Es innegable que hoy en día la información personal está desperdigada en Internet. Desde la fecha de nacimiento de las personas, su ciudad de origen o la formación profesional, hasta datos más complejos que constituyen a las personas como sus gustos, ubicaciones y sentimientos. Es allí donde el llamado big data entra en juego y Dan Costa, periodista estadounidense especializado en el tema, el 31 de octubre dio una charla al respecto en la Facultad de Información y Comunicación, organizada desde el Departamento de Apoyo Técnico Académico de la Comisión Sectorial de Enseñanza de la Universidad de la República.
Según Costa, hay cuatro características claves para entender el concepto de big data: dimensión, automatismo, tiempo e inteligencia artificial. Respecto a la primera, explicó que el big data se basa en combinar diferentes tipos de datos para obtener nuevas perspectivas de la realidad en que vivimos. Como ejemplo mencionó el análisis de una cantidad determinada de tomografías teniendo en cuenta el lugar donde fueron tomadas, el clima y la cantidad de personas. “Gracias a esto es que pueden surgir nuevas maneras de ver enfermedades como la esclerosis múltiple”, argumentó.
Además, señaló que estos datos se obtienen de manera automática y de diferentes formas. “La producción digital es lo que genera big data y se produce a través de varias aplicaciones como el Apple Watch, que cuenta con un monitor cardíaco para las personas que lo utilizan. Con la recolección de datos, el Apple Watch la logrado prevenir infartos y arritmias en varios de los usuarios”, sostuvo Costa. En suma, el tiempo también es importante, ya que, según el especialista, “los datos se recolectan en tiempo real y se analizan en tiempo real para tomar acciones en el futuro. Nos permite saber qué pasó y qué sucederá”.
Según detalló, otro de los factores que interviene en el big data es la inteligencia artificial. Si bien consideró que lo primero que se viene a la mente cuando se piensa en esa idea son robots queriendo tomar el control de los humanos, “la inteligencia artificial es un conjunto de algoritmos que aprenden de sí mismos e intentan encontrar patrones similares en los datos recabados”, sostuvo, y agregó que ésta “es imprescindible para buscar correlaciones entre grupos de datos aislados”.
Genomas y personas
Costa señaló que además de los ya conocidos gigantes Facebook, Google y Amazon, que amasan fortunas gracias al big data, las pequeñas organizaciones también pueden verse beneficiadas. Como ejemplo de un buen uso de la herramienta, el especialista mencionó el caso de 23 and me, una empresa estadounidense que ofrece un servicio de reconocimiento genético al hogar. Con sólo 100 dólares y una muestra de saliva, este emprendimiento muestra toda la información que hay en el ADN de quienes contratan el servicio, que incluye la historia de los ancestros, marcadores genéticos, o patrones de predisposición a enfermedades como el parkinson o el cáncer de mama, entre otros.
Según señaló, el hecho verdaderamente trascendente de este servicio es que ocho de sus 10 millones de usuarios han donado de manera anónima su información genética, gracias a lo que en 2018 la empresa pudo encontrar más de 80 patrones genéticos desconocidos sobre la depresión. Por lo tanto, la empresa decidió crear páginas especiales para cada uno de ellos, de modo de que la gente que padece esa enfermedad pueda especificar qué medicación funciona según su marcador genético. “Estamos ante una nueva forma de investigación médica”, analizó Costa.
No obstante, no todos los usos del big data son positivos. Para hablar del tema, Costa incorporó el concepto de “caja negra”, a la que definió como “un lugar oscuro, de secreto, donde nada puede ser revelado”. Según explicó, en esa caja negra se esconden los algoritmos que determinan casi todas las cosas con las que las personas conviven en el mundo tecnológico de hoy en día. “Google tiene el algoritmo de publicidad más exitoso de toda la red, pero sus ingenieros no develan el algoritmo que le ha permitido llegar a donde está. Lo mismo sucede con el involucramiento humano que desarrolló Facebook y el inventario más grande en toda la red que creó Amazon. Ninguno de esos algoritmos son conocidos en la actualidad”, argumentó el especialista.
Preocupaciones
Uno de los aspectos que preocupan a muchos gobiernos y organizaciones es a quién pertenece esa infinita cantidad de datos generados por los usuarios de internet. Al respecto, Costa explicó que la ley invisible que rige es que “los datos son del que los recaba o del que los compra” y es allí de donde derivan los problemas de privacidad. Para ilustrarlo, planteó otro ejemplo sobre la actuación de la empresa 23 and me, que también involucró a la policía de California. Según contó, esta última obtuvo un permiso legal para acceder a información genética de la empresa, que pudo ser utilizada para atrapar a un asesino serial, ya que uno de sus familiares había brindado su información genética anónimamente.
En suma, mencionó que en China gracias al big data funciona un sistema de crédito social que parece salido de un capítulo de la serie Black Mirror. Se trata de un sistema lanzado en 2014 y que actualmente se está probando en 43 municipalidades. Según contó Costa, el sistema se basa en factores como cuánto dinero tiene el solicitante en el banco, cuál es su historia criminal, cuál es su historial médico, si compra en línea, en qué asuntos legales está involucrado y con qué personas se asocia. A su vez, esa información se cruza con el software de reconocimiento facial, que se obtiene gracias a las más de 200 millones de cámaras que hay en China.
“Ayudar a tus vecinos, tener plata y comprar pañales puede hacer que tu crédito social suba. Si comprás pañales quiere decir que sos padre, lo que significa que tenés un lugar responsable en la sociedad. En cambio, si comprás alcohol, jugás muchos videojuegos y te asociás con las personas incorrectas, eso puede provocar que tu crédito social baje. Si esto sucede se te puede negar la hipoteca, viajar en trenes de alta velocidad o en aviones”, explicó Costa, y agregó que China planea lanzar el sistema a nivel nacional para 2020, además de que el sistema cuenta con el apoyo de más de 80% de la población.
En síntesis, el big data genera sentimientos encontrados en Costa. Por un lado, es una gran ventaja para las empresas, los gobiernos y la comunidad médica. Por el otro, las grandes potencias informáticas son las que dominan el mercado y no hay nada para hacer a nivel individual. “Tenemos que comprender cómo funciona. Precisamos que, a su vez, las compañías entiendan los componentes éticos sobre esta información. Se necesita un diálogo abierto sobre cómo vivir en este nuevo mundo”, concluyó el periodista.