Fue la primera boxeadora profesional en Uruguay y más tarde se convirtió en la primera en conquistar un título mundial. Chris Namús contó a Sala de Redacción que desde muy joven luchó para ingresar a gimnasios y practicar el deporte que tanto deseaba pero la respuesta -por ser mujer- siempre era la misma: “no”. Una sociedad prejuiciosa y un deporte sacrificado, pero una visión única y una familia que apoyó siempre. Así fueron los inicios del “bombón asesino”. Tres veces campeona mundial de boxeo, con 34 años sigue peleando para eliminar esos clichés impuestos por la sociedad.

¿Tu primer deporte fue el boxeo?

-No, el boxeo nunca me llamó la atención, me daba impresión ver los golpes, la sangre, pero en casa era de suma importancia la actividad física. Las artes marciales era lo que practicaba a los seis años, entre ellos karate y taekwondo.

-¿Qué te hizo cambiar de opinión sobre ese deporte?

-La película “Golpe de mujer” me cambió la forma de ver el boxeo; ver como la chica se preparó, entrenó y luchó contra todos los estereotipos. Así elegí el boxeo para entrenar, antes de eso cada vez que veía algo de boxeo cambiaba enseguida porque me daba impresión que se lastimaran y se golpearan. Luego empecé a buscar gimnasios para entrenar pero no encontraba…

¿En ese momento te encontraste con una sociedad difícil para las mujeres?

-Si, al machismo no lo veía como tal, pero en si era eso… es tal la costumbre o el hábito que tenemos de algo que no nos damos cuenta que en verdad es machismo.

-¿Cuánto costó iniciarte en el deporte debido a ese tema?

-Al principio me costó en los gimnasios, por el hecho de ser mujer no me dejaban entrenar. La respuesta era “mujeres no”. En ese momento lo tomaba como natural, pensaba que algunos gimnasios eran solo de hombres y me conformaba con eso. Sin dudas que eso era machismo, porque no hay otros motivos de aceptar a una mujer para hacer ese deporte.

-¿Cómo fue el inicio de los entrenamientos?

-Antonio Caneo es entrenador del Club “Los Ñatos” y fue él quien me abrió las puertas de este deporte. Era conocido de mi abuela y ella logró convencerlo. Mi familia y mis abuelos en ese momento me apoyaron mucho, además mi abuelo materno había sido campeón sudamericano y panamericano de boxeo amateur y mi abuelo paterno lo había practicado un tiempo, entonces le gustaba la idea.

-¿Hubo personas en tu entorno que no querían que practiques? 

-Me pasó de todo, tenía amigas y amigos que me decían que era una locura, que “parecía cualquier cosa”, que “estaba loca y no podía hacer eso”. Por otro lado a mis padres les preocupaba que practique boxeo, les daba miedo el tema de los golpes. En ese momento tuve que convencerlos con la idea de sólo practicar, sin pelear, así fue que cedieron y me dejaron ir a los gimnasios.

Deporte o estudio

A los 19 años le surgió la posibilidad de profesionalizarse en el boxeo, y por otro lado hacer una carrera universitaria. Estudió en la Facultad de Ciencias pero optó por seguir en el deporte, una decisión que siendo joven la llevó a lo más alto. Más adelante ingresó en la Facultad de Psicología y en el año 2020 empezó a estudiar Medicina, pero por distintos motivos debió abandonar las carreras.

-¿Cuándo surge la posibilidad de vivir del boxeo?

-Tuve que elegir entre el estudio o el deporte. Estudiaba en la Facultad de Ciencias, me quedaba lejos y los horarios se superponían con los entrenamientos. En ese momento se da la chance de hacerme profesional en el boxeo y las prácticas eran durante todo el día. Ese dilema llegó a mi casa: no podía hacer las dos cosas y tenía que elegir hacer una.

Una de las cuestiones que se me pasó por la cabeza al elegir el boxeo para mi vida fue el hecho de que era una incertidumbre el poder vivir del deporte. El boxeo femenino no existía en el Uruguay, fui la primera en practicarlo y la primera en competir, no había un mercado. Lo hacía por la gloria o simplemente por competir, por más que era una profesional en el deporte, en lo económico no se reflejaba.

-¿La familia te apoyó en la decisión?

-En mi casa primero era el estudio y después el deporte, pero mis padres me apoyaban en la decisión que iba a tomar. Me habían dado las herramientas suficientes para que pueda decidir por mi cuenta. Fue en ese momento que opté por profesionalizarme en el boxeo, sabiendo que si no funcionaba, no habría problema de volver a estudiar.

-¿El barrio fue muy importante para tu vida?

