Valentina es una joven que trabaja en una empresa de consultoría empresarial donde son muy flexibles. Allí posee una instructora que la asiste en sus tareas y la experiencia le ha ayudado a progresar en su profesión. Por su parte, Lilián, quien trabajó como pasante en un estudio contable asociado a las pasantías dentro de Universidad de la República (Udelar), recuerda que trabajaba cinco horas diarias, cobraba 12.000 pesos líquidos y podía acreditar la experiencia laboral en la universidad. “Las tareas eran más que nada de liquidación de sueldos, por lo que me sirvió mucho como experiencia”, recuerda sobre la modalidad de trabajo. Sin embargo, en este ámbito laboral no eran flexibles con respecto a su actividad académica, ya que no se otorgan días libres a quienes necesitan estudiar.

Hoy en día las pasantías son una de las principales salidas laborales para jóvenes que estudian una carrera terciaria o algún oficio, o que simplemente quieren realizar sus primeras armas en el mercado laboral. Las empresas que ofrecen pasantías han aumentado y la experiencia laboral previa es cada vez más esencial para postularse a ofertas laborales dentro de áreas que corresponden a carreras universitarias.

Analía Cachetorio, encargada del Departamento de Empleo Juvenil del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), comentó a Sala de Redacción que lo que normalmente conocemos como “pasantía” en realidad es un contrato de trabajo regular con algunas cláusulas pensadas en torno a las exigencias de los jóvenes postulantes.

Marco legal

Cachetorio señaló que la normativa vigente referida a lo que sería propiamente un contrato laboral con calidad de pasantía está regulada en la Ley 17.230, que es usada de forma general por la UTU. Según comentó, la Udelar tiene una normativa propia, pero se acerca en líneas generales a esta ley.

Además, existe una Ley de Empleo Juvenil, que es implementada desde el Departamento de Empleo Juvenil del MTSS, es financiada por el Fondo de Reconversión Laboral y coordinada por la Dirección Nacional de Empleo del MTSS. Esta ley se rige según diversas modalidades: primera experiencia laboral, prácticas laborales para egresados y trabajo protegido joven. “Lo que la ley de empleo juvenil hace en ese sentido es otorgar un subsidio a las empresas que generan esas contrataciones, para justamente incentivar y promover el empleo de la juventud”, aseguró Cachetorio.

Dentro de esta ley también se encuentran las “prácticas formativas”, que constituyen contratos en calidad de pasantías, dado que se realizan en el marco de la formación académica que esté llevando adelante el joven en cuestión. Estas prácticas pueden ser o no remuneradas. Según se especifica en la norma, las no remuneradas presentan una jornada laboral con un tope de 20 horas. En suma, apunta a ser una práctica breve abocada a dar a conocer determinadas tareas o puestos en función de la formación del estudiante.  

Asimismo, Cachetorio distingue las prácticas formativas remuneradas, de las que recientemente se modificó su normativa para poder contemplar con integridad su objetivo fundamental: articular lo educativo y lo laboral. Esto insta a diversas empresas a desenvolverse en el rol de formadoras. Cachetorio afirmó que este nuevo cambio comenzará a operar a partir del próximo año y los espacios educativos de donde provengan los estudiantes deberán designar un referente, quien trabajará en conjunto con el tutor asignado en la empresa para el mayor aprovechamiento educativo de la experiencia laboral.

Algunos casos

Como un ejemplo del variado mundo de las ofertas de este tipo de experiencias, la Unesco ofrece pasantías que se realizan a lo largo de todo el año. Su peculiaridad es que los pasantes no reciben ninguna remuneración y que los candidatos escogidos deben dejar constancia de que poseen seguro médico. Dichas pasantías son de jornada completa, sobre la base de cinco días de trabajo con 40 horas a la semana, pero varían en función de la situación de cada pasante.

Las pasantías ofrecidas por el Teatro Solís de Montevideo, en cambio, buscan acercar a los jóvenes a su primera experiencia laboral de forma remunerada. El día libre de los pasantes es rotativo y los horarios se ajustan de acuerdo a la programación de espectáculos y actividades del teatro, lo que dificulta organizar la currícula académica. Una estudiante universitaria de 22 años contó a Sala de Redacción su experiencia como pasante de atención al público en el teatro, donde trabaja 25 horas semanales. Sus tareas consisten principalmente en la recepción de público durante espectáculos y en visitas, en las que se desempeña como guía.

Aunque se cuenta con 20 días de estudio por año, los becarios del Teatro Solís solo se pueden tomar tres días libres por evaluación: el día de la prueba y uno o dos días antes. Durante vacaciones de julio, los exámenes de la carrera que cursa la joven coinciden con jornadas laborales agitadas por la cantidad de visitas que recibe el teatro, por lo que estos tres días resultan insuficientes para rendir correctamente en ambas responsabilidades. “Es completamente realizable y se puede coordinar estudio con trabajo, pero sí noté un descenso en mi rendimiento por un tema de tiempos”, puntualizó.

Victoria Arias y Santiago Campagna

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