Año tras año, el Programa de Becas del Servicio Central de Inclusión y Bienestar de la Universidad de la República (SCIBU) contribuye a que los estudiantes que transitan vulnerabilidades puedan iniciarse y mantenerse en el sistema universitario. Sin embargo, atender la creciente demanda de becas se ha convertido en un desafío.

Durante 2022 fueron solicitadas 5.195 becas, de las cuales se logró cubrir tan solo la mitad. Este año, la cifra de solicitudes aumentó aproximadamente a 6.000. Los diferentes tipos de becas cubren apoyo económico, alojamiento, alimentación, descuento de pasajes, accesibilidad educativa con becas de guardería, transporte y materiales de estudio.

El rector de la Universidad de la República (Udelar), Rodrigo Arím, explicó a Radio Montecarlo que el aumento en la demanda de becas “puede ser un indicio de que están accediendo a la UdelaR, fundamentalmente del interior, estudiantes en condiciones de mayor vulnerabilidad. Esto se traduce en esta demanda que la UdelaR entiende que tiene que atender”. Es así que, del incremento presupuestal de 240 millones de pesos logrados en la última Rendición de Cuentas, las autoridades de la Universidad resolvieron destinar 20 millones de pesos únicamente al Programa de Becas. Asimismo, en 2022 y 2023 se reasignaron a las becas de alimentación 43 millones de pesos de fondos destinados originalmente a aumentar cargos docentes.

Red de seguridad

En diálogo con Sala de Redacción, la presidenta del SCIBU, Mercedes Pérez, expresó: “A pesar de que los 20 millones de pesos reasignados no cubren todo lo que necesitamos, son una excelente noticia porque sabemos que la Universidad ha hecho un enorme esfuerzo”. Para el año que viene esta asignación de la Rendición de Cuentas “tiene dos sentidos”, comentó Pérez. En primer lugar, resolver el ajuste de la Base de Prestaciones y Contribuciones (BPC) —índice utilizado para el cálculo de impuestos, ingresos y prestaciones sociales—. En segundo, atender la creciente demanda de becas, principalmente de las económicas y las de alimentación, por ser las más solicitadas.

Los créditos presupuestales de las becas estudiantiles dependen de la evolución del valor de la Base de Prestaciones y Contribuciones (BPC). El valor actual de 1 BPC es de 5.660 pesos, según indica el Banco de Previsión Social. En el documento de la Rendición de Cuentas 2022 de la UdelaR se explica la problemática que conlleva el ajuste de las BPC de esta manera: “Al no mantener el valor real de las becas en función de la evolución de la BPC, año a año disminuye la cantidad de becas que se pueden otorgar. En consecuencia, disminuye la satisfacción de la demanda”. 

El siguiente cuadro ilustra el monto que reciben los diferentes tipos de becas en función de la BPC:

“Todos los años el valor de la BPC se ajusta, pero nosotros solemos tener el mismo presupuesto; por lo tanto, cuando nos dan dinero, en algunas oportunidades, ese dinero lo absorbe el propio costo de la BPC. El resto, por supuesto. va a ser distribuido en becas”, explicó la presidenta.

Pérez señaló que, previo a esta resolución en la Rendición de Cuentas, el SCIBU anticipaba una perspectiva desfavorable para el próximo año, a causa de la insostenibilidad detrás de la asignación temporaria de 43 millones de pesos para becas de alimentación –correspondientes al aumento de cargos docentes– con los que contaron en 2022 y 2023. “Sabíamos que la medida no se iba a poder mantener en el tiempo y, por lo tanto, no se iba a renovar”, indicó.

“El tener 20 millones de pesos nos da un poco de tranquilidad de que el problema no va a ser tan grave como lo sería si no hubiera ninguna partida desde el Parlamento. Los vamos a optimizar lo más posible para que mejore la situación”, afirmó.

Descentralizar la alimentación 

En los últimos tres años, las solicitudes por becas de alimentación en el interior del país escalaron de forma acelerada, especialmente en el litoral norte: Salto, Paysandú, Río Negro y Artigas. En consecuencia, este año, los 43 millones de pesos reasignados por la UdelaR fueron destinados exclusivamente a las becas de alimentación del interior.

La presidenta del SCIBU adelantó que esta cifra “se va a ejecutar casi toda”, ya que, afortunadamente, se están cubriendo todas las demandas alimentarias. Pese a esto, los estudiantes del interior continúan en desventaja en relación a los de Montevideo, a causa de que los dispositivos que aseguran la alimentación en la capital no tienen alcance en el interior. “Acá en Montevideo no quedan estudiantes fuera de la beca de alimentación porque van al comedor, que tiene cancha libre, pero no en todos lados se puede tener un comedor con el cual convenir”, aclaró Pérez.

En el caso del interior, se recurre a las cantinas de los diferentes Centros Universitarios para garantizar la alimentación de los estudiantes becados. Las sedes de Salto y Paysandú del Centro Universitario Regional Litoral Norte (CENUR) y la sede de Maldonado del Centro Universitario Regional Este (CURE) sirven almuerzo, cena y, en algunas ocasiones, merienda. “Nuestro objetivo siempre es resolver las necesidades emergentes de los estudiantes y conseguir recursos de diferentes lugares para poder tener una mejor cobertura. Ese es nuestro desafío, tener la mayor cantidad de recursos posibles para no dejar estudiantes afuera”, finalizó la directora del SCIBU.

Estudiantes full time

Nathaly Guillenea tiene 28 años, está cursando el ciclo de profundización de la Licenciatura en Comunicación, y trabaja seis horas de lunes a sábado. Su objetivo es terminar la carrera el próximo año, pero por una materia que tiene previa no sabe si podrá hacerlo. Nathaly comenta a SdR que empezó a estudiar en pandemia y que en la virtualidad seguir las clases le resultaba mucho más fácil, pero cuando la presencialidad volvió, se dio cuenta de que gastaba mucho dinero en transporte, ya que reside en Ciudad de la Costa, y que los gastos en fotocopias eran mayores. Con esta nueva realidad, este año decidió solicitar la beca de apoyo económico del SCIBU que actualmente recibe.

“Intento estudiar lo más posible desde mi casa para evitar ir a la facultad y gastar en transporte. También porque soy madre y me encargo de mis dos hijas pequeñas”, explica. Y agrega que la beca le permitió poder pagar una niñera para que cuide a sus hijas mientras estudia. “Si quisiera cubrir todos los costos que me implica cursar la facultad, tendría que trabajar mucho más tiempo y esto a su vez, me quitaría horas de estudio. La beca me dio la posibilidad ser capaz de mantener a mi familia y seguir estudiando con un trabajo de medio tiempo, ”, concluyó. 

Situaciones como la de Nathaly son recurrentes entre los estudiantes universitarios. Trabajar además de estudiar hace que muchas veces el estudio quede relegado a un segundo lugar y, a consecuencia, el egreso y la posibilidad de hacer posgrados se posterguen. Ante esta situación, Arim ha manifestado en repetidas ocasiones que su objetivo a largo plazo con las becas es que los estudiantes puedan ser full time. Asimismo, en la pasada Rendición de Cuentas, el rector hizo énfasis en la importancia de las becas para que sea posible el aumento de egresos y para mejorar el desempeño de los estudiantes.

Sol Hernández / Agustina Morales

FacebookTwitter