Se crio rodeada por el arte. A sus 26 años, su pasión por la música le permitió estudiar en Nueva York disciplinas como el tap, el jazz y clases de canto. De la mano de Agustín Casanova, Clara Hill fue finalista de uno de los programas más vistos del país.
-¿Cuándo comenzó tu pasión por la música?
-En realidad desde que soy muy chica, porque en mi familia todos son músicos, nada profesional, pero siempre había guitarras, instrumentos y gente cantando. Después cuando empecé a crecer, quería clases de baile, clases de esto, clase de lo otro. Ahí fue que empecé a profesionalizarme, pero el gusto por la música fue de siempre.
-¿Tenés algún género musical favorito?
-La comedia musical es lo que más me gusta. También se le llama teatro musical. Fue lo que estudié.
-¿Cómo fue tu viaje a Nueva York?
-Estuvo muy bueno, aunque por momentos fue un poco difícil. Me costó al principio irme de Uruguay y dejar a mi familia acá y estar sola. Al principio extrañé bastante, pero una vez que hice el clic de estar bien, hacer amigos y empezar a aprovechar la oportunidad, la cosa cambió. Además una vez que empecé las clases, no tenía un segundo ni para estar triste. Así que lo disfruté un montón. Fueron dos años de conservatorio muy intensos. Baile, canto y actuación todos los días. Teníamos clases y exámenes a un ritmo muy intenso, pero lo disfruté.
-¿Cómo fue tu ingreso a La Voz Uruguay?
-Recibí la invitación cuando estaba en Londres. Porque estaba haciendo la maestría allá y me llegó la invitación para audicionar. Al principio lo dudé porque pensaba: ¿me iré hasta Uruguay de vuelta o no? Y enseguida me dieron muchas ganas de volver a casa. Así que al final dije: “Me parece que lo tengo que hacer”, y mandé los videos que nos pedían. Después, ya trabajando, me acuerdo que un día me llamaron y el Whatsapp decía “La Voz”. Me dijeron que pasaba de ronda y que tenía que hacer una audición en persona. Después efectivamente en diciembre del año pasado me confirmaron que había quedado seleccionada y fue una alegría enorme.
-Desde el inicio se dieron vuelta los cuatro jurados. ¿Cómo lo sentiste, qué te hizo elegir a Agustín Casanova?
-Honestamente, fue surreal. Se dieron vuelta casi que enseguida que empezó la canción y ya nos habían dicho todos los productores cosas como: “No te preocupes, porque ellos demoran en escuchar, les gusta dar su vuelta en un momento crucial, pero no significa nada, vos seguí cantando pase lo que pase”. Entonces yo estaba preparada para eso. Sabía que iba a ser difícil porque entré y los veía de espalda. Nunca en la vida te imaginás que vas a cantar a las espaldas de alguien, pero bueno. Respiré hondo, canté una nota y escuché: “pam, pam, pam, pam”, y se dieron vuelta los cuatro automáticamente y fue un alivio, una alegría, una felicidad enorme. No me lo esperaba, fue el mejor momento que viví en mi vida. A Agustín Casanova lo escuché toda mi adolescencia, y por ese lado me divertía mucho. Igual me parece que va más por el lado de mi rama, ya que es actor de una serie argentina, tiene una cercanía a mi edad y durante el programa él es quien tiene que elegir si quedás o no. Yo tenía que pensar, y lo pensé mucho, ya que admiro muchísimo a los cuatro, pero también me quería divertir.
-¿Qué se sintió estar entre los cuatro finalistas?
-Fue todo un privilegio porque había gente muy buena, sobre todo una de las participantes, Nati, que había estado conmigo en la semifinal. También fue difícil porque yo sabía que iba a perder y me iba a significar un duelo. La gala de la semifinal para mí fue fuerte. Obviamente que implicó una alegría gigante por haber pasado a la final y además porque canté una canción con Agustín. Creo que fue mi momento favorito en La Voz, haber podido compartir el escenario con alguien como Agustín Casanova, que además es un amor. Entonces la verdad que estaba muy contenta, fue divino. La final se vivió con mucha tranquilidad, mucha alegría.
