Los feminismos en Uruguay tienen larga data, aunque la masividad del movimiento se remonta a tiempos cercanos. Cotidiano Mujer, colectivo feminista de absoluta vigencia, cumple 40 años de construcción en un camino que empezó a trazarse en plena restauración democrática.
Marzo de 1984 es un mojón de referencia que indica el surgimiento del medio de acción feminista que, como primer objetivo, se propuso lanzar una revista. A trazo firme y seguro, el medio escrito se convirtió en una herramienta para tratar temáticas vigentes e instalar nuevas discusiones en la agenda pública desde otra perspectiva: incluyendo la voz de las mujeres. El colectivo indica que tomó varios meses definir una agenda feminista y plantea una serie de preguntas: “¿Qué significa la democracia para las feministas? ¿Cómo hacer visible las principales preocupaciones y angustias de las mujeres? ¿Sobre qué queremos escribir?”. Esas y otras interrogantes se convirtieron en un motor para irrumpir en el debate político uruguayo con nuevos abordajes de la vida cotidiana.
Como un rayo, para siempre
Elena Fonseca, comunicadora feminista uruguaya y cofundadora del proyecto, afirmó en diálogo con Sala de Redacción que en el contexto sociopolítico en que se creó Cotidiano peleaban por algo que no tenían. En la actualidad, dijo, “no hay discusión de si es o no es, por ejemplo, el concepto de violencia doméstica”. Aunque los discursos conservadores están a la orden del día, discutir eso no es lo predominante. Sin embargo, agregó, “en esa época no se sabía cuáles eran los crímenes de violencia doméstica”. En retrospectiva, Fonseca está convencida de que “con las voluntades de mucha gente se pueden transformar las cosas que no queremos”; con esa premisa como incentivo es que surgió Cotidiano Mujer. “Colectivamente buscamos una forma distinta de hacer periodismo”, adhirió en referencia a la creación de la revista.
El ímpetu por aportar a una comunicación feminista no se redujo a ese primer objetivo. Lilián Celiberti, maestra de profesión y cofundadora de Cotidiano Mujer, sostuvo que siguieron “siempre vinculadas a la comunicación pero con otros formatos”, porque luego incorporaron propuestas de diversa índole: incursionaron tras los micrófonos de la radio con el informativo feminista “Nunca en domingo”; organizaron anualmente las Jornadas de Debate Feminista en el período 2013-2020; fueron la sede de la Articulación Feminista Marcosur (AFM) que coordina organizaciones feministas de la región; comenzaron a realizar el festival de cine y derechos humanos “Tenemos que ver” y produjeron -y continúan produciendo- videos, encuentros, seminarios, libros, talleres y grupos de apoyo abiertos a la sociedad. Además, entregan anualmente el Premio Nacional de Prensa Escrita Marcelo Jelen, que “busca premiar las producciones periodísticas que aporten a desarticular el pensamiento único, promuevan la diversidad y la no discriminación”.
A 40 años de la creación del proyecto, Celiberti manifestó que repensarse “es como un balance de memoria” por cómo empezaron a “hablar de feminismo en el ’84, el año de la democratización”, cuando la dictadura todavía estaba “en los últimos vestigios”. Además, analizó que “ahora parece todo lineal, pero no lo fue”. El objetivo primordial fue “instalar los debates feministas”, aún cuando ellas mismas no tenían “todas las herramientas o lecturas de la teoría feminista” que fueron adquiriendo con el paso de los años.
El tiempo es un efecto fugaz
Las memorias del inicio son variadas; no todas estaban en las mismas circunstancias personales cuando decidieron aportar a este encuentro. Estela Peri formó parte del primer grupo de mujeres que se arrimó: fue la primera fotógrafa de la revista. Apenas pasaba las dos décadas de edad cuando Lilián Celiberti la invitó a integrarse. Afirmó que muchas mujeres volvían del exilio en el momento en que se conformó el colectivo y “se reinsertaban en Uruguay” en busca de “un espacio donde estar”. En aquel momento, dijo, “muchas de ellas volvían de Europa, donde había una gran movida feminista”; un impulso fundamental porque “la movida que había en ese momento buscaba salir de la dictadura, del oscurantismo”. En el mismo sentido, Celiberti valoró que los primeros tiempos acercaron a “muchas artistas” que pusieron de su trabajo voluntario para que el proyecto floreciera; “Pilar González [artista plástica uruguaya] hizo la primera tapa de una revista, Lala Severi [artista uruguaya], el afiche que poníamos en los lugares en donde íbamos. Era más que un colectivo editorial, también un lugar que nucleaba estas aspiraciones de mujeres para una sociedad diferente, de mayor respeto y con mayores derechos”.
