En enero de 1997, una sequía en el Arroyo del Vizcaíno, cerca de la localidad canaria de Sauce, permitió a los vecinos descubrir fósiles de la megafauna sudamericana de 30 mil años de antigüedad, pertenecientes al periodo Pleistoceno. Se encontraron una gran cantidad de restos de perezosos gigantes, toxodontes y gliptodontes, que fueron extraídos por los vecinos y por los estudiantes y profesores del Liceo de Sauce.

A partir del 2011, el equipo del laboratorio de Paleobiología de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República (Udelar) se encarga de trabajar en el yacimiento durante el verano. De esta forma, se descubrieron más fósiles de otras especies, por lo que ahora la colección cuenta con restos de perezosos, gliptodontes, ungulados, proboscídeos y el carnívoro diente de sable. 

Sala de Redacción estuvo en diálogo con el paleontólogo y docente de la Facultad de Ciencias Richard Fariña, quien calificó a este yacimiento como “extraordinario” y “espectacular”. “El gran tamaño, la presencia de marcas y la esperada antigüedad para que hubiese presencia humana, hacen de este yacimiento un hallazgo muy importante”, explicó.

El paleontólogo destacó de este yacimiento la presencia de marcas en muchos de los restos, lo que indica que podrían ser de herramientas fabricadas por humanos y, por lo tanto, que estos animales fueron cazados. Sin embargo, lo que más llama la atención es que “la antigüedad del yacimiento es el doble de lo que se consideraba la presencia humana más antigua de toda América, junto con otros yacimientos”, reveló Fariña.

En 2021 se cumplieron diez años del reinicio de las excavaciones en este sitio. La Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación del Ministerio de Educación y Cultura (MEC) lo declaró Monumento Histórico Nacional. 

La colección

La colección del Arroyo del Vizcaíno, que reúne más de 2.000 fósiles, se encuentra en Sauce, donde también está el centro de investigación y conservación.

90% de los fósiles de la colección pertenecen al género Lestodon, que son perezosos gigantes. A pesar de que están emparentados con los actuales, estos animales llegaban a pesar cuatro toneladas y medir cuatro metros, y eran un poco más ágiles que sus parientes modernos. De los perezosos gigantes, el Lestodon no es el único que se halló, sino que también se encontró una mandíbula y un astrágalo de un Mylodon, un fragmento de mandíbula perteneciente al Glossotherium, y una tibia y una fíbula de un Valgipes. También se encontraron dientes, húmeros, un cráneo y fragmentos de coraza de Gliptodontes, de los géneros Glyptodon, Panochthus y Doedicurus. Estos mamíferos están emparentados con los armadillos de hoy en día, como la mulita.

Fragmento de coraza del Glyptodon. Foto: arroyodelvizcaino.org.

Por otro lado, están los ungulados, que se caracterizan por caminar con la punta de sus dedos. De este grupo se encontraron fósiles del Toxodon, un robusto herbívoro; de los ciervos Morenelaphus y Antifer; del équido Hippidion; y del subgénero de este último, el Equus, parientes del caballo actual, originario de Europa.

Toxodon. Fuente: megafauna3d.org.

En este territorio también había mamíferos similares a los elefantes, con trompa y colmillos, que se ubican en el grupo de los Proboscídeos. En el yacimiento se encontró un maxilar, un cúbito, una mandíbula, un húmero, un incisivo y una tibia del mastodonte Notiomastodon.

Para finalizar la colección, también se destaca el hallazgo de los restos de los carnívoros Smilodon, el diente de sable; y del Arctotherium, un oso de gran tamaño. Hasta el momento, se han hallado cráneos de ambos y un canino del diente de sable. 

Diente de sable. Fuente: megafauna3d.org.

La labor del equipo

En el verano de 1997, los encargados de trabajar en este sitio habían sido vecinos de la zona junto a profesores y estudiantes del Liceo de Sauce. Fariña explicó que es común que este tipo de hallazgos sean realizados por las personas que viven en los alrededores. “En 1997 aparecieron los fósiles en enero, tiempo de licencias, habrá sonado algún teléfono fijo en la oficina y no estábamos. Ahí se organizaron los vecinos con los estudiantes del liceo y algunos profesores, y colectaron los primeros cientos de restos que hoy son parte de la colección del Arroyo del Vizcaíno”, recordó. 

Desde marzo de 2011, el equipo del Laboratorio de Paleobiología de la Facultad de Ciencias ha estado excavando en este sitio casi todos los veranos, siempre y cuando no haya muchas lluvias, porque “el sedimento que contienen a los fósiles es el fondo del arroyo”

De esta manera, el equipo debe evaluar algunas condiciones de la naturaleza, principalmente las lluvias y el nivel de agua del arroyo. Requiere una preparación que puede llevar varios días: colocan una represa llamada Aqua Dam para poder drenar el agua con una bomba y así acceder al fondo del arroyo, donde están los fósiles. 

Todos los datos de los fósiles son anotados en el cuaderno de campo que luego pasarán a un catálogo. “Sin toda la información circundante, un fósil no es más que un hueso, o lo que sea, viejo”, aclaró Fariña. 

Pero la labor no termina en el verano, sino que se trabaja con esos restos durante todo el año. Como expresó el paleontólogo y docente, “hay que limpiar los fósiles, etiquetarlos, entrarlos al catálogo” “después hay que estudiarlos”. A partir del estudio de los fósiles, “se pueden hacer todo tipo de inferencias con los fósiles, que son parte de nuestro trabajo, además de colectarlos y tenerlos bien cuidados en una colección”, agregó. 

No solo se investigan y conservan, sino que también se exhiben y comparten. El equipo ha realizado charlas y talleres en centros educativos de varios puntos del país. En el verano también se acercan a las excavaciones interesados, y en algunas ocasiones incluso pasan por el laboratorio. Fariña reconoció que la divulgación es algo que les gusta mucho, y siente que “hay un deber de devolverle a la sociedad la cultura que nos ayuda a generar”. 

Se estima que las excavaciones del Arroyo del Vizcaíno tomarán muchos años más. “El yacimiento es muy rico y hasta que le veamos el final va a pasar mucho tiempo, es probable que haya décadas de trabajo por delante”, finalizó Fariña. 

FacebookTwitter