A más de veinte meses del inicio del asedio total sobre Gaza y mientras siguen cayendo bombas sobre los territorios palestinos ocupados, el mensaje de los manifestantes al gobierno fue claro: “¡No es guerra, es genocidio!”, gritaban desde la plaza centenares de personas mientras las banderas palestinas flameaban. Carteles con consignas como “Palestina libre”, “Uruguay cómplice” y “No al genocidio en Gaza” acompañaron la movilización del pasado martes 17 de junio, que volvió a denunciar la masacre como parte de una catástrofe prolongada. Desde el escenario, se acusó al gobierno de complicidad por mantener relaciones diplomáticas con Israel mientras ignoran los crímenes de lesa humanidad en curso: “¿Usted ha visto cómo disparan a la multitud hambreada cuando acude a buscar comida? Platos vacíos y metralla es lo que reciben los y las palestinas”, interpelaron al presidente.
“Colocar una oficina de cooperación en Jerusalén es como abrir una en Berlín en 1943”, sostuvo a Sala de Redacción Alejandra Bittencourt, vocera de la Coordinación por Palestina Uruguay. La referencia apunta a la oficina de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) instalada durante el gobierno de Luis Lacalle Pou, que permanece activa bajo la administración actual. Aunque organizaciones sociales y la Universidad de la República han reclamado su cierre por considerarla contraria al derecho internacional, el gobierno de Orsi no ha dado señales de modificar esa política. Bittencourt señaló que tampoco ha condenado de forma clara los crímenes cometidos por Israel: “Orsi va a tener que dejar de hablar de ‘guerra’ ante lo que la humanidad visualiza como un genocidio”, apuntó, y reclamó una postura alineada con los tratados internacionales que Uruguay ha suscrito.
La proclama fue directa: si el propio presidente reconoció que no bastan las palabras, entonces debe traducir ese diagnóstico en decisiones concretas. Para la Coordinación, eso implica romper relaciones diplomáticas, económicas y comerciales con Israel y avanzar hacia su aislamiento internacional como vía efectiva para frenar el genocidio.
Bajo la figura de Artigas continúan leyendo la proclama. Desde abajo la gente escucha en silencio. Un niño sostiene un cartel escrito en letras verdes y rojas: “No asesinen más niños”. Una consigna repetida hace minutos resonaba como eco de esa súplica: “Las niñeces en Gaza no son una amenaza”. Durante la oratoria recordaron que el plan de exterminio israelí ha asesinado solo en Gaza a más de 18 mil niños y niñas: “ni una sola de esas 18 mil criaturas tenía un arma en la mano; lo que sí tenían era el estómago vacío y el alma destrozada”, se denunció desde el escenario. La imagen fue clara porque las cifras hablan por sí solas: en poco más de veinte meses, más de 55 mil palestinos han sido asesinados. Y aunque el presidente ha declarado repudiar todo tipo de violencia y expresado su rechazo al terrorismo, las infancias palestinas siguen siendo blanco directo del ejército de ocupación israelí. “¡No es guerra señor presidente, es genocidio!” se repitió una vez más desde el micrófono. El silencio se rompió con aplausos y desde la plaza la consigna comenzó a repetirse una y otra vez: “¡No es guerra, es genocidio!”.
El gesto del mandatario al anunciar el posible envío de arroz y leche en polvo a Gaza fue duramente cuestionado por la organización que reclamó una comprensión real: no se trata solo de mandar ayuda humanitaria, sino de exigir que Israel deje de usar el hambre como arma de guerra. La Coordinación advirtió que “mientras cientos de camiones con alimentos y medicinas siguen bloqueados en las fronteras, limitar la respuesta a paquetes de arroz es una forma de eludir la responsabilidad política”. Por eso, insistieron: “si se va a enviar ayuda, debe hacerse por los canales que establece la legalidad internacional y como parte de una posición activa contra el genocidio, no como paliativo frente a la masacre”.
La convocatoria recibió el respaldo de diversas organizaciones. El saludo de Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos abrió una extensa lista de adhesiones. Por primera vez también se pronunciaron hijos de sobrevivientes del Holocausto, quienes adhirieron con una consigna firme: “No en nuestro nombre”. En su declaración cuestionaron la utilización de la memoria del Holocausto para justificar crímenes de Estado y llamaron a no guardar silencio frente al genocidio palestino.
Desde abajo, parte del pueblo uruguayo volvió a alzar la voz en solidaridad con Palestina: “¡No queremos ser cómplices! Este pueblo que luchó contra el terrorismo de Estado, que resistió a la dictadura, no será pasivo ni cómplice silencioso”, cerró la oratoria de la Coordinación.