muestra, no existe
La visibilidad es un factor fundamental al momento de ser descubiertas por agentes del exterior, y es lo que permite que los “diamantes en bruto”, como denominó Longo a las jugadoras uruguayas, tengan la posibilidad de lucirse para emigrar en busca de nuevas oportunidades. En ese sentido, Martín Souto, agente de la empresa argentina Torcaza Representaciones, aseguró que sabían que “en Uruguay había buenas jugadoras, pero no se transmitían los partidos”, lo que constituyó un problema porque no tenían forma de “ver cómo jugaban”. Por ese motivo, explicó que la dinámica que adoptan para probar a las uruguayas es más compleja e implica otra logística: las futbolistas viajan a Argentina “a probarse, porque no hay videos y es muy difícil que los clubes las contraten de entrada”, y si tienen un buen pasar, establecen un vínculo con el equipo o firman contrato.
En torno a la transmisión, en 2023 hubo tres canales responsables de transmitir el fútbol femenino: Canal 10, Canal 12 y TV Ciudad, además de la plataforma de streaming de AUF TV. Si bien fue el año con mayor visibilidad para la disciplina, la exhibición fue despareja para los equipos: algunos solo fueron televisados una vez en más de 20 partidos. Esa desigualdad generó que las posibilidades para las jugadoras de los cuadros menos transmitidos se redujeran. Aún así, según explicó Caraballo, la televisación “fue una ayuda enorme para mostrar las capacidades de las jugadoras”, sobre todo porque “no todas tienen la suerte de estar en la selección”.
La lucha por la visibilidad es una constante para las jugadoras uruguayas. La delantera de Talleres, Oxandabarat, comentó que en el fútbol vecino “están a otro nivel”, ya que “la gran mayoría de los clubes tienen canal de Youtube para transmitir los partidos”, incluso en la divisional B. Sanguinetti agregó que “el trabajo de la prensa para visibilizar al fútbol femenino es súper importante”, y rescató que haya periodistas o canales grabando los partidos porque “eso da otra visibilidad como jugadoras, permite que la gente te conozca, al igual que las entrevistas”. Souto, su representante, acotó que las uruguayas van al fútbol argentino aunque “la realidad económica es mala”, porque “tienen una vidriera muy grande”.
De las contradicciones
El mes de la mujer es siempre un buen momento para que los clubes se rasguen las vestiduras por presentarse afines a la igualdad y preocupados por el crecimiento del fútbol femenino; por ello, inundan las redes con imágenes, realizan algún que otro evento y destacan a las jugadoras del club. Las mismas que en los hechos, al momento de repartir la torta, reciben (si reciben) las migajas del masculino. ¿Marzo? Pasado, pisado. Después es otra historia. Los clubes no pueden perder tiempo, deben recordar que en sus papeles el fútbol femenino no es económicamente redituable.
Mientras el circo de los que dirigen la batuta parece no tener fin, las jugadoras no dudan en dejar todo por defender los colores de sus camisetas. Sí, reclaman condiciones. Sí, saben que necesitan y merecen más. Sin embargo, eligen competir por amor al club; el amor que ningún mercenario de traje y corbata tras el discurso del “gasto” podrá entender.
A pesar de que los clubes insisten en que el fútbol femenino no es rentable, los representantes de las jugadoras indican lo contrario. Merino, accionista chileno, tiene la convicción de que “el error” de los países sudamericanos es creer que no deben invertir para recoger frutos. Aseguró que si no destinan fondos para que el fútbol crezca, no van a lograr que el negocio funcione. El director de Solo Cracks agregó que “hace bastante tiempo que el fútbol femenino es redituable” para la empresa.
Similar es la experiencia de Antúnez, quien dijo a Sala de Redacción que “en los inicios [de la agencia] todo era inversión, pero ahora ya no es así”, y detalló que “cuando la jugadora está en el exterior, deja de ser un gasto para la empresa”. Caraballo coincidió en que es rentable en el extranjero, y agregó que hay jugadoras que ya no les “generan gastos y que jugando en el exterior ganan cinco veces más de lo que ganaban” en Uruguay. Tal es el caso de Rocío Martínez, ex jugadora de Nacional, representada por Caraballo, que se encuentra jugando en el Cruz Azul de México; el representante aseguró que no se imaginó “que fueran a pagar lo que pagaron”.
Económicamente tirando
La Asociación Uruguaya de Fútbol y los clubes que la integran profesan a viva voz que el fútbol femenino aún no es económicamente redituable. Sin embargo, Longo asegura que “son pocos los equipos que ayudan para que se pueda profesionalizar” la disciplina. Los cuadros argumentan que es un costo para la institución esta evolución porque no abunda el interés y alcance en el público. Sin embargo, Merino entiende que “el fútbol femenino sí puede ser rentable para un club, pero primero tienen que invertir”, y cuestionó “¿por qué no podría hacerlo redituable un club que tiene mayores recursos y contactos, si una agencia que comenzó desde cero y sin mayores influencias pudo hacerlo?”. En el mismo sentido, Antúnez dijo creer que “el fútbol femenino mueve mucha plata, pero los clubes no la invierten ahí”.
Actualmente, las jugadoras que perciben un sueldo o un viático en Uruguay son contadas. El Club Nacional de Fútbol firmó contratos de trabajo con las jugadoras que, según fuentes de Sala de Redacción, no superan los 20 mil pesos. El Club Atlético Peñarol también remunera a sus futbolistas, pero con viáticos que van desde 5 a 20 mil pesos. Algunos pocos clubes más también tienen acuerdos con sus jugadoras, aunque no con todas.
En el exterior, los sueldos varían sustancialmente. En consecuencia de la coyuntura política argentina, “la realidad económica es mala”, explicó Souto. Es mala, pero es. A diferencia del fútbol uruguayo, en todos los casos las jugadoras perciben un sueldo y cuentan con indumentaria, equipos interdisciplinarios y alojamiento pago por el club. Algunas también tienen la alimentación incluida en sus contratos, por lo que, en general, aunque el sueldo es bajo, queda libre de gastos de manutención. El agente de Torcaza Representaciones dijo que “el contrato básico es de 200 dólares más el alojamiento”, pero que, en general, “perciben entre 200 y 500 dólares libres”. Tanto Souto como Sanguinetti y Oxandabarat comentaron que en la categoría A del fútbol vecino se pagan premios a las jugadoras y arqueras por partido ganado, goles y arco en cero, lo que incentiva a mejorar el rendimiento. Merino, por su parte, especificó que en Europa el sueldo mínimo de las jugadoras está por encima de los 20 mil euros.
Vendrán días mejores
El futuro del fútbol femenino llegó hace rato; es el presente. A pesar de ello, todo indica que a Uruguay le está costando salir del pozo del pasado. El entrenador de la selección mayor afirmó que “si se hacen las cosas como corresponden, dentro de 10 años podremos estar en un lugar de privilegio” en lo que respecta a la representación internacional.
A pesar de las buenas oportunidades que llegaron en el último período de pases, una serie de jugadoras de Nacional y Peñarol eligieron quedarse a disputar el torneo local con la mira puesta en la Copa Libertadores que se disputará este año en Uruguay, al que ambos cuadros están clasificados. Caraballo acotó que al menos tres representadas por Team Sport Talent rechazaron ofertas importantes del exterior para defender los colores de su camiseta.
El interés en las futbolistas uruguayas es un hecho y la partida de algunas de ellas al fútbol internacional es inminente. El panorama a relevar será diferente cuando las cámaras de la Copa Libertadores y otras competencias internacionales enciendan los flashes que el fútbol local aún les niega.