Previo a que un cosmético esté disponible para su comercialización pasa por una cantidad de procesos que se denominan testeos y, a pesar de que en varias regiones del mundo esta práctica se ha prohibido en animales, en muchas otras aún está vigente y regulada por la ley. El testeo en animales consiste en probar diferentes químicos en el animal vivo y observar su reacción ante el experimento. Suelen aplicarse en monos, conejos, roedores, entre otros, con procedimientos dolorosos e invasivos.
Libera es una asociación animalista con sede en Uruguay. Karina Kokar, una de sus integrantes, dijo a Sala de Redacción que en nuestro país el testeo en animales aún no está prohibido y que si bien la mayoría de los cosméticos que se comercializa “son importados, por lo que no se testean acá, pasaron por esos procedimientos en los lugares de origen”. Agregó que en Uruguay se utilizan animales en actividades de experimentación, docencia e investigación científica y que estos procedimientos, al igual que la implementación de métodos alternativos, se regulan por Ley 18.611, aprobada en 2009. Expresó que a pesar de que esta ley plantea que deben existir comisiones de ética, a Libera le llegan “denuncias desde hace años de que los procedimientos que se realizan no son los adecuados”. Agregó que “los estudiantes son los que mayormente denuncian, pero no pueden sacar fotos, ni presentar pruebas porque pueden perder su carrera, lo mismo si un trabajador filtra información” sostuvo.
A los laboratorios de experimentación y a los bioterios (donde se crían los animales que son utilizados) no entra cualquier persona, sólo personal habilitado. Desde hace poco más de cinco años se ha permitido en eventuales oportunidades el ingreso de la prensa. Un artículo publicado en el diario El País en octubre de 2015, por ejemplo, describió que en uno de los centros que había recorrido había un cerdo “con los ojos vendados y sondas que salen de todos lados”, “con el lomo abierto” y “que se puede ver al corazón latir”.
Libera lleva meses “intentando sacar permisos para ingresar y realizar un observatorio, pero el acceso se ha complicado por la pandemia”, cuenta Kokar. Agregó que hace algunos años también intentaron acceder a los laboratorios y que el permiso “fue rechazado”. “Ahora que hay mucho más interés de la población, mayor sensibilidad sobre el tema creemos que podemos lograr algún tipo de avance, cuando la situación general del país mejore”. La próxima acción planeada por la asociación es generar un “informe base sobre el cual plantear cambios a nivel legislativo ya que es un paso fundamental”, sostuvo. La animalista dijo que es necesario que las empresas se reconviertan, que construyan un cambio en la elaboración y testeo de sus productos y apuntó que para esto “es fundamental que los gobiernos sean pioneros en practicar otras formas de experimentación”.
Impacto viral
En abril, la sociedad protectora de animales Human Society International, lanzó el video de una nueva campaña “Save Ralph” que tiene como protagonista a un conejo “humanizado” que es sometido al testeo animal. El cortometraje relata las consecuencias y dolencias que provoca la experimentación en su cuerpo. Pocas horas después de que fue lanzado, fue un éxito: obtuvo más de medio millón de visitas en YouTube y se viralizó en todas las redes sociales.
El impacto no fue sólo en la web, también en el plano legal ya que a partir de la divulgación y el impacto de la campaña, México con 442 votos a favor, uno en contra y cero abstención, reformó su Ley General de Salud, sumándose a la lista de los más de cuarenta países que prohíben las pruebas cosméticas en animales con una pena de hasta siete años de cárcel y una multa para quien contrate, autorice, conduzca, participe o desarrolle pruebas cosméticas en animales.
