Algo tenían en común: les gustaba chusmear y tomar mate. Sandra elegía las casas de las vecinas. Milagros elegía la casa de Nancy, su madre; iba con las hermanas, con las guitarras y con los tambores. 

El fútbol también las unía. Milagros probó suerte en distintos cuadros de Montevideo; era buena, pero qué lejos queda Pando de la capital cuando la noche se entorpece con la espera del ómnibus, cuando la noche se entorpece con ser mujer. 

Sandra no jugaba al fútbol, pero Matías, su hijo, sí. Matías tenía 8 años y ella 33. Lo llevaba a los partidos, a las prácticas y a la escuela. Nunca lo dejaba solo. Nunca lo dejaría solo. Tampoco dejaba sola a su hermana Nelly. A Nelly le trasplantaron el riñón y, como si fuera una enfermera más o el reflejo fiel de algún lago cristalino, Sandra estuvo siempre ahí. En total son cinco hermanas.

Un, dos, tres, click: la trompa y el reflejo en el espejo. Milagros siempre andaba así; con las muecas de adolescente, con las selfies constantes, con las hermanas gemelas a la par. En total son nueve entre hermanos y hermanas. 

Algo tenían en común: las dos vivían en Pando. Probablemente compartieron ciertos espacios cuando Milagros era casi bebé y Sandra casi adolescente. Probablemente se apoyaron sobre el mismo foco de la plaza principal, a la misma hora, el mismo día, pero en distintos años. Milagros Cuello y Sandra Cortazzo tienen algo en común: ambas están desaparecidas y ambas tienen una familia que las busca.

Marchar por las Personas Ausentes
Este miércoles 11 a las 17 horas en el kiosko “2 Reinas” de Pando se realizará una marcha por las Personas Ausentes.
“Mandé hacer volantes con la plata de las cuentas”, dice Nelly. “Porque yo no sé hacerlos y porque no le quiero pedir nada a nadie. Lo que sí pedí y recibí fue ayuda para repartirlos y pegarlos por todos lados”, cuenta, y agrega: “La calle Bulevar Artigas va a estar cortada, ya pedimos permiso. También he pensado: ¿y si voy y no va nadie? Esperemos que no, y que cada uno lleve la foto de su ausente. Y que todos estén presentes”.

Según lo relevado desde Políticas de Género del Ministerio del Interior (MI) y proporcionado a Sala de Redacción, de 2004 a 2019 hubo 17.272 denuncias por desapariciones. De 2015 a julio de 2019 fueron denunciadas como desaparecidas 5.182 mujeres. En total: 738 casos “abiertos”, que incluyen los 137 en que la persona desaparecida fue ubicada pero los denunciantes no fueron a firmar para cerrar la denuncia. Estos datos no coinciden con los 196 casos “abiertos” que presenta la página del MI en la división de Registro y Búsqueda de Personas Ausentes. 

“Vemos casos que aparecieron y nunca dieron de baja la placa y otros que directamente no se han subido a la página a pesar de que la denuncia esté hecha”, cuenta Eva Taberne del colectivo ¿Dónde están nuestras gurisas? (DENG). Desde 2017 hasta ahora, el colectivo calcula que hay alrededor de 40 desaparecidas, pero “el que solo una mujer esté desaparecida es terrible”, dice Taberne, y agrega que los números “son mentirosos: no nos podemos basar en las denuncias, ni en las cosas que salen en las redes sociales porque son muchas más. Y justamente las que más desaparecen son las que nadie va a buscar”. Las que nadie va a buscar muchas veces están en situación de calle, fueron víctimas de trata y no tienen familia que las busque. 

DENG nace por el afán de saber qué sucede con las mujeres desaparecidas en democracia y dónde están. Trata de brindar acompañamiento a las familias e informarles acerca de cómo proceder para realizar la denuncia y qué información es relevante llevar a la comisaría o la fiscalía. E intentan que la problemática tenga un lugar en la agenda, a través de actividades públicas, difusión de casos en afiches y redes sociales y talleres de prevención dirigidos principalmente a mujeres jóvenes. 

Nelly Melo
Foto: Clara Fernández

Nelly Melo, la hermana de Sandra, llegó al colectivo DENG hace poco. Con los labios delineando una leve sonrisa dice que le hace bien saber que no está sola, que a otras familias les pasa lo mismo y que están juntas en la búsqueda. Las pestañas sostienen una gota permanente. Hace 11 años que Nelly, Matías y las tres hermanas no saben nada de Sandra. 

Nancy Baladán
Foto: Soledad Espíndola

Hace casi tres años que Nancy Baladán, los cuatro hermanos y las otras cuatro hermanas, no saben nada de Milagros. O casi nada. Nancy reboza vigor. Los rulos color carbón acompañan la llama que sigue encendida. Al colectivo llegó por Taberne, que se acercó a la familia cuando supieron de la desaparición de la joven.

