Karumbé, “tortuga” en guaraní, es una organización conformada por biólogos, veterinarios, conservacionistas, pescadores, estudiantes, maestros e investigadores que decidieron juntarse en 1999 con una clara y marcada meta: investigar y conservar la biodiversidad de Uruguay.
Para capacitarse, cada integrante hizo pasantías como voluntario y técnico de campo en proyectos que se estaban llevando adelante en Costa Rica, Brasil, Venezuela, Estados Unidos y México.
Poco a poco, el equipo de Karumbé fue saliendo al campo en busca de datos sobre varamientos, muestras, colecciones de caparazones y cráneos en museos, además de una gran e intensa búsqueda bibliográfica de todos los trabajos sobre tortugas marinas publicados en Uruguay.
A raíz de las entrevistas e investigaciones que ha desarrollado el equipo a lo largo de los años “se empezaron a dar cuenta de que en las comunidades costeras la gente tenía cierto contacto con las tortugas, que a los pescadores se les quedaban en las redes o las veían varadas”, relató a Sala de Redacción Gabriela Vélez, doctora en Biodiversidad.
En constante contacto con pescadores e investigadores nacionales e internacionales, Karumbé logró recopilar y difundir información para que la gente se informe, que sepa de las especies que hay y cómo ayudarlas. Gracias a esto, cada vez hay más personas sumándose a la organización y ayudando de diferentes maneras, ya sea haciendo donaciones, dando aviso o llevando a una tortuga hasta el centro de rehabilitación.
Red nacional e internacional
Desde el principio Karumbé siempre participó en congresos internacionales sobre tortugas marinas. Cada año, se celebra un simposio internacional al que la organización va sin falta, pero desde el inicio de la pandemia de covid-19 están suspendidos.
“Hay una red regional, la ASO Tortugas Marinas, en la que participan investigadores, conservacionistas, pescadores, gente vinculada a las tortugas. Esta red se compone por Argentina, Uruguay y Brasil”, explicó Vélez.
Como las tortugas son animales altamente migratorios, Karumbé y tantas otras organizaciones están en contacto permanentemente, que conforman una comunidad muy activa que busca desarrollar medidas de conservación y formas de manejo de las tortugas e intercambian información.
“Las tortugas que tenemos acá nacen a 5.000 kilómetros de Uruguay. La tortuga siete quillas, por ejemplo, anida en África y viene hasta el Río de la Plata a alimentarse. Por eso resulta necesario que haya un nexo con la gente de África, Brasil, Argentina, la zona del Caribe, Venezuela”, dijo la especialista.
Varamientos, educación ambiental y liberación
En otros lugares, como México, Costa Rica o Brasil, las tortugas salen del mar a poner sus huevos y los investigadores aprovechan esos momentos para tomar medidas y muestras. “En Uruguay lo que ocurre es que ninguna tortuga anida, vienen a alimentarse nada más, no salen del agua y, cuando eso ocurre, es porque están enfermas o muertas”, explicó Vélez.
Las afecciones más frecuentes que tienen las tortugas que quedan varadas en nuestras costas son las aletas seccionadas, hipotermia, caparazones dañados y bajo peso. Karumbé pide que si una persona encuentra una tortuga varada, no la devuelva al mar de inmediato, sino que le avise a la organización o a alguna autoridad, porque necesita atención antes de volver al mar.
Los integrantes de Karumbé recorren las costas principalmente entre noviembre y abril que son los meses en que aparecen más tortugas; hacen censos de playa y con los avisos que reciben de otros organismos o de gente de la zona, localizan más tortugas.
Cuando se enteran de que hay una tortuga varada van a buscara y la llevan al centro de rehabilitación para cuidarla el tiempo que sea necesario. Una vez que entienden que está en condiciones de regresar a su hábitat natural, la devuelven al mar.
Con el objetivo de enseñar a los niños, Karumbé invita a escuelas y colegios a acompañarlos en el proceso de liberación de las tortugas rehabilitadas. También desarrolla un proyecto que se llama Aula Tortuguera: “vamos a las escuelas o colegios y hacemos actividades con los niños, para que conozcan sobre las tortugas, que sepan la cantidad de especies que hay, qué problemáticas tienen, y cómo ellos pueden ayudar a mejorar el ambiente que es tanto nuestro como de las tortugas”, dijo Vélez.