La guionista uruguaya Inés Bortagaray fue nominada a los Premios Platino 2020 por su trabajo en la película brasileña La vida invisible. Bortagaray cuenta a Sala de Redacción la atípica experiencia de guionado de este film junto a sus colegas Murilo Hauser y Karim Aïnouz. Habla también de sus proyectos, el desafío de criar dos hijos que no sean machistas y la necesidad reflexiva de parecerse a sí misma antes de opinar en redes sociales. En 2016 recibió su primer galardón internacional como guionista, en el festival norteamericano de cine de Sundance, por su trabajo junto a la argentina Ana Katz para la película Mi amiga la del parque. La obra por la que Bortagaray está nominada a los Premios Platino fue premiada en el Festival de Cannes en 2019 y hace apenas dos meses representó a Brasil en los Premios Oscar, certamen en el que compitió como mejor película extranjera.
–¿Cómo es que una salteña conquista el cine brasileño con sus guiones?
-Hace tres años que estoy escribiendo o participando de la escritura de guiones para largometrajes de ficción en Brasil. Empecé porque fui a un festival de guión en Porto Alegre. Allí hay un movimiento muy grande de estudiantes de cine de Rio Grande do Sul y del resto del país, que se llama “FRAPA”, donde conocí a una guionista brasileña con la que me hice muy amiga y me invitó a sumarme a un proyecto. Comenzamos a escribir juntas para Karim Aïnouz, que es un director de cine y un artista brillante, con una filmografía extensa. Hicimos para él los guiones de dos proyectos que están en desarrollo.
–¿Cuál fue el proceso de escritura del guión de La vida invisible?
-Era un guión que venía trabajando desde hacía mucho tiempo Murilo Hauser, el guionista capitán de La vida invisible. En ese enorme trabajo previo había problemas que estaban bastante detectados en el guionado de lo que se iba a filmar, por lo que hice una lectura meticulosa y algunas sugerencias. Con todo ese paquete de deberes y de diagnósticos, mi misión fue escribir una versión nueva que trataba de curar esos problemas que habíamos encontrado entre los tres e hice otra propuesta.
–¿Tu versión del guión fue entonces la que se filmó?
-No. Karim me invitó a hacer del guión de La vida invisible una nueva y única versión casi de emergencia, porque se trataba de un proyecto que estaba en vísperas del rodaje. Me contactó en noviembre para hacer el guión entre diciembre y enero, porque la película se iba a filmar en febrero. Al final, la versión que se rodó fue otra nueva, que incorporaba cosas de la versión anterior y aportes míos. Después, como la película incluye un epistolario entre dos hermanas y las cartas se grababan solo con la voz de las actrices, en el proceso de montaje volví para seguir de cerca el proyecto con la escritura de las cartas.
El talento
–Según cuentas, este guión tuvo un proceso vertiginoso. ¿Estabas acostumbrada a ese ritmo?
-Fue muy atípico. En general, trabajo los guiones a lo largo de muchos años. Son procesos muy largos, muy laboriosos, de muchas capas de trabajo, donde se suma capa tras capa de reescritura. En este caso todo fue muy intenso y me acaparó por completo. Desde lo emocional también fue muy comprometido, porque es una historia que me fascinó, en la que me involucré mucho y el proceso fue muy intenso. Fue todo muy raro, nuevo y de mucho aprendizaje.
–¿Cómo te enteraste de la nominación al mejor guión?
-Estaba en mi columna del programa radial No toquen nada y Joel Rosenberg me dio la noticia. Fue una alegría y un motivo de orgullo muy grande. Estuve en el estreno en San Pablo y me pareció una película preciosa. También hay que destacar el prestigio de los Premios Platino, donde compite, por ejemplo, el film Dolor y Gloria de Pedro Almodóvar, una película que vi y que adoré.
-¿Te decepcionó la suspensión de la ceremonia de entrega de premios hasta 2021?
-Me lo dijeron en la radio, aunque lo imaginaba, sabiendo que el Festival de Cannes ya había anunciado también su postergación. Doy por sentado que el mundo de los festivales, los eventos y las premiaciones en los próximos dos meses no existe. De todas formas, confieso que me encantaría ir, porque viví en México hace muchos años y nunca más volví.
La creatividad
–Es ineludible la mención a la pandemia del Covid-19. ¿Cómo influye el aislamiento social y el encierro en la creatividad de un artista o un escritor?
-Con honestidad te digo que no sé si tengo una especie de efecto de paralización o si todavía estoy muy alelada con lo que está pasando. Apenas puedo adaptar la lógica doméstica y familiar de estar en casa con dos hijos chicos. Pero lejos de estar escribiendo febrilmente páginas y páginas, de hecho, es al revés: hay un relato nuevo que estaba escribiendo y que está paralizado.
–¿Se trata de un guión o de una novela?
-Había empezado a escribir algo hace un tiempo, todavía no sé si va a transformarse en un relato largo o en una novela, aunque lo más probable es que sea novela. Y también estoy escribiendo un guión para un proyecto de Brasil, además de tener algunas tutorías de guión.
–¿Qué es lo más importante en tu proceso creativo?
-Me interesa mucho el proceso creativo en sí mismo, pero siento que a veces mis tiempos son más lentos. Admiro mucho a quienes de inmediato pueden generar arte o algo con lo que sucede a su alrededor. En mi caso, es un proceso más lento. Siento que hay una mirada o un oído que están empezando a intentar entender lo que está pasando y que eso va a desembocar inevitablemente en la escritura, en una experiencia nueva o en un campo de conciencia nuevo, pero no necesariamente se está traduciendo ya en páginas.
–En este contexto de aislamiento social por la pandemia, ¿qué cosas te parecen que pueden actuar como disparadores de la creatividad?
