En la actualidad, las redes sociales y la marea de información que llega a través de ellas hacen que la sociedad esté propensa a creer noticias falsas. Por eso, Sala de Redacción dialogó con el director ejecutivo del Observatorio Latinoamericano de Regulación, Medios y Convergencia (Observacom), Gustavo Gómez, y la gerenta de producto digital de El País, Ana Laura Pérez.
Gómez hizo hincapié en diferenciar las noticias falsas de la desinformación. Consideró a la desinformación como “una estrategia organizada de manera no casual para obtener un fin”, mientras que las noticias falsas puede surgir de un error al compartir o escribir algo que no era cierto o que era parcialmente cierto. “Prefiero hablar de desinformación en particular cuando hay estrategias deliberadas de difundir información falsa a sabiendas de que es falsa”, expresó Gómez, y sostuvo que el gran problema para la democracia ocurre cuando se quiere atacar a un dirigente o partido político de esta manera.
Asimismo, el experto en libertad de expresión y regulación de medios remarcó que existen una serie de acciones para desarrollar esas estrategias de desinformación. Según Gómez, las noticias falsas que pretenden desinformar son difícilmente reconocidas por la gente común: “Es complicado y no se tiene muchas herramientas”. Además, expresó que se tiende a creer en el sentido común y en lo que nos dice o envía gente cercana a nosotros. “Hay una fuerte autoridad del conocido cercano, como lo son nuestros amigos”, afirmó.
El director ejecutivo de Observacom consideró que las personas más jóvenes tienen mucha más capacidad para darse cuenta de “esas cosas”, aunque no tienen cómo demostrarlo. “Pedirle responsabilidad a la gente o que esté preparada a ese nivel de sofisticacion, es muy complicado”, señalo el experto.
En distintas oportunidades Gómez ha declarado que muchos piensan que esto es un “problema para el periodismo”, pero considera en cambio que es una oportunidad para “reivindicar la credibilidad del periodista”. También planteó que no cree que haya una solución, sino estrategias para reducir el problema y para lidiar con él.
A su vez, subrayó que en la actualidad la información se transmite con una gran velocidad y por ello la educación es clave para que la gente pueda identificar la información errónea. “Hay chequeos básicos que se pueden utilizar para minimizar, pero todos en algún momento compartimos o vamos a cometer el error de compartir algo que al final no era cierto”, afirmó.
Gómez hizo hincapié en que muchos tienen el preconcepto de que esta problemática se resuelve a través de un marco legal, de una decisión unilateral del gobierno o llevando gente presa, pero la problemática tiene gran complejidad y a veces se plantean “soluciones” que pueden repercutir de manera inversa. “Considero que brindar más información de calidad que rectifique la desinformación es clave”, compartió.
Ana Laura Pérez fue consultada respecto a la plataforma Verificado. Dicha iniciativa fue impulsada y es llevada a cabo por periodistas, editores y estudiantes universitarios que se encargan del análisis y verificación de la información que es difundida en redes sociales. Sobre la plataforma, Pérez afirmó que “las verificaciones vienen funcionando muy bien, la gente viene respondiendo bien al proceso”.
Uno de los focos principales es hacer visibles las “fake news” o “noticias falsas” que tengan como finalidad la desinformación intencionada para distorsionar la opinión pública. Desde hace años, las campañas electorales en distintos lugares del mundo se han visto afectadas por este fenómeno en el que se difunden fotos, videos y hasta informes falsos que tienen como objetivo desinformar o correr el foco de la discusión.
Para Pérez el problema no es que la población se informe mayoritariamente por redes sociales, ya que “el mundo cambia”, y las redes sociales son “una herramienta en sí mismas” que dependen del uso que se les dé.
Consideró que no conoce casos de periodistas que en Uruguay actúen con mala intención, desinformando, pero sí recuerda casos de periodistas que se han equivocado más de una vez. “Por suerte más antes que ahora. Los periodistas han ido entendiendo las lógicas de las redes, no todo lo que me gustaría pero cada vez más”, apuntó. En la misma línea hizo especial énfasis en que no siempre los periodistas logran tener del todo claro cómo son los modelos de negocios de las plataformas, cómo funciona una campaña de ese tipo y cómo se hace para conseguir seguimientos. “Hay que entender que hay detrás de todo eso”, concluyó.