A más de  un mes del cese de actividad en Casa de Galicia, socios y ex funcionarios se siguen emocionando al recordar sus vivencias en esta mutualista, de origen gallego, que inició sus actividades el 1° de octubre de 1917 y que además de la atención sanitaria, dejó un legado cultural y social. El cierre del sanatorio y la policlínica se hizo el 31 de marzo y quedaron asuntos pendientes, entre ellos, el destino del edificio ubicado sobre la avenida Millán, puesto que no se presentaron interesados a la licitación que inició el proceso judicial.  

En diálogo con Sala de Redacción algunos ex socios y ex funcionarios de la mutualista criticaron el acuerdo del gobierno, las mutualistas que absorbieron socios y funcionarios, y los gremios; en particular, criticaron que haya una importante cantidad de trabajadores en seguro de desempleo y calificaron de “excesivo” el número de usuarios por médico en las mutualistas en las que fueron distribuidos. Por otra parte, ex socios que residen en Ciudad del Plata (San José), han reclamado que únicamente fueron asignados al Círculo Católico, por lo que no se respetó la libertad de elección a la que habilitaba el decreto emitido por el Poder Ejecutivo el 23 de febrero. Dicho decreto establecía que Cudam, el Hospital Evangélico, el Círculo Católico, Crami y Universal absorbieran a cerca de 40.000 socios y 2.000 funcionarios de Casa de Galicia. 

Sentirse parte

En diálogo con Sala de Redacción, Patricia Pérez, ex socia y funcionaria de Casa de Galicia durante 29 años, expresó que el cierre fue muy injusto y que “faltó ganas de buscar una solución que beneficiara a todos”. Pérez atraviesa este momento con una mezcla de sentimientos: “sigue predominando la angustia, porque somos una familia hermosa, es más que un trabajo, es un sentido de pertenencia”, agregó. Su familia se atendía en Casa de Galicia y tuvo que repartirse en diferentes mutualistas para continuar el tratamiento con los médicos con los que se trataban: “fuimos dos a Hospital Evangélico y tres a Círculo Católico; el cambio es muy grande”, lamentó. 

Pérez resaltó la calidez del personal médico y el profesionalismo que tuvieron para con su familia, específicamente con su hija. “Mi hija, crónica desde los seis años, ha sido atendida por un mismo personal médico durante más de 20 años, les voy a estar agradecida por siempre, le salvaron la vida”, contó. Pese a lo sucedido, señaló que aflora el sentimiento de “orgullo” por todo lo que Casa de Galicia le brindó, y que “eso no va a cambiar nunca”.

“Más que un número”

Lidia Trujillo, socia desde que nació y enfermera de Casa de Galicia durante 38 años, afirmó a Sala de Redacción que la noticia del cese de actividades de la mutualista la tomó totalmente por sorpresa: “me enteré un día antes de Navidad, a través del grupo de Whatsapp que tenemos con los demás  afiliados”. Desde entonces, Trujillo ha ayudado a través de distintos lugares para “dar batalla”.  La ex funcionaria aseguró que al igual que en ocasiones previas en las que se hablaba de un posible cierre, no se esperaba que eso finalmente ocurriera: ”habíamos atravesado feos momentos, como en la crisis de 2002, en donde muchos de los socios y funcionarios, dejamos sueldos y energía para salir de esa situación, creía que esta vez también habría solución”, transmitió.  

Casa de Galicia ya arrastraba problemas económicos y financieros desde el gobierno de Jorge Batlle. Posteriormente, durante el primer mandato presidencial de Tabaré Vázquez, se buscaron alternativas tras reiteradas intervenciones, para la creación de un plan de reconversión que evitara su deterioro a futuro.

Una ex socia de la mutualista que pidió preservar su identidad manifestó a Sala de Redacción que a lo largo de sus 61 años como afiliada, se queda con una “impotencia y tristeza bárbara”, y cuestionó la “rapidez y pasividad” con la que se tomaron varias decisiones. Asignada al Círculo Católico, dijo que aún no ha decidido concurrir: “todavía no he dado el paso de atenderme ahí, y no se cuándo lo voy a dar, asumo que en un buen tiempo”, expresó. “Nuestra relación con el personal médico trascendía lo profesional, no éramos números”, dijo al referirse al trato hacia los socios de Casa de Galicia, mutualista en la que según ella, se le prestaba especial atención a la parte humana y predominaba la “cordialidad” y la “calidez”.

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