Artesanos, feriantes, vendedores ambulantes, clasificadores, cuidacoches. La precariedad laboral y la falta de seguridad social hacen que estos colectivos reclamen, desde sus diferentes lugares, soluciones en medio de la pandemia que los dejó sin ingresos. El secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado, anunció el jueves 26 que se implementarán medidas para ayudar a las cerca de 80.000 empresas unipersonales y monotributistas que hay en Uruguay. A su vez, Pablo Bartol, titular del Ministerio de Desarrollo Social (Mides), afirmó que se repartirán canastas para trabajadores desprotegidos por la seguridad social que no están registrados y no están incluidos en las canastas que ya había anunciado que daría el Mides. A su vez, el Municipio A de la Intendencia de Montevideo entregará canastas alimentarias para quienes no reciben prestaciones del Estado. Pero estas medidas, por el momento, no parecen ser suficientes para quienes atraviesan esta situación.

El Sindicato de Trabajadores de la Vía Pública (SITVIP), junto con la Federación Uruguaya de Empleados de Comercio y Servicios y el PIT-CNT exigen al Estado un subsidio integral para todas las personas que no están amparadas por la seguridad social, ya que sus jornales se han visto reducidos por la poca gente que transita en la vía pública en el contexto de la emergencia. “Hay muchas personas que aún no han podido ni siquiera registrarse porque las líneas telefónicas del Mides están saturadas y, aun accediendo a las mismas, siguen sin contemplarse otros gastos que tenemos: el alquiler, por ejemplo, lo que nos expone a quedarnos sin techo en esta coyuntura” según dice el comunicado del SITVIP.

En la conferencia de prensa del jueves 26, al ser consultado sobre la situación de los trabajadores informales, el presidente de la República, Luis Lacalle Pou, dijo que “es increíble como en 26 días aparecieron trabajadores que, según la información oficial, no existía esa cantidad en el país”. Pero aseguró que desde el gobierno “se va a hacer cargo”.

Propuesta de la oposición

Referentes del Frente Amplio (FA) presentaron una batería de medidas y el martes se reunieron con autoridades del Poder Ejecutivo. Una de las propuestas es crear un subsidio equivalente a un salario mínimo nacional que dure el mismo tiempo que la cuarentena “para todos aquellos trabajadores que no estén registrados como tales oficialmente, este subsidio debiera incluir a todos los trabajadores no subordinados (cuentapropistas) y a quienes se encuentran en la informalidad (feriantes, changadores, vendedores ambulantes, artistas callejeros, etcétera)”, expresa el documento del FA.

La diputada Orquídea Minetti, dijo a Sala de Redacción que “esa población realmente está en una situación complicada” y aclaró que ella considera “que deberíamos ir a la brevedad a una cuarentena total”. “Esperemos que el gobierno no siga anteponiendo lo económico por sobre la salud”, agregó y sostuvo que el gobierno anterior dejó un país “económicamente bien parado”. Aseguró que se cuenta con créditos internacionales que no se han usado, por lo tanto, a su entender, lo económico no debería ser un obstáculo y lo importante es preservar la vida y salud de los uruguayos.

Minetti expresó que hay personas que no pueden darse “el lujo” de hacer cuarentena y “venden torta fritas en una esquina para poder subsistir y precisan salir todos los días para llevar el sustento a su casa”. Por lo tanto, hay una parte del pueblo que asume el aislamiento y otra que no puede porque no le queda otra que ir a trabajar. “Hay que proteger a esa parte de la población que son trabajadores independientes y tienen que salir todos los días a conseguir su ingreso económico”, puntualizó la legisladora.

La parlamentaria también comentó que ya hay trabajadores independientes que no están teniendo ingresos por no tener a quién venderle y es por eso que la bancada del FA insiste para que el gobierno tome medida. “Por más que se diga que esto se resuelve entre todos, hay situaciones en las que es el Estado el responsable, no solo el presidente de la República”, añadió.

Entre la espada y la pared

Karina Píriz es repostera, vive en Maldonado, está casada y tiene una niña. Contó a Sala de Redacción que desde el día uno de la emergencia sanitaria le suspendieron todos los encargos para casamientos y cumpleaños. Por esa razón, empezó a hacer panes y pizzas para poder hacer el jornal. Explicó que la situación “está muy difícil” y si se decreta una cuarentena obligatoria, no saben cómo van a sobrevivir. Señaló que, desde el colectivo de emprendedores de Maldonado mandaron una carta al Mides solicitando soluciones. Su marido trabajaba en un reparto de bebidas pero quedó sin trabajo por recorte de personal tras la llegada del coronavirus.

Melissa Porley y Guillermo Pérez hacen comidas y venden ropa y leña. Tienen cuatro hijos y narraron que la situación les está dificultando trabajar de forma independiente. Guillermo reparte leña por pedidos, además de distribuir la comida que hace Melissa. “Cuando nos va bien podemos pagar las cuentas, cuando no, andamos apretados”, dijo Guillermo a Sala de Redacción. Ahora disminuyeron las ventas “la gente no está comprando leña”, dice, y con las viandas solo están trabajando con las personas más cercanas del barrio. Melissa agregó que los alimentos no perecederos y los productos de limpieza están escaseando y subieron de precio. Además, resaltó que Maldonado es un departamento caro por el turismo.

Juan Manuel Camacho y Diego Montemurro son artesanos, el primero de Neptunia y Diego, del barrio montevideano de Nuevo París. Juan Manuel es parte del colectivo de artesanos que luchó por ser reconocido en Montevideo y que, en diciembre pasado, lo consiguió con los votos de toda la Junta Departamental. Comentó a Sala de Redacción que hay una iniciativa para hacer un intercambio y que el colectivo de artesanos -se estiman cerca de dos mil en la capital- puede hacer tapabocas para ayudar a la población y a su vez generar un ingreso. Puntualizó que la situación de vulnerabilidad es producto de “una historia de represión e invisibilización de este colectivo de trabajadores” y que la coyuntura “solo deja en evidencia las debilidades del sistema”.

Diego expresó que en la calle “no hay a quién venderle” y que normalmente, dependiendo del clima, se hace un jornal de entre 500 y 1.000 pesos por día, pero en esta circunstancia solo le queda algún encargo que le hacen por sus redes sociales trabajadores que conocen la situación y empatizan. “Te dejan entre la espada y pared, y no estoy hablando de mí sino de miles de personas”, concluyó.

Por último, la doctora en Derecho y Ciencias Sociales Laura Camino, que además es emprendedora exferiante y ahora organizadora de la feria artesanal del Lago, dijo a Sala de Redacción que la situación para los emprendedores es un “muy lúgubre”, incluso es igual para los profesionales que trabajan por su propia cuenta como ella.

“Me pasa exactamente lo mismo que lo que le pasa a un feriante. Si vos vendés, tenés plata. Si no vendés, no tenés plata”, manifestó y que “ningún trabajador independiente tiene cobertura social, ya seas monotributista o unipersonal, no te corresponde seguro de paro”.

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