-Nací, me crié y vivo en La Teja. Más allá de que viví por muchos lugares, en el barrio tengo a mi familia y mis amigos. El amor que uno siente por los lugares y por la gente que te vio crecer es muy importante. Aunque no elegís el barrio donde nacer, sentís orgullo y el barrio es parte de tu identidad.

-¿Cómo fue el apoyo de la gente?

-En mayo del 2008 surge la posibilidad de pelear por un título. Luego de esa pelea, el apoyo cambió sustancialmente, a la gente le gustó y me agarró cariño. Y ese afecto en la calle se notó: iba de compras y no podía caminar entre fotos, autógrafos y saludos.

-¿Y en lo económico?

-Los sponsors fueron apareciendo. Se decía “es una figura que vale la pena, campeona y la gente la quiere”, entonces en lo económico empezó a cambiar con respecto a como venía antes. Al principio ganaba poco por pelea, mil pesos por round y un porcentaje para el entrenador. Era muy bajo en relación a la cantidad de horas de entrenamiento. Una vez llegado el título, muchas empresas se acercaron para apoyarme económicamente y así dedicarme solo a ese deporte.

-¿En algún momento sentiste que Uruguay te dio la espalda?

-No, pasa que nos cuesta aceptar la derrota, sobre todo en los deportistas individuales como yo y en este deporte, porque en otras disciplinas tenes revanchas todos las semanas. Igualmente si tienes una mala racha, los seguidores se empiezan a enojar. 

El público es súper exigente, no perdonan la derrota del deportista; muchas veces es cuestión de tener una mala noche o simplemente que el rival era mejor, y en esos momentos sentís que defraudaste, que ya no sos la campeona que todos veían, sólo por haber perdido una pelea.

-¿Pensaste en algún momento en abandonar la carrera?

-Lo primero que pensé después de perder mi primera pelea fue dejarlo todo y darme por vencida, pero esa tristeza me dura poco, sé que no es el camino que uno debe tomar. 

-¿Donde encontrás esa motivación para salir adelante? 

-La motivación surge un poco del amor propio, de la pasión por las cosas y de saber que uno puede dar más, estar convencido de todo eso. Nunca es el fin del mundo. Si yo decidía retirarme en mi primera derrota, seguro iba a buscar la forma de salir adelante en otra cosa, y tal vez me iba bien en otra cosa, ya sea trabajando en una empresa de limpieza -ese fue mi primer trabajo-, y podía ser una mujer feliz y capaz tenía a mis hijos, que por el deporte aún no se me dio.

La vida misma

-Los valores que se transmiten en el boxeo y traspasan los gimnasios, ¿qué tan importantes fueron y son para ti?

-Todos esos valores te enseñan un poco de eso, del sacrificio, del saber valorar, respetar al compañero y al entrenador. Es un deporte muy duro y hay que estar muy consciente de lo que uno quiere para no aflojar, porque a veces dejas mucho y es poco lo que recibes a cambio. Uruguay es chico y existen pocos campeonatos y pocas oportunidades.

-¿Y en la vida?

-En la vida también, uno siempre encuentra obstáculos y debe pensar en esos valores que fue aprendiendo. Cuando empecé la facultad siendo más joven tuve que dejar, no me daban los horarios. En 2010 empecé a estudiar psicología, pero por problemas dentro del centro de estudio y por operaciones que me realizaron, tuve que dejar aunque estaba compaginando bien la parte del estudio con el entrenamiento. Me pasó lo mismo con la Facultad de medicina a los 31 años, una carrera muy sacrificada. Uno considera esos valores que fue aprendiendo y los tiene bien arraigados, en este caso el sacrificio de haber empezado con esa edad y a la vez entrenando. Igualmente me surgieron peleas, campamentos y tener que salir del país ese año y eso me hizo parar los estudios.

-¿Qué mensaje le dejás a las personas?

-El mensaje que dejo es a los chicos que tienen la oportunidad de estudiar, sin tener otras responsabilidades, que lo hagan y lo aprovechen, porque muchas veces no lo valoramos a esa edad y nos damos cuenta de grandes.

Por otro lado, nunca es tarde para estudiar. En su momento la oportunidad del deporte me pasó y lo supe aprovechar. El deporte profesional solo sirve cuando sos joven, tiene una vida útil muy corta y los estudios son para siempre.

-¿El futuro de Chris Namús?

-La idea era poder retirarme pronto, pero por la pandemia y las pocas peleas decidí postergarlo. Pero si logro tener un buen año voy a “colgar los guantes”. Por otro lado mis ganas de ser mamá son grandes: una vez retirada me voy a dedicar a tener una familia y si tengo la posibilidad seguir en la televisión, esta vez del lado de afuera del ring comentando para ESPN.

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