Realidad local
El Institut Pasteur de Montevideo investiga desde hace tres años formas alternativas a la experimentación con animales. En la web del instituto se explica que en el mundo más de 90% de las investigaciones involucran el uso de animales, pero que hay casos en los que son sustituibles, y se han planteado métodos alternativos sobre los cuales aún se investiga. Mariela Bollati, bióloga y responsable de la Unidad de Biología Celular del Pasteur, que estuvo a cargo en 2018 de un curso sobre métodos alternativos a la experimentación animal, contó a Sala de Redacción que “en la actualidad los investigadores tienen más presión de los comité de ética de la institución, por lo que deben ser más cuidadosos a la hora de redactar el protocolo de experimentación”. Mencionó que esto se da “porque pueden tener un diseño experimental mal definido y usar animales para no tener los resultados” algo que “no es ético”, agregó. Además, “el uso de animales es más caro y menos rápido” dijo la bióloga, porque hay que esperar que nazca la cantidad que se requiere de muestra y luego esperar a que crezcan, lo que lleva un par de meses, o a veces más.
En el Pasteur utilizan métodos alternativos siempre que se puede, tal como lo requiere la comisión de ética: “te juzgan el protocolo, te preguntan si existe un método alternativo para responder las preguntas de la investigación, o si se puede reducir el uso de animales” detalló Bollati, quien aseguró que “realmente están velando por el bienestar animal”. Los métodos que se utilizan son el cultivo celular y los organoides. Un organoide es como tener el órgano de un animal pero generado in vitro “a partir de células madres, que se regeneran como si fuera un organoide”, explicó. Este método es fundamental cuando se requiere al animal vivo y también muestras, “el procedimiento ayuda a responder muchas preguntas que de otra manera era imposible”, sostuvo.
Con respecto a los nuevos procedimientos, la bióloga ilustró que, por ejemplo, para determinar la irritación ocular se presenta la posibilidad de usar córneas de vacunos que murieron en otras circunstancias. Otros métodos están dados por guías internacionales y para ciertas preguntas que se refieren a irritabilidad de la piel se usan líneas celulares internacionalmente aprobadas, que se compran a bancos celulares. En otros casos se puede utilizar in silico: “se basan en la simulación, por computadora, a partir de datos de estudios ya existentes y que permiten hacer una predicción de los resultados de los ensayos”, explicó.
El cambio es posible
Un producto cruelty free -libre de crueldad- es aquel que en su etapa de elaboración no es testeado en animales y que tampoco lo fueron sus ingredientes. No es lo mismo un producto cruelty free que un producto vegano, ya que los productos veganos además de no ser testeados, no contienen ningún componente de origen animal. Los naturales están hechos a base de productos lo más genuinos y menos intervenidos posible.
En la actualidad, según las investigación del instituto colombiano Inexmoda citado en el portal Portafolio.co, “la ética cosmética, la belleza limpia y los cosméticos amigables con el medio ambiente”, le interesan cada vez más a los jóvenes. El interés se acentúa de manera creciente en cuanto a productos de belleza.
Una de las ventajas de los productos veganos es que “son inocuos, no tienen repercusión negativa en nuestro cuerpo, no son tóxicos y además tienen un efecto real en las personas” dijo Lucía Rodríguez, odontóloga y emprendedora de productos bucales cruelty free. “Se pueden elaborar productos de excelente calidad sin usar ningún testeo ni utilizar ingredientes de origen animal”, afirmó Rodríguez. En la misma línea, Valentina Colona, dueña de Anémona, un emprendimiento de productos cosméticos cruelty free, informó que “se cree que la pastilla es mejor que la planta, pero la pastilla está basada en los principios activos de las plantas” y considera que los productos industrializados tienen un efecto placebo en el cuerpo humano. Ambas emprendedoras testean sus productos en ellas mismas y en los integrantes de sus familias. Colona usa en sus productos materia prima que está certificada como cruelty free y, al igual que Rodríguez, considera que no es necesario “extraer nada ni explotar animales para el beneficio económico del ser humano”, teniendo alternativas en las plantas.
La industrialización de los animales en este campo es tal que los laboratorios que se especializan en su venta crían miles de animales con alteraciones genéticas específicas para investigar enfermedades; las crías se obtienen por encargue que se realizan vía web. Asociaciones protectoras de animales como Libera están en desacuerdo con estos procedimientos y entienden que es viable sustituir los métodos. Una de las preguntas que se hacen es: ¿el testeo animal existe por la salud humana o para mantener el negocio que implica la comercialización de animales?