La Ley Nº 18.426 de 2008 determina que el Estado debe promover políticas nacionales de salud sexual y reproductiva. Para ello, se deben diseñar programas y organizar servicios a fin de desarrollarlos. El artículo 2 de dicha ley especifica que se deberá “capacitar a las y los docentes de los ciclos primario, secundario y terciario para la educación en el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos como parte de una ciudadanía plena y en el respeto de los valores de referencia de su entorno cultural y familiar”. En 2017, la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) propuso un manual de educación sexual integral dedicado a docentes, estudiantes y familias, cuyo fin fue servir de apoyo para una educación transversal, tal como lo plantea la normativa. Si bien este es un derecho por el cual el gobierno tiene que velar, existen diversos grupos sociales que se encuentran en contra de las nuevas formas y contenidos que fueron presentados ese año, como las organizaciones Padres Responsables o Con mis hijos no te metas, e incluso la Iglesia Católica.

Como alternativa a la educación sexual de la ANEP, en representación de la Iglesia Católica de Montevideo, el cardenal Daniel Sturla presentó el proyecto “Aprender a amar”, un curso dirigido a padres y educadores “según los criterios naturales y cristianos, los del Evangelio, los de la creación”; así lo expresó el propio cardenal en la celebración del “Gran Rosario de Bendiciones para las Familias”, en 2018. A pesar de ser un curso presentado por la comunidad católica, Sturla dejó en claro que los formadores de los contenidos son especialistas “laicos que se desempeñan en la educación, la medicina, el trabajo social o la psicología”, y que son los más capacitados para tratar estos temas.

En 2020 se eliminó el Área de Educación Sexual del Instituto de Formación en Servicio (IFS) de Primaria en la ANEP, que era coordinado por la maestra Patricia Píriz. En conversación con Sala de Redacción, Píriz destacó la importancia de la educación sexual en la actualidad y expresó que en la normativa existe una mayor explicitación de la transversalidad de la educación sexual si se compara con la fundamentación de contenidos, pero sí hay especificaciones concretas acerca del concepto de sexualidad. Según planteó, incluso se señala que la escuela no puede enseñar estos contenidos únicamente por su cuenta, sino que se requiere de trabajo en conjunto con las familias. Píriz dijo que los contenidos programáticos y la fundamentación teórica son un apoyo importante para abordar la educación sexual, pero aclaró que si se realiza un análisis desde los marcos actuales del abordaje de la sexualidad, se pueden encontrar “falencias, ausencias y cosas a mejorar”. Al respecto, puntualmente señaló a la educación en salud sexual, la diversidad de género y la comunicación de estos temas con las familias.

La maestra hizo referencia a la propuesta didáctica publicada por ANEP en 2017 y remarcó que no se considera una guía, pese a que ha sido llamada de esa forma, sino una propuesta. Según fundamentó, se posiciona desde una teoría crítica que no pretende ofrecer un único método de enseñanza “sino brindar una herramienta más, que se suma a otras para que cada docente disponga de ese material para construir su propio camino, en función de la realidad en la que trabaja”. Píriz agregó que debido a la reacción de algunos “movimientos conservadores” y “por muchos miedos que el mundo adulto tiene en relación a la educación sexual en la infancia”, en aquel momento Primaria acordó trasladar la propuesta al marco del IFS para “aprovechar el material, resignificarlo, problematizarlo y deconstruir todos los significados que se le asociaron”.

Consultada sobre si hubo cambios recientes a lo planteado hace cuatro años, Píriz respondió que los cambios un área de la enseñanza son una sumatoria de intervenciones desde la política educativa, tanto para su invisibilización como para su abordaje. Acerca de lo que ocurrió con la llegada de la pandemia de covid-19 al país, Píriz declaró que a causa de la virtualidad “se invisibilizó casi absolutamente todo el abordaje del área, quedó remitido a alguna cuestión de género asociado al mes de las mujeres”. Además, categorizó esta modalidad como “muy simplista y reducida”, pero es “lo que se está pudiendo hacer”.

Por su parte, Gloria Canclini, directora de Derechos Humanos de la ANEP, dijo a La Diaria que por el momento no puede hacer comentarios sobre el proyecto de participación de las familias en esta educación que presentó el grupo Padres Responsables en 2019, porque “es un tema que se está estudiando en equipo” y todavía no hay una respuesta definida.

Integralidad

Ximena García, licenciada en sociología y fundadora de Geduca, colectivo especializado en educación sexual, destacó a Sala de Redacción la importancia que esta temática tiene para los niños, niñas y adolescentes. En ese sentido, recalcó que la educación sexual debería ser integral, porque “la sexualidad no solo abarca lo biológico y lo anatómico, sino también las dimensiones emocional y social”. García consideró que a la hora de tratar estos temas es importante poner sobre la mesa temas como la diversidad sexual, los estereotipos “androcéntricos y patriarcales”, los mandatos de género y el rol de la afectividad en los varones.

“Hay niñas y adolescentes de contextos más vulnerados que creen que no se pueden bañar si están menstruando”, declaró la socióloga. A su vez, agregó que la importancia de la educación sexual integral está en “cuestionar todo eso que ven en los medios de comunicación, las revistas, los modelos” y, en cambio, mostrar la diversidad de formas de ser, de habitar el cuerpo y en las relaciones.

Por otra parte, advirtió sobre la persistencia de un “tabú” sobre el tema y opinó que “se debe a que estas personas han recibido durante muchos años una educación sexual que los educaba para todo lo contrario a lo que se enseña hoy”, tanto a nivel de los tipos de familia, los vínculos sexo-afectivos o la menstruación. A su vez, señaló que normalmente se considera que “de sexualidad no hay que hablar porque está prohibido, porque está mal, porque es algo sucio, pero, por otro lado, todo el tiempo estamos haciendo referencia a eso sin decirlo”. En suma, invitó a pensar en la sexualidad como “aquello de lo que se busca hablar menos, pero de lo que más se habla haciendo referencias indirectas”. 

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