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3 de diciembre de 2016. En la plaza principal de Pando resuena la comparsa. Bandú candombe dice presente, como siempre, con Milagros y con sus hermanas. La vuelta a su casa fue de morisquetas y carcajadas que ya pedían la vuelta. Al llegar, Milagros se acostó.

-¿Vamos de nuevo a la plaza, Mili?
-No, prefiero quedarme acostada, me duele la panza.

La hermana fue al baño. A Milagros le sonó el teléfono. Atendió. Cortó. Le dijo al padre que iba hasta la plaza y volvía. Nunca volvió.

20 de abril de 2008. Matías vivía con Sandra y su pareja. Matías apareció solo en la casa de su abuela, aunque nunca andaba solo, aunque Sandra siempre andaba con él. Ese día esperaron a que Sandra entrara después de Matías. Nunca entró. 

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Si no hay indicios de delito, si no hay un tercero, si no hay extorsión ni secuestro, la investigación le corresponde a Personas Ausentes del Ministerio del Interior, explica el Comisario General Julio Sena, director de la división de Lucha Contra el Crimen Organizado e INTERPOL del MI. Aclara que la investigación se realiza cuando la ausencia es “voluntaria”. No las llama “desaparecidas”: “desaparecidos son sólo los detenidos en época dictatorial”

“Al ser vistas como una ausencia, se percibe simplemente una persona que no está pero que ya va a volver. Sin embargo, si la persona no está en donde suele estar ni dio aviso de que se fue, en realidad estás hablando de un delito. Y si no es, por defecto igual deberías pensar en eso”, dice María Zino de DENG. 

-Entendemos. Cuando puedas trae una foto de ella para colgar en la cartelera. Ahora queda esperar, le dijeron a Nancy en la comisaría de Pando al hacer la denuncia.

Una vez presentada la denuncia de desaparición, se activa el protocolo de Personas Ausentes, o al menos eso se supone que tendría que suceder, según lo plantea Sabrina Flores, fiscal penal de Delitos Sexuales, Violencia Doméstica y Violencia Basada en Género. El protocolo comienza con un interrogatorio a la familia, los amigos, las amigas, compañeros, compañeras y parejas. Prosigue con una investigación de la actividad de las redes sociales y el celular de la víctima. Si la desaparecida es menor de edad, tiene que participar el juzgado de familia especializado. 

Flores también remarca la complejidad de filtrar la desaparición delictiva: puede ser un femicidio intrafamiliar, secuestro, trata coactiva o trata por manipulación, que parta de la promesa de un mejor trabajo y una mejor vida. También están los casos de explotación sexual pero sin traslado y la ausencia voluntaria, que muchas veces se relaciona con una escapatoria de una larga trayectoria como víctima de violencia en el hogar. Pero si la o el denunciante no tiene ni un indicio o sospecha, la investigación se vuelve “complicada de ajustar”, dice la fiscal, y prevalece la idea de que la persona va a volver a aparecer, como ocurre en el 96 por ciento de los casos, según los últimos datos del MI.

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Hace 11 años los interrogatorios recorrieron las rutas que conectan a la ciudad de Montevideo con Pando. Nelly desbordaba desconcierto ante las preguntas y ante el hecho, pero se sintió sostenida. Dice que el comisario le dejó su número para seguir en contacto. Pero el contacto se esfumó con el paso del tiempo. Lo único que supo en 4.016 días fueron las palabras de los vecinos que nunca lograron ser comprobadas en la investigación formal: Sandra era víctima de explotación sexual y víctima de violencia de género por parte de su pareja.  

Nancy Baladán
Foto: Clara Fernández

Otra cosa también supo, hace dos años, de boca en boca, de timbrazos al celular y de ecos sin retorno: Sandra estaba en Ciudad de la Costa pero no quería ver a su familia. Nelly fue y comprobó que no era verdad. 

Desde el 1º de noviembre de 2017, cuando hay una investigación que culmina en un hecho delictivo y un proceso penal, la Unidad de Víctimas y Testigos de la Fiscalía brinda un acompañamiento a las víctimas y/o familiares. Lo hacen a través de psicólogos y trabajadores sociales, con un abordaje de “primeros auxilios psicológicos”, cuenta Mariela Solari, directora de la Unidad. Además, trabajan en conjunto con el equipo de fiscales que, tras el nuevo código, tienen la obligación de informar y proteger a las víctimas con instancias de diálogo y escucha, y promoviendo el acceso a la justicia con mayor participación en el proceso penal. 

