A través de la Biblioteca Nacional (BN), el Archivo General de la Nación y el Centro Nacional de Documentación Musical (CDM) Lauro Ayestarán, el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) homenajeó al antropólogo Daniel Vidart, ya que este año se cumplen 100 años de su nacimiento. El evento se enmarcó en el ciclo Homenajes 2020, que inició con la idea de conmemorar el centenario del nacimiento de tres grandes nombres de la literatura nacional: Mario Benedetti, Julio César da Rosa e Idea Vilariño. Según dijo a Sala de Redacción el ministro de Educación y Cultura, Pablo Da Silveira, se incluyó a Vidart en el homenaje a pedido de la subsecretaria del MEC, Ana Ribeiro, quien además de sugerir la idea insistió con tenacidad para que se llevara a cabo.
Al homenaje, que se realizó el miércoles en la Sala Vaz Ferreira de la BN, asistieron unas 50 personas, entre los que había personajes de la cultura, la política y la educación. Durante el acto, algunos de ellos recordaron al intelectual, como la académica Lisa Block de Behar, quien definió a Vidart como un caballero que “tenía una gracia fina criolla y elegante”. Block de Behar presidió el tribunal que en setiembre de 2018 le concedió a Vidart el Premio Nacional a la Labor Intelectual, que otorga el MEC cada tres años.
Por su parte, el rector de la Universidad de la República (Udelar), Rodrigo Arim, confesó su incomodidad, dado que se sentía el menos dotado para hablar de la obra y trayectoria del homenajeado, quien fue docente de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. “Destaco su capacidad de transmitir vitalmente vivencias; si bien no fue un academicista, cultivó la conversación y el diálogo intelectual, con una gran obra en su haber que abarca múltiples facetas”, afirmó Arim. El rector recordó́ también que Vidart fue nombrado profesor honoris causa de la Udelar en 2013.
Da Silveira mostró su alegría por estar en el acto, afirmó que Vidart era un apasionado y dijo que “no hay ninguna droga tan adictiva como el placer de entender”. Además, remarcó la condición de autodidacta del antropólogo, fallecido el año pasado.
La viuda del homenajeado, Alicia Castilla, no estuvo en la cita, ya que se encontraba en una visita al Centro de Estudios e Investigaciones Históricas Daniel Vidart, en el Centro Universitario de Paysandú de la Udelar. Sin embargo, escribió una carta para disculparse, que fue leída por Ribeiro en la ceremonia. En ese mismo departamento, en el que Vidart nació, se descubrió una placa en su recordatorio, concretamente en la meseta de Artigas. En ese mismo lugar hay otra placa, la de Líber Seregni, su amigo y con quién Vidart participó de la fundación del Frente Amplio.
El evento cerró con un espectáculo de música popular y tango, géneros en los que el investigador sanducero puso el foco. Se trató del primero de una serie de eventos musicales que se llevarán a cabo en la sala Vaz Ferreira de la BN, que serán organizados por el CDM Lauro Ayestarán, que Vidart presidió.
Vida y obra
La obra de Vidart es la mejor manera de que quien no lo conoce entienda las razones por las que forma parte de la élite de intelectuales uruguayos.
Justamente, su obra no murió con él y quedó como legado. Parte de su biblioteca, “su gran tesoro”, según refirió Ribeiro, quién además hizo la gestión, fue donada a la Universidad Católica. Consultado al respecto, Trujillo, ex estudiante de esta institución, instó a visitar su biblioteca, abierta a todo público.
Por otra parte, la obra completa del antropólogo se encuentra en proceso de digitalización para publicarse en el sitio web de Anáforas, proyecto de la Facultad de Información y Comunicación que es dirigido por Block de Behar. En el sitio ya se pueden visitar muchos de los archivos donados, tanto obras completas como fotos recopiladas en sus incontables viajes, entre otros materiales.
Vidart publicó más de medio centenar de libros de diversas temáticas, en géneros que van del ensayo a la poesía, y muchos más artículos. Parte de ello también está disponible en el Centro de Documentación Daniel Vidart en Paysandú, que fue inaugurado en setiembre gracias al material de archivos y objetos donados por Castilla.
Una vez que se conoce la figura de este personaje es como tirar de una madeja sin fin. Se trató de un hombre prolífico, curioso, que buscó en el conocimiento una razón de ser y vivir. Como común denominador de las historias de quienes lo conocieron, aparece su capacidad para dialogar y su flexibilidad, que le permitió ir más allá de las dicotomías. Se autoenmarcaba en el criollaje, como alguien de su tierra, que supo conocer mucho más allá de las fronteras geográficas, pero todo le sirvió como insumo para su autoidentificación con el Uruguay.