Las primeros optometristas del curso que dictó la Universidad Complutense de Madrid (UCM) en Uruguay egresaron en 2001. 20 años después, el Ministerio de Salud Pública (MSP) aún no los habilitó a ejercer.

El artículo 21 del decreto N°474/968 aclara que solamente los médicos con título expedido por la Universidad de la República podrán hacer prácticas de opticometría en el territorio nacional y el hecho genera malestar en los técnicos. “Lo importante es que se anule ese artículo, que es lo que nos impide ejercer la profesión”, dijo Gustavo Laclau, técnico óptico. En el año 2012 representantes de los técnicos manifestaron su “preocupación” en el Parlamento ante la “falta de respuestas” por parte de las autoridades y solicitaron la revisión y posterior anulación del artículo del decreto, que data del año 1968, pero hasta el momento no recibieron respuestas.

Futuro desenfocado

Desde la Asociación Uruguaya de Ópticos Optometristas (AUDOO) y la Sociedad Uruguaya de Ópticos Técnicos (SUDOT), el miembro de la directiva y ex presidente Ernesto Valdenegro contó a Sala de Redacción que el trámite para derogar el artículo “lleva muchos años”. Mientras tanto, la demanda de atención para la salud visual crece. En base a esta problemática, desde la AUDOO trabajan para que el MSP los reconozca: “Se reconoce al oftalmólogo como la cabeza del grupo de salud visual”, dijo Valdenegro, y agregó que “ellos tienen la potestad de cumplir el rol del optómetra”. A su vez, opinó que los médicos tienen “miedo” de perder una fuente laboral y objetó que ellos han creado un “lobby” en contra de la habilitación, lo que “impide que puedan ejercer el título”.

El punto más importante de la cuestión es que si los técnicos fueran incluidos en el primer nivel de atención se podrían “detectar precozmente patologías como glaucoma, presión intraocular, cataratas incipientes y problemas de estrabismo”, informó Valdenegro. Agregó también que el médico “se encarga de los errores refractivos como la miopía, la hipermetropía y la presbicia” que “son corregibles con medios externos porque son problemas físicos y no enfermedades”. 

El médico Martín Sánchez, ex presidente de la Asociación Uruguaya de Oftalmólogos (Asuo), dijo a Sala de Redacción que hay “demasiados” recursos humanos relacionados a la salud visual y que “no es necesario” habilitar un título más porque “sería una superposición y un malgasto de dinero”.

Nervio óptico

Valdenegro informó que en el Hospital de Ojos “José Martí” desde 2009 hay optometristas provenientes de Cuba que ejercen su oficio porque “el poder político los autorizó y a nosotros no”, valoró. En la página de Presidencia, bajo el título “El milagro cubano-uruguayo”, el Estado aclara que la brigada cubana está compuesta por médicos oftalmólogos, optometristas y enfermeros. Según publicó la agencia Uy.press, en un congreso desarrollado en el año 2009, la ministra de Salud Pública de ese entonces, María Julia Muñoz, reconoció el hecho.

El ex presidente de la Asuo subrayó que “no le consta que haya tales personas que ejerzan el oficio en el país”. Además, aseguró que “no existen los optometristas en Uruguay” y agregó que “no hay” formación educativa. “No se puede habilitar algo que no existe”, concluyó.  

Valdenegro, por su parte, también es empresario en el rubro y denunció que existen “vínculos” de índole comercial entre médicos oftalmólogos y casas de óptica: “Si vas a una consulta con médicos de la cadena de ópticas Infinito, te haces los lentes con ellos”. Consultado sobre esta declaración, Sánchez respondió que “los que dicen ser optometristas también son dueños de ópticas” y añadió que “en países donde la carrera es seria, no tienen vínculos los profesionales con las empresas”.

En el artículo 19 del decreto N°474/968 se expresa la prohibición de consultorios médicos, máquinas especiales para exámenes oculares, hacer propaganda para ciertos profesionales o casas de ópticas, así como modificar prescripciones, entre otras. 

Veo veo

La profesión está reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Pero según Sánchez, “no existe en todos lados la figura del optómetra: en Argentina, por ejemplo”. Sin embargo, la profesión se encuentra en países de la región como Brasil, Chile, Venezuela, Colombia y Argentina, así como en varios países de Europa.

En Uruguay hay cerca de 80 optometristas que se formaron en dos generaciones por un acuerdo con la UCM. “El título es europeo y nos habilita a ejercer en cualquier lugar que se lo acepta”, dijo Laclau, y afirmó que en esos países la atención primaria está “a cargo de los técnicos” y ellos son los que “derivan” a los oftalmólogos cuando es necesario. 

Por su parte, Valdenegro contó que desde la AUDOO y la SUDOT se tomaron distintas acciones para lograr la habilitación en el MSP. Una de ellas fue la construcción de una currícula para generar una carrera de optometría a nivel universitario para Uruguay. Asimismo, en el Ministerio de Educación y Cultura y en el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social “se solicitó que se incluya dentro del laudo de las ópticas la figura del técnico”, declaró.

Actualmente para los uruguayos los cursos son de postgrado y dictados por la UCM:  “es la mejor universidad de óptica y optometría de habla hispana del mundo”, añadió Laclau. Sánchez planteó, de todas maneras, que “esas personas (los técnicos) hicieron cursos en la Complutense, lo que es distinto a hacer una carrera que dura cinco años”. Para la atención primaria “están los licenciados en oftalmología que se encargan del pesquisaje”, expresó, y agregó que “ellos no están autorizados a recetar lentes, ya que no todos los problemas se solucionan así”.

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