-¿Te gustaría colaborar con otros artistas a futuro?
-Obvio que me encantaría, a mí me parece que la música se presta mucho para eso, para colaborar y compartir. Alguien con quien me gustaría colaborar es con Agustina Giovio que es muy amiga mía, es cantante y ya hacemos muchas cosas juntas porque yo hago coros en su banda. Hemos escrito algunas cositas, pero nunca una colaboración de forma oficial. Me encantaría hacer algo con Agus porque la quiero muchísimo y es tremenda artista.
-¿Notaste si hubo cambios en tu vida diaria a partir de tu ingreso en La Voz Uruguay?
-Honestamente no muchos cambios. Es muy raro porque si bien los vivos son en tiempo real, las cosas que grabamos para el primer programa fueron en marzo. Todo ese tiempo desde marzo hasta agosto, que fue cuando salió, mi vida siguió completamente igual. Es más, yo no podía decir nada. No podía decir que había pasado de ronda tres veces, no podía decir que me había ido con Agustín, no podía decir nada a nadie, entonces ahí sí fue como que vivía dos vidas. Era medio Hannah Montana, porque sabía que estaba en La Voz, sabía que había llegado a cuartos de final, pero según todos mis amigos y toda la gente, yo había simplemente audicionado y nadie más sabía nada. Después en los vivos es distinto porque es en tiempo real y la gente sabe.
Recibo muchísimos más mensajes, por ejemplo. Es algo nuevo para mí, y también intento responder cada uno de ellos, porque para mí es divino. Se toman el tiempo de mandar un mensaje y decir “me gustó esto”, “qué lindo como cantás”. En ese sentido cambié bastante, porque antes podía dejar el celu y no estar muy al pendiente de la gente.
-¿Considerás que es difícil dedicarse a la música en nuestro país?
-Y yo creo que no solo en Uruguay, sino que la música es difícil en todos lados y en todas partes. Es difícil dedicarte a cualquiera de las áreas artísticas. Es difícil porque yo misma viví en Nueva York y audicioné un montón para millones de obras, para millones de cosas y no quedé. Capaz que en dos o tres cositas sí, pero me pasó lo mismo en Londres, era difícil conseguir audiciones. Bueno, ahora estoy en Uruguay y lo siento parecido, no hay muchos castings para cosas. Es difícil pero yo creo que uno tiene que seguir. Además los que somos artistas siento que no vemos otra opción, no está la opción de rendirse. Pensamos que lo único que podemos hacer bien y que podemos disfrutar son estas cosas por las que tenemos tanta pasión: actuar, cantar, bailar, crear, compartir, si no seguimos adelante no tenemos nada.
-¿Cómo te ves de acá a diez años?
-Haber sacado música mía me encantaría, tengo mi canal de Youtube, pero no tengo todavía ninguna canción publicada. De mi autoría tengo muchas canciones, pero están en casa grabadas. Otra cosa que me gustaría sería ya haber actuado en obras, en ficción, en cine o en series. Eso es lo que estudié y en lo que me formé. Es por lo que muero de ganas de hacer en cualquier lado. Acá, en Argentina, en Londres, en Nueva York. En 10 años espero haber logrado esos sueños por los que trabajé tan duro y sigo trabajando.
-¿Qué le dirías a aquellas personas a las que les gustaría avanzar en el mundo musical?
-Si tenés el sueño de hacer música, esas ganas y esa pasión, no te queda otra que meterle, estudiar, trabajar, concentrarse, focalizarse en hacer música, comunicarte con amigos, hacer colaboraciones, escribir y ser proactivo. Porque todos podemos tener esa vocación, esa pasión, pero hay que dar ese paso de empezar a crear. Tenemos muchos miedos de que no sea perfecto, que no sea lindo, pero no podemos dejar que esos miedos nos frenen. Obviamente que no todas las canciones que escribas van a ser divinas pero si por miedo a que no te quede bien, no escribes nunca, te vas a perder de algo muy lindo. Entonces hay que ser proactivo y seguir metiéndole, no hay que rendirse porque de alguna manera u otra siempre vas a encontrar tu camino.