En Uruguay, el 21,6% de las personas mayores de 15 años consumen tabaco, según la Encuesta Mundial de Tabaquismo en Adultos, que se aplicó en el país en 2017. Es decir que aproximadamente 500.000 personas son fumadoras. Asimismo, según un documento elaborado por el Sindicato Médico del Uruguay, un fumador promedio de Uruguay consume alrededor de 15 cigarrillos por día. Del cruce de datos resulta que se fuman alrededor de 7.500.000 de cigarrillos diarios, lo que supone que se desechan 225.000.000 colillas al mes.
Las colillas de cigarro están compuestas por un filtro hecho de acetato de celulosa, un material que es un derivado del petróleo; pueden encontrarse hasta 7.000 químicos tóxicos, entre ellos metales pesados, nicotina y compuestos carcinógenos. Su descomposición tarda entre dos a diez años debido a que la única manera de hacerlo es mediante la fotodegradación a partir de los rayos ultravioletas del sol. Una vez que se desintegran, se convierten en micro partículas que se esparcen rápidamente en el suelo o en el agua, confundiendo a los peces y a los mamíferos marinos, que las comen como si fueran alimento, alterando su ciclo biológico y provocando en muchos casos su muerte. Se estima que una sola colilla puede contaminar hasta 50 litros de agua potable o 15 litros de agua de mar.
Según el Ministerio de Ambiente, 40% de los residuos recogidos en las jornadas de limpieza son las colillas. A nivel mundial, se estima que representan un 60% de las causas principales de incendios forestales.
Una solución al problema
De la mano de jóvenes uruguayos, la organización No Más Colillas (NMC) busca recolectar y reciclar estos desechos y concientizar a la población sobre los daños que causan. Las tareas de recolección se realizan todos los fines de semana y hasta el momento han juntado 350.000 colillas de las que reciclaron 50.000.
El fundador de la ONG, Joaquín Bentancor, explicó a Sala de Redacción que el proyecto surgió en 2019, el 5 de junio, a raíz de una manifestación en conmemoración del Día Mundial del Medio Ambiente que se hizo en la explanada de la Intendencia de Montevideo (IM). Bentancor vio que algunos manifestantes tiraban las colillas al piso. “En ese momento no tenía idea de lo que era una colilla de cigarro” confesó. “Decidí no quedarme parado como si no pasara nada; compré guantes en la farmacia de la esquina y agarré una botellita que tenía en la mochila. 45 minutos fue el tiempo que me llevó completarla” recordó. Algunas personas pensaron que juntaba las colillas para fumar y le ofrecían cigarrillos, mientras que otras, lo felicitaban por la recolección. Una vez que las juntó, Bentancor relató que “tomó valor” y pidió la palabra ante las 500 personas que estaban presentes. Dijo “Gente, vamo’ arriba. Están pidiendo una cosa y están haciendo otra. Están tirando residuos al ambiente. Empecemos a ser conscientes del impacto de nuestras acciones”.
Los lugares en los que hay más colillas son las plazas, los parques, las paradas de ómnibus y la rambla. En base a esto, según Bentancor, “el desafío fue empezar a brindar soluciones en función de una necesidad específica”. Con el objetivo de colocar contenedores de recolección en espacios públicos, se presentaron en Montevideo Decide, un espacio digital de la IM para que los montevideanos presenten proyectos, opinen y debatan. Su idea fue una de las ganadoras del ciclo 2019: consiguieron que la IM les proporcionara el lugar, las herramientas y los materiales necesarios para realizar 100 contenedores. Los primeros los instalaron en la Plaza Liber Seregni, en los Techitos Verdes, en el Parque de la Amistad, en la Plaza de la Democracia, en la rambla de la playa Ramírez, en un espacio en Durazno y Salterain, en la Plaza 1º de Mayo y en la Plaza Zelmar Michelini – Héctor Gutiérrez Ruiz. Además, instalaron contenedores en Maldonado, Rocha, Colonia y Soriano.
Por otra parte, los integrantes de NMC crearon servicios para recolectar colillas por los hogares de quienes quieren colaborar, y a las empresas les ofrecen un servicio integral mensual que consiste en alquilar contenedores, acopiar y recolectar colillas. También venden colilleros portátiles para que los fumadores guarden las colillas en vez de tirarlas a la vía pública; los venden a 50 pesos y los fabrican con materiales reutilizados, como por ejemplo dos tapas de bidones plásticos.
Desde 2019 la organización se ha reunido con referentes del Estado. En un encuentro con el ministro de Ambiente, Adrián Peña, conversaron acerca de la necesidad de aprobar decretos e incentivos para que las empresas reciclen sus residuos. Según Bentancor, a partir de la reunión, varias de las propuestas serán coordinadas en los próximos meses.
La asociación trabaja con las juntas departamentales de Maldonado y de Montevideo, y está en contacto con los municipios de Montevideo. A propósito de esto, Bentancor informó que “el Municipio B, se sumó a la campaña y será el centro de acopio”.
El objetivo de la ONG es poder recuperar de aquí a cinco años, dos de tres colillas que se tiran al medio ambiente ya que actualmente solo se recupera una. Asimismo, quiere dar un mensaje “claro” con respecto al impacto del consumo de cigarros en la salud, algo que no ha comenzado porque lo consideran un tema “delicado”. “No queremos dar un mensaje alocado de unos jóvenes que salen a decirle a la gente ‘no fumes’. Entendemos que es un tema importante que debe de estar coordinado, hay una investigación previa de cómo dar ese tipo de comunicaciones”, agregó, y dijo que están a disposición del Ministerio de Salud Pública para coordinar esfuerzos.