“Un despertar enorme”; así describió Peri la aparición de Cotidiano Mujer. Creció bajo el terrorismo de Estado y formó parte del movimiento de estudiantes que retomó la militancia bajo el lema Asociación Social y Cultural de Estudiantes de la Enseñanza Pública (ASCEEP), porque la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU) estaba prohibida. En ese contexto de censuras se acercó a un grupo de mujeres feministas “que ya venían con otra experiencia”. Por ello, insistió que “fue muy fructífero, muy esclarecedor”.
Otra voz comenzaba a surgir. El periodístico “Nunca en domingo” estuvo bajo la atenta dirección de Fonseca, a quien todas se remiten como “Elenota”, quien describió a ese espacio como “una verdadera necesidad”. Lo fue “porque se trató de las mismas ideas, pero con otra voz”, y aclaró: “la voz física, la que elige la forma de tratar los temas, de enfocarlos: fue otra forma de expresión de la que teníamos necesidad”. Fonseca enfatizó la importancia del espacio con una anécdota que le “significó mucho”: las puertas de un negocio ubicado en la calle Colonia del centro de Montevideo la recibieron con un “yo a esa voz la conozco, la oigo”, proveniente de una mujer. Sucesivamente, una serie de elogios al programa periodístico la abrazaron. Entre ellos, la afirmación de que el programa le había “cambiado la vida”. Es “una devolución en tantos años” que la “identificó mucho”, dijo Fonseca notoriamente conmovida.
Hay quienes, años más tarde, acompañaron el crecimiento del colectivo. Es el caso de Silvana Pissano, feminista y arquitecta, actual alcaldesa del Municipio B de Montevideo. Se acercó “como feminista independiente” a la actividades de Cotidiano en los noventa; en ese entonces militaba en la Sociedad de Arquitectos. Designada por el gremio, formó parte de una investigación que estaba haciendo el grupo “pensando en temas vinculados con la ciudad, con los asentamientos y el monitoreo de las políticas públicas relacionadas al tema”. Si bien la problemática “no estaba como en el centro de la discusión” feminista, desde Cotidiano Mujer “siempre lo colocaron” en agenda, en un esfuerzo por traspolar la perspectiva feminista a todos los temas que involucraban e involucran a la sociedad. Pissano dijo que, viendo el movimiento a distancia, Cotidiano “ha formado parte de la historia feminista del Uruguay y lo sigue siendo”; “es un engranaje, una clave en la historia feminista del Uruguay”.
Pissano fue lectora de la revista de Cotidiano Mujer y colaboró en alguna oportunidad. Aseguró que el trabajo realizado allí fue “una fuente de conocimiento, de reflexión, de propuestas y de traer las voces de las feministas uruguayas, pero también de toda Latinoamérica”. Concluyó que “el feminismo te atraviesa absolutamente todo: la manera de ser, de estar, de ver. El feminismo te abraza, te transforma y te permite justamente construir la realidad para verla con otros lentes. De eso se trata”.
El feminismo después del feminismo
Cuatro décadas pasaron desde el inicio del proyecto. Hoy, las iniciativas de Cotidiano tienen vinculación con la formación; por un lado, están “trabajando en el desarrollo de los cursos de ecofeminismo”, contó Celiberti. Por otro, mantienen “algunos instrumentos que seguimos a nivel regional”, porque continúan formando parte de la red de la AFM. Se mantienen al tanto de “las alertas regionales en derechos sexuales y representativos”, lo que llaman “diálogos consonantes”. Aún entienden que “lo fundamental sigue siendo apostar a esas revoluciones de la vida cotidiana”.
A nivel nacional, se encuentran entre “los colectivos de las pioneras”. Asimismo, impulsan un encuentro de educación sexual integral que se desarrollará el 7 de setiembre. Celiberti resalta que “siempre” buscaron “alianzas con otras organizaciones”, así como contemplaron que “hay una pluralidad importante en los feminismos”.
Desde el presente, este momento es “de celebración” para el conjunto de mujeres que sostiene Cotidiano Mujer, insistió Celiberti. Celebración por el camino que iniciaron, pero que no es sólo de ellas: es de todas. Con la intacta convicción de que “sin feminismos no hay democracia”.