El documento Mujeres en el mundo del trabajo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) indica que las brechas de género persisten en el ámbito laboral en todo el mundo: las mujeres ganan adquisitivamente 17% menos que los hombres. Según señala el texto, que fue presentado semanas atrás en Lima, Perú, la participación laboral de las mujeres evoluciona de forma muy lenta tras la tendencia de crecimiento más acelerada que manifestó hasta el año 2000. Entre otros aspectos, el informe expone la influencia del factor cultural en el designio de roles domésticos e intrafamiliares, lo que restringe la participación efectiva del género femenino en el ámbito laboral.
Si bien se evidencian notorios progresos en relación a lo que ocurría varios años atrás, el avance está estancado y se constata fundamentalmente a partir de la persistencia de la brecha salarial, que tiene que ver con el fenómeno popularmente conocido como “techo de cristal”. El informe de la OIT hace hincapié en su componente cultural y brinda especial atención a dimensiones que tienen que ver con comportamientos, estereotipos y normas sociales.
Soledad Salvador, integrante del Centro Interdisciplinario de Estudio sobre el Desarrollo e investigadora del tema con una perspectiva de género, dijo a Sala de Redacción que en el caso de Uruguay la brecha salarial se explica por factores de discriminación. Entre ellos nombró especialmente a los estereotipos de género y, según valoró, estos factores tienen un carácter principalmente cultural. Para ilustrarlo, señaló que a las mujeres tradicionalmente se las vincula a tareas de cuidados, lo que hace que al llegar a la vida adulta sus decisiones sobre qué tipo de empleo ocupar están mayoritariamente restringidas en relación a los hombres. Según agregó, este fenómeno se denomina “segregación ocupacional” y se manifiesta de forma más acentuada en los sectores sociales con un mayor grado de vulnerabilidad, principalmente condicionados por bajos niveles educativos.
Acerca de iniciativas institucionales que buscan disminuir el impacto de la brecha salarial de género, mencionó que existen programas que buscan re vincular a las mujeres a la educación formal. Además, indicó que desde el Estado se ha regulado el salario en algunos campos de actividad tradicionalmente ocupados por mujeres, como trabajo doméstico,con la Ley N° 18.065.
La investigadora explicó que la segregación ocupacional se da tanto en forma horizontal como vertical, ya que las mujeres acceden menos a puestos de jerarquía y cuando lo hacen sucede en ámbitos laborales altamente feminizados. Por otro lado, subrayó que cuando se analiza el nivel educativo en Uruguay, a pesar de ser las que más acceden al nivel terciario y quienes en promedio tienen más años de estudios formales que los hombres, el salario que perciben las mujeres es menor. “La masa salarial es significativamente menor y esto es producto de una doble discriminación. Está relacionado con cuánto se les paga por hora a las mujeres y cuántas horas trabajan por semana, porque cargan con trabajo no remunerado en el hogar. Aún queda mucho para hacer”, concluyó Salvador.