El reciclaje
En Uruguay las colillas se reciclan en Teko, un proyecto de economía circular creado por Nicolás Montossi. Su principal objetivo es reducir la contaminación ambiental de las colillas por medio del reciclaje para producir materiales plásticos, como placas para fabricar productos como armazones de lentes, artesanías, joyas y pintura.
El origen de su nombre es guaraní y significa “cultura”, en un sentido amplio que refiere a una vivencia real y compartida de todos, explicó Montossi. “Representa mucho de los valores de nuestra empresa porque la intención es crear una cultura de reciclaje que involucre a la sociedad y respete a las personas y al medio ambiente”, agregó.
Este proyecto surgió en noviembre de 2019 a partir de un programa de validación técnica para emprendedores de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) para resolver el reciclado de colillas. Según Montossi, parte de su interés se originó a raíz de un informe de 2017 que especificaba que “las colillas eran el material más esparcido en el mundo”. “Empecé a indagar un poco más, ya que no había información de cuántas colillas se desechaban. Nadie las reciclaba, era como un residuo que estaba ahí”, contó.
Los filtros de las colillas no son de algodón como comúnmente se pensaba sino de plástico, afirmó Montossi. En base a esa información comenzó a trabajar en un nuevo proceso de reciclaje, que consiste en separar los compuestos orgánicos, tales como el papel, tabaco y cenizas, dejando solo el filtro que luego es lavado y desinfectado. El paso siguiente consiste en lavar las colillas profundamente, con detergentes orgánicos capaces de desinfectar y blanquear el material. Luego, se recogen para secar. El agua que se utiliza durante el proceso también se recicla. Para finalizar, se procesan los filtros y se convierten en materia prima para fabricar productos. “Ya aprobamos convertirlas en placas que fue la validación de ANII, que fue el primer prototipo, y ahora estamos con la campaña ONE y la validación de las pinturas”, explicó.
Por otro lado, recordó que en una reunión con instituciones patrocinadoras de emprendimientos lo introdujeron con el proyecto de Bentancor y fue allí donde decidieron unirse con NMC y colaborar mutuamente.
En la actualidad, el proyecto se encuentra en la etapa de “prototipo”. Esto significa, según Montossi, que previo a lanzar un producto al mercado, primero es necesario tener las instalaciones pertinentes para poder realizarlo. “Hoy lo estamos haciendo en distintos lugares, como por ejemplo el LATU y Sinteplast” dijo y continuó “es un proceso muy costoso”.
Montossi considera que el primer producto “viable” son las placas. Con ellas, probaron fabricar armazones para lentes -fue lo primero que se logró- y crear pinturas para artesanías. Como necesitan maquinaria especial que implica un gasto grande, en junio se postularon en Capital Semilla, un financiamiento de la Agencia Nacional de Desarrollo que otorga a emprendimientos para crear o consolidar proyectos mediante la inversión de terceros. Sostuvo que si lo obtuvieran, podrían establecer el taller en el Parque Tecnológico Industrial del Cerro.
Camino al millón de colillas
En los próximos seis meses, NMC y Teko se embarcarán en una campaña denominada ONE. El objetivo es recolectar un millón de colillas en todo el país, reciclarlas y convertirlas en pintura para poder pintar el primer mural de colillas recicladas, que estará a cargo de artistas callejeros. Montossi sugirió que “en Montevideo nos acostumbramos a ver muchas intervenciones artísticas en distintos lugares y nosotros queremos contribuir de la misma forma”. Por último, indicó que “la idea es que sea próximo a la costa, como un mensaje claro de que cuidemos el agua”.
La idea original de esta campaña surgió de Montossi, cuando se presentó a Kickstarter, una plataforma de financiamiento para proyectos creativos de diversa índole. La consigna es fijar una meta y un plazo de financiamiento.
Bentancor indicó que el propósito de la campaña ONE aparte de recolectar las colillas, apunta a concientizar tanto a las personas que fuman como a las que no lo hacen. El énfasis está en la responsabilidad individual. Además, según él, se van a ofrecer servicios de entregas de recipientes para los hogares y ellos pasarán cada mes para vaciar el contenedor y llevarse las colillas. Bentancor explicó que si cada hogar o cada persona las juntara, no tendrían que hacer tantas jornadas de recolección en la vía pública. “Logramos una comunidad comprometida con más de 13.000 seguidores en redes sociales que nos permite llegar a la individualidad del hogar. Somos el primer proyecto de gestión de residuos que tiene el apoyo de la gente”, expresó.
Según Bentancor recuperar un millón de colillas requiere de una logística enorme por lo que necesitan el apoyo de varios actores. Por esto, se comunicaron con más de 15 organizaciones para conseguir ayuda. Es importante que las empresas gestionen bien sus residuos así como también los hogares de los empleados.
La campaña propone abrir las puertas a las donaciones, y en las próximas semanas se informará públicamente para recibir el apoyo de todos aquellos que deseen colaborar, para que el proyecto crezca y sea sustentable. Bentancor sugirió que se necesita una base económica para poder financiar el servicio que quieren ofrecer de forma gratuita a todos los hogares. Agregó que en estos dos años de proyecto consiguieron el apoyo del plan piloto de Montevideo Decide que consistió en darles las herramientas para fabricar 100 contenedores, que colocaron y les hicieron el mantenimiento correspondiente.