-Siento que hay algo en la mirada que va cambiando. Hay algo de acostumbrar el ojo a un escenario nuevo, de ver escenas nuevas en la calle desde la ventana, de observar a una vecina que todos los días y a la misma hora práctica kick boxing e imaginar la música que la alienta. Acostumbrar el ojo a mirar a los niños jugando en el balcón, a entender a qué se deben los aplausos, las cacerolas o el himno, a escuchar el helicóptero que nos sobrevuela con un mensaje medio apocalíptico de “¡vuelvan a sus casas!”. También a interpretar toda la incertidumbre, los miedos y esa sensación de una generación privilegiada, que capaz no estaba preparada o que no sabía lo que era un estado de emergencia. Todo eso creo que es sedimento, que eventualmente se transformará en algo.
La sensibilidad
-En tu cuenta de Twitter cuestionás el aumento de tarifas que anunció el gobierno que preside Luis Lacalle Pou. ¿Piensas que no se debería haber tomado esa decisión?
-A medida que pasan los días y ante un panorama tan complejo y tan difícil para todos, creo que hay que esperar para ver el panorama más amplio, para mirar una escena más grande. Y necesito aclarar que, dentro de todo, me siento parte de una parte privilegiada de la sociedad. En un punto, es inevitable que uno reaccione ante algunas cosas, que se vea azorado, sorprendido, disgustado y que, por lo tanto, reaccione. Las redes sociales sirven enseguida como un micrófono, que está a la mano de todos para expresar esos sentimientos.
–¿Piensas que fue una medida económica inoportuna?
-Me sorprendió que se sostuviera el aumento de tarifas en este panorama. Vuelvo a decir que no tanto por mí, sino por las personas para las que ese porcentaje supone un esfuerzo casi imposible de cumplir. Pero me doy cuenta de que necesito tener un poco más de tiempo. Leo mucho y estoy bastante informada. Aún así, creo que para expresar mi opinión necesito algo más de tiempo. Todo cambia mucho día a día. Esa reacción gatillo y velocísima en las redes sociales puede dejarme en una posición donde no sé si más tarde voy opinar lo mismo. Me gustaría, siempre que sea posible, parecerme a mí misma. Digo esto no para apartarme de lo que dije puntualmente en ese tuit, sino porque siento que ahora es un momento donde todos tenemos el ánimo más frágil. Hace tres semanas no podíamos imaginar que nuestra vida iba a cambiar así. Lo que intento es observar con más cuidado la escena.
El género
–Mencionaste que lees mucho, ¿qué tipo de libros prefieres?
-Hace muy poco tiempo terminé de leer La hija oscura, de Elena Ferrante. Es un libro que me gustó mucho, de una escritora sobre la que me habían hablado maravillas y nunca había leído algo. Ahora estoy atrapada con El nervio óptico, de María Gainza.
–Las obras que citaste fueron escritas por mujeres. ¿Cómo ves el movimiento feminista en el Uruguay? ¿Participaste de la marcha del 8M por el Día Internacional de la Mujer?
-Participo desde hace muchos años en las marchas. En realidad, el movimiento y la detección de nuestro problema, replicante de una sociedad machista y patriarcal, es algo que está muy despierto y que estamos atravesando ahora, que nos tiene a todos adentro. Yo misma me veo enfrentada a esta necesidad de cambio y de adopción de esta nueva mirada, porque me pienso hija de ese mundo y de ese sistema. También ahora tengo el desafío, con mis dos hijos varones de cinco y siete años, de criarlos como dos hijos feministas. Tengo mucha esperanza en las generaciones más jóvenes, que puedan ser criadas y educadas en un mundo más sensible.
–¿Cómo evalúas el desarrollo que tiene el sector del cine en el Uruguay y en especial el campo profesional del guionado?
-Siento que el cine es un panorama bastante amplio y frondoso. En los últimos años se han estrenado y se están desarrollando una cantidad de películas. Muchas y muy distintas entre sí. Hay un viento favorable para los documentales y me parece que estaría buenísimo que empiece a haber otras personas en el sector, por ejemplo, trabajando en los guiones. Creo que esto es necesario porque el campo del guión es muy fértil. En la medida en que existen las plataformas digitales, que las series son el gran objeto de atracción y consumo para todo el mundo, me parece que el oficio de contar historias se transforma en algo muy necesario. Creo que estaría genial que de acá a diez años existiera una comunidad fuerte de colegas.
–¿Estás conforme con el grado de participación de las mujeres en el sector audiovisual uruguayo?
Para expresarlo en forma sencilla, así como te digo que ojalá que en pocos años haya un colectivo de guionistas fuertes en Uruguay, también deseo que más temprano que eso empiecen a estrenarse y desarrollarse muchísimos proyectos dirigidos por mujeres. En la revolución que estamos viviendo es muy probable que cambie esa invisibilización de las mujeres en el rol de directoras de cine.
Reseña de la película
A vida invisível de Eurídice Gusmão es una película del director brasileño Karim Aïnouz, protagonizada por la actriz Carol Duarte. Está basada en una novela de Martha Batalla, en la que se narra la historia de amor de dos hermanas inseparables con padres conservadores, ambientada en un romántico Río de Janeiro de 1950. La trama se desarrolla alrededor del sometimiento de las mujeres y su fortaleza para enfrentarlo y tomar el control de sus destinos. El film tiene tres nominaciones para la séptima edición de los Premios Platino 2020, que se celebrarán en México en fecha aún no definida. Está ternada en las categorías mejor guión, mejor película iberoamericana de ficción y mejor interpretación femenina. La obra fue reconocida con tres distinciones en la sección “Una cierta mirada” del Festival de Cannes 2019: mejor dirección, premio al espíritu independiente y premio especial del jurado.