Solari recordó la pensión del BPS que reciben los hijos y las hijas -que cumplen determinados requisitos- de las mujeres fallecidas por violencia doméstica. También habló de otras reparaciones económicas. Pero no pudo hablar de lo que suele quedar en el tintero; ¿qué pasa con las familias de las mujeres desaparecidas?

Nancy no quiere una reparación económica en la literalidad del término. Para Nancy, lo económico refiere al acceso a un abogado, a un asesor y, sobre todo, a alguien que apoye psicológicamente a las familias porque “quedan mal, y están cargando con una mochila que cada día se hace más pesada”

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Nancy tiene las pupilas dilatadas propias de quien dejó de ver para sólo mirar. Las calles de Pando dejaron de ser calles desde hace 1.012 días. Nancy las recorre en moto por las noches y en auto cuando las usa de trampolín para acercarse a las fronteras. De mañana lleva al hijo menor a la escuela. En una de esas mañanas, una camioneta blanca se abalanzó sobre la moto, casi cayeron, pero pudieron resguardarse en la casa de un vecino. Una de las noches, la misma camioneta volvió a abalanzarse, pero esta vez el conductor se bajó con un revolver y gritó: “Si seguís revolviendo mierda te voy a volar la cabeza”. 

Las amenazas son casi que moneda corriente. Las nulas respuestas de la Justicia y otras instituciones del Estado, también. Nancy cuenta que la investigación sobre la desaparición de Milagros tiene tres indagados, pero nunca los citaron para declarar. 

“No hay ningún programa específico, ni una contención, ni un apoyo para las familias que viven estas situaciones”, asegura Andrea Tuana, directora de la ONG El Paso.“Sería muy importante que esté la contención para que puedan tener un nexo con el sistema, porque tienen que ir a golpear la puerta a la policía” y“no es lo mismo si hay un equipo que te respalde, que te acompañe y que empuje al sistema a que siga buscando”. 

Se podría pensar que el Centro de Atención a las Víctimas de la Violencia y el Delito (CAVID), que depende del MI, es uno de esos sitios necesarios, pero según Lorena, trabajadora del Centro, actualmente sólo atienden a las “víctimas de delito violento de policías y familiares”. No amparan a las familias de desaparecidas, ni a las víctimas de trata, ni a ningún civil.  

La Asociación de Familiares y Víctimas de la Delincuencia (ASFAVIDE) tiene un departamento psicológico, social y jurídico que brinda servicios gratuitos de asistencia a las familias y a las víctimas directas de la delincuencia. Y si bien Graciela Barrera, presidenta de la Asociación, está de acuerdo en la presunción de que la desaparición está vinculado al delito de trata de personas, no han generado el espacio para desarrollar una asistencia. De todas formas, afirma que todas y todos son bienvenidos y que siempre se trata de buscar las herramientas necesarias para la atención. 

La asistencia jurídica de ASFAVIDE, que es sólo en Montevideo, trabaja en convenio con el consultorio jurídico de la Udelar y el MI. Para acceder a una abogada o abogado de allí, se debe tener un ingreso menor a 33 mil pesos. Mientras tanto, para acceder a una abogada o abogado de oficio de la Defensoría Pública del Poder Judicial se necesitan ingresos menores a 20.770 pesos y para acceder a la asistencia jurídica de la Universidad de Montevideo se requiere que el delito sea económico u homicidio. 

Ni Nelly ni Nancy fueron informadas de su derecho a tener ninguno de estos amparos legales. El desconcierto, no saber cómo proceder y la falta de información son característicos tras la desaparición de un familiar. Pero Nelly dice que va a desempolvar el expediente, sacarle las telarañas y alejarlo de quién sabe cuál cajón de archivos. Va a ir a la Fiscalía de Pando y va a volver a mover los cimientos. En Fiscalía no se requiere de abogado; ni para consultar información ni para llevarla. Según explica Solari, se necesita cuando se participa del proceso penal y en las instancias judiciales.

Acceder a los expedientes no es tan fácil. Aun teniendo una abogada, como la tiene Nancy, que hace más de un año pidió el expediente para ver el proceso de investigación de Personas Ausentes y todavía no le han mostrado la documentación, incluso habiéndola pedido también desde el juzgado.

Sin embargo, según cuentan Tuana, de El Paso, y Taberne y Zino, de DENG, la investigación policial sobre Milagros ha recogido los indicios necesarios para determinar que está, o que estuvo, en una red de trata y explotación sexual. Nelly también cree que Sandra podría ser víctima de una red. Ante la trata se abre un paréntesis.

