Entre varias dificultades que viven las personas que son diagnosticadas con celiaquía, una de las principales son los elevados precios de los alimentos que pueden consumir, lo que resulta en un alto costo de vida para los afectados. En 2018 se aprobó el decreto N° 149/018, que señala la importancia que la alimentación tiene para el tratamiento de esta enfermedad y apela a la posibilidad de injerencia del Poder Ejecutivo, por medio del Ministerio de Salud Pública (MSP), en la adopción de las medidas que se consideren necesarias para mantener la salud colectiva. Por su parte, a través del decreto prescribe el requisito de que los establecimientos que elaboren alimentos aptos para celíacos, o sea, libres de gluten, se registren ante el MSP y cuenten con su habilitación.

Asimismo, para los establecimientos educativos existe la ley N° 19.140, que promueve los hábitos alimenticios saludables, cuyo fin es proteger la salud de los niños y adolescentes que asisten a escuelas y liceos, tanto públicos como privados. Más allá de que exista oferta de este tipo de alimentos, su elevado precio es el que se discute desde diversos ámbitos, principalmente por parte de quienes son celíacos.

Natalia Bueno, es estudiante de la Facultad de Información y Comunicación (FIC) y es celíaca. Según dijo a Sala de Redacción, fue diagnosticada a los 21 años como consecuencia de síntomas de anemia. Si ingiere alimentos con gluten no le afectan de inmediato, sino que progresivamente comienza a sentir las consecuencias. Sin embargo, las mejoras son visibles en la medida que se atiene a la dieta indicada. Bueno agrega que una vez iniciado el tratamiento, basado en la rigurosa dieta, inclusive notó mejoras en su piel. Según ella, la adhesión al tratamiento es una cuestión de mentalización.

Por su parte, puso énfasis en la necesidad de tomar precaución sobre la llamada “contaminación cruzada”, que se da cuando los alimentos sin gluten están en contacto con productos no aptos para celíacos o con los utensilios con los que se elaboran. Por este motivo, si bien consume productos que compra en la cantina de la FIC, prefiere traer sus propios alimentos.

Cuestión de números

Bueno afirma que al principio es bastante difícil: “Parece que no hay comida en el mundo, que no vas a tener nada, pero después vas asimilando y aprendiendo qué sí y qué no”. Asimismo, asevera que tal condición no le ha afectado socialmente, aunque existen celíacos que se preparan una vianda adecuada a su dieta para asistir a reuniones sociales como cumpleaños. En este sentido, señala que con esfuerzo personal se aprende a cuidarse en eventos sociales para sentirse mejor, para lo que es fundamental el conocimiento sobre qué alimentos ingerir y cuáles no. “Debería crearse una ley de contralor para esto, ya sea para los alimentos como para otras cosas que traen aparejadas la enfermedad celíaca, que no se tienen en cuenta. Pienso que cada lugar donde se venden alimentos tiene que tener una opción sin gluten: hoteles, restaurantes o supermercados”, opina.

Stefanie Silva, estudiante de la Facultad de Derecho, conoció la latencia de la enfermedad en su cuerpo a raíz de una constante acidez estomacal. La estudiante afirma ser una paciente asintomática, por lo que en el período posterior inmediato a su diagnóstico consumía productos con los cuatro cereales no recomendados para la dieta -trigo, avena, cebada y centeno, conocidos por la sigla TACC- y sin precaución por la contaminación cruzada. No obstante, señala que hoy en día trata de evitar desvíos de la dieta indicada.

En lo que refiere a la ingesta de productos en su facultad, cuenta que tiene la costumbre de llevarse sus propios alimentos por precaución. Si bien se siente conforme con la gama de alimentos en el mercado uruguayo, afirma que en otros países, como Brasil, la oferta es más amplia y el precio disminuye significativamente.

Maite Elissalde, quien trabaja en la cantina de la FIC, comentó a Sala de Redacción que son pocos los celíacos que frecuentan dicho espacio. Sin embargo, dijo que los clientes que tienen esta enfermedad se quedan sorprendidos ante el precio de los alimentos sin gluten que vende la cantina, ya que no es caro como usualmente sucede. Además, afirmó que si bien nunca nadie se quejó de la poca variedad, se busca contar con más opciones, pero el obstáculo es el costo. Por su parte, Gabriela Magnavacca, estudiante y encargada de la cantina en la Facultad de Ciencias Sociales, afirmó a Sala de Redacción que los celíacos que frecuentan la cantina se muestran bastante conformes con la oferta disponible, que consiste en alfajores, snacks, barritas y comida casera sin gluten.

La enfermedad

La celiaquía es un trastorno genético grave que se manifiesta en el intestino delgado. La enfermedad provoca daños que tardan en sanar y no permiten la correcta absorción de los nutrientes ingeridos. Diversos estudios indican que la enfermedad celíaca afecta a 1 de cada 100 individuos, pero dado que el diagnóstico certero es difícil, se estima que hay una cifra mayor de individuos no diagnosticados.

En concreto, implica la intolerancia permanente y total a las proteínas contenidas en el gluten de trigo, avena, cebada y centeno. Por ello, aquellos afectados por la enfermedad se ven obligados a mantener una estricta dieta que excluye