Desde sus inicios el SNI tuvo como objetivo expandir la comunidad científica nacional, generar nuevos conocimientos y formar recursos humanos transversales a todas las áreas de conocimiento. El gobierno del SNI está a cargo de una comisión honoraria integrada por cinco miembros (dos a sugerencia del Consejo Nacional de Innovación, Ciencia y Tecnología –CONICYT-, dos sugeridos por la Agencia Nacional de Investigación e Innovación –ANII- y uno a sugerencia de Udelar). Todos los años aproximadamente 50 investigadores participan de la evaluación de sus pares.
Actualmente el SNI cuenta con 1825 investigadores categorizados con un importante reconocimiento en la comunidad científica. Se dedican a la investigación en diversas áreas como las ciencias naturales y exactas, ciencias sociales, ciencias médicas y de la salud, ciencias agrícolas, humanidades, ingeniería y tecnología. Hasta hoy se han producido 48.810 productos bibliográficos, 4405 productos técnicos y 8024 participaciones en proyectos de investigación y desarrollo. También ha crecido la formación de recursos humanos por parte de los investigadores desde el sistema, medido a través de las 1436 tutorías de maestría y doctorado concluidas.
Proceso de creación
El festejo de los 10 años se realizó el pasado 1 de abril en la Facultad de Ingeniería y entre los tantos invitados participó Rafael Radi, director del Departamento de Bioquímica de la Facultad de Medicina y del Centro de Investigaciones Biomédicas de la Udelar. El integrante del SNI nivel 3 estuvo a cargo de la breve presentación y habló sobre el trayecto de la institución en estos 10 años.
La historia comenzó en 1996 cuando el físico Rodolfo Gambini -docente e investigador de la Facultad de Ciencias-, logró con la ayuda de legisladores de distintos partidos políticos que se incluyera un artículo para crear el Fondo Nacional de Investigadores (FNI) en la ley del presupuesto de ese año, contó Radi. “Gambini me recordó hace algunos meses que, una tarde cuando quedaba muy poco tiempo para que se venciera el plazo para la aprobación del presupuesto, el senador Alberto Couriel le avisó que había disposición de dos legisladores de todos los partidos de incluir el artículo y pidió que fuera redactado inmediatamente. A las 19 horas de ese mismo día el artículo estaba listo”, contó Radi.
Pero recién en 2007 se creó la ley del SNI, aprobada el 31 de agosto del mismo año: “el primer llamado se abrió en agosto de 2008 y recién en febrero de 2009 se nombraron oficialmente los primeros investigadores del SNI, que por resolución de directorio de la ANII ingresaron al sistema a partir del primero de marzo de 2009. Es decir, hoy hace 10 años y un mes exactamente”, dijo Radi.
Impacto y divulgación
Luego de la presentación de Radi se formó una ronda de debate entre cinco investigadores del Sistema. Mariela Bianco, quien trabaja en la Facultad de Agronomía y en la Comisión Sectorial de Investigación Científica de la Udelar, comenzó la ronda opinando que el impacto del SNI “se ha dado principalmente dentro del SNI y que fuera de él no se ha alcanzado de la misma forma”. Según contó la doctora en sociología rural, se tomó el tiempo para preguntarle a algunas personas de su alrededor que no están vinculadas a la investigación ni a la ciencia si conocían el SNI y a cambio recibió silencio, por lo que cree que hay que generar un impacto mayor saliendo un poco de la comunidad académica. Es decir, hacer llegar la ciencia y la tecnología a otros ámbitos. Los demás investigadores se mostraron de acuerdo respecto a una mejor divulgación del SNI y lo que promueve dicho sistema en lugares como la Semana de la Ciencia y la Tecnología en su edición anual, los clubes de ciencias, el programa de popularización de ciencia de la ANII. Todo esto “implica pensar la ciencia y la tecnología para los que no son pares de los investigadores”.
Por su parte Daniel Perciante, doctor en ingeniería eléctrica y vice rector e investigador en innovación en la Universidad Católica del Uruguay, coincidió que “hay que lograr llegar a los chicos y a los padres, para que les enseñen a sus hijos que ser científicos es algo útil, bueno para el país y eso hoy no lo estamos haciendo demasiado bien. No quiere decir que no se haga, hay algunos esfuerzos pero seguro tenemos cosas para hacer mejor”. Perciante también habló sobre “el valor económico de la ciencia”, que se financia con fondos públicos pero también con dinero de empresas que invierten en ello: “en Uruguay los empresarios no son fáciles, no es fácil que destinen dinero al desarrollo científico o tecnológico. Tenemos que trabajar para que eso cambie en los próximos 10 años”, concluyó.
Brecha de género
Bianco y Ana Meikle -responsable del laboratorio de endocrinología y metabolismo animal de la Facultad de Veterinaria de la Udelar-, manifestaron su preocupación respecto a la brecha de género dentro del mundo de la ciencia.
Bianco afirmó que “el techo de cristal no es una ficción”, que la “brecha de género realmente existe y que el primer paso para mejorar es reconocer que ésto sucede”. El ciclo de gestación, parto y lactancia en una mujer demanda una energía adicional y “aunque llevó tiempo, el SNI logró destacar la maternidad” en este último tiempo, señaló la ingeniera agrónoma. Desde hace algunos años se introdujo la posibilidad de una prórroga para el período de la renovación de los contratos en caso de maternidad, lo que encamina a reducir este problema, dijo Bianco. Las investigadoras coincidieron que al principio el SNI estaba integrado principalmente por hombres, que hoy en día no es así pero de todas formas siguen siendo mayoría: “de esta manera -como dijo Meikle- se pierden el cincuenta por ciento de las cabezas pensantes”.
Los hombres presentes también dieron su punto de vista y manifestaron que el tema está sobre la mesa y hay que buscarle la solución. Eduardo Manta, responsable de la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología (bajo la órbita de Presidencia) y ex decano de la Facultad de Química, mencionó que viene de “un espacio bien diferente en ese sentido como lo es la Facultad de Química: allí hay más mujeres que hombres y hay más catedráticas mujeres que catedráticos, o prácticamente a la par”.
“Creo que tenemos que profundizar un poco en el por qué de esos números. Hay que pensar y reflexionar mucho si allí entran solamente cuestiones de género, cuestiones de concepción de la sociedad u otros conjuntos grandes de cosas… Me parece que todo suma y hay que buscarle la solución para que eso se pueda igualar”, resumió Manta.
Autor: Marcia San Martín