Al momento de la denuncia
Según la guía que elaboró el colectivo ¿Dónde están nuestras gurisas? sobre cómo proceder ante los casos de desaparición: 

  • No hay que esperar 24 horas luego de la desaparición. Es importante que se realice de manera urgente.
  • Cualquier persona puede realizar la denuncia, sea familiar o no. Es conveniente que sea en la comisaría más cercana al presunto lugar de desaparición, pero puede denunciarse en todas. También puede hacerse en la Fiscalía de la Nación (sedes en todos los departamentos). Si se elige hacer en la comisaría: solicitar los datos de la fiscalía y el fiscal que intervienen en el caso.
  • Es obligatorio que se tome la denuncia y se brinden un comprobante de la misma. Ahí figura el número identificador de la denuncia, que sirve para hacer el seguimiento del caso.
  • Se debería registrar una “denuncia” y no una “queja” o “informe”. Es importante además que la denuncia no se efectúe bajo el rótulo “abandono del hogar”.
  • Si la persona es menor de edad o se trata de un adulto con un padecimiento psiquiátrico, se presume sí o sí una ausencia involuntaria. En caso de tener información sobre personas desaparecidas en democracia puede llamar al teléfono 152 4639 o enviar un mail a personasausentes@minterior.gub.uy


El mito de que Uruguay es un país sólo de tránsito de mujeres se acabó hace tiempo, pero costó mucho más que ese tiempo instalar en la agenda la problemática, bajo la certeza de que Uruguay es país de origen, tránsito y destino de trata de personas. Según cifras internacionales, el 72 por ciento de las personas víctimas de trata son niñas y mujeres. 

No se puede establecer una relación directa entre las desapariciones de niñas, adolescentes y mujeres y la trata, pero sí se debe tener en cuenta esta problemática como una opción posible. Tuana cuenta que no han podido relevar los casos conectados, pero está segura de varios que sí lo fueron o lo son. También está segura de que se ven desapariciones cotidianas “de gurisas que están con salidas no autorizadas de (centros de protección de) INAU. Sabemos que terminan en circuitos de explotación sexual y después o las encuentran o vuelven, pero no queda constatada ni la desaparición ni qué pasó en ese período”. 

El Paso trabaja en convenio con Inmujeres en el Servicio de Atención a Mujeres en Situación de Trata con Fines de Explotación Sexual. Durante el año 2018 atendieron a 73 mujeres víctimas de trata y, desde 2010 a ese mismo año, fueron 565.

El Comité Nacional para la Erradicación de la Explotación Sexual Comercial (Conapees) atiende a niñas y adolescentes víctimas de explotación sexual. Luis Putscher, presidente de Conapees, asegura que “muchas que viven en situación de explotación, la viven en el marco de situaciones de trata que se identifican después, incluso años más tarde”. No atienden casos específicamente de trata pero en reiteradas ocasiones sí surgen de la propia casuística. Muchos de estos casos se detectan en vínculos cercanos y no tanto en redes internacionales, sino nacionales y locales, explica July Zabaleta, directora de la división Políticas de Género del Ministerio del Interior.

En 2018 el Parlamento aprobó la Ley de Prevención y Combate de la Trata de Personas (N° 19.643), pero no tiene presupuesto. Con el nuevo Código Penal, las víctimas de trata tienen la posibilidad de declarar en prueba anticipada, en privado con la fiscal, para mitigar la revictimización y generar un espacio de mayor apertura. Este año se creó el Consejo Nacional de Prevención y Combate a la Trata y Explotación de Personas, pero aún es muy incipiente, y tendrán la primera reunión este mes. 

Tuana no duda de que se ha logrado un gran avance en la visibilización de la problemática, pero tampoco duda de que casi no se ha avanzado en términos de políticas públicas y aún queda construir todo un sistema de respuestas y prevención. 

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Algo tenían en común: las dos vivían en Pando. Pando es una zona prostibularia y la demanda también pide adolescentes. Para Taberne y Zino de DENG, Pando es una de las zonas, junto con Punta de Rieles, Villa García y Barros Blancos, donde las mujeres jóvenes desaparecen con mayor frecuencia. Asimismo sucede en zonas fronterizas como Rocha y Rivera, y en lugares de “turismo sexual” como Punta del Este. 

Sandra Ferrini es una sobreviviente de víctima de trata. Nelly piensa en ella. Nelly piensa que si ella pudo, su hermana también. La gota que se mantenía en la esclerótica ahora cae, dice que siente que Sandra, su hermana, está viva, dice que cuando no hay cuerpo hay esperanza.

A Nancy le suelen decir que es un incentivo, un ejemplo de lucha. Nancy mueve la cabeza hacia los costados y sin trastabillar consolida que no, que no es un incentivo, pero que nadie la va a parar ni a asustar, que va a seguir, sea contra la corriente que sea.

Sandra ahora tendría 41 años y Milagros 19. Algo también tienen en común Nancy y Nelly: ambas remarcan la necesidad de juntarse para que esto se siga visiblizando pero, sobre todo, para que se haga algo, para que las gurisas desaparecidas no sean un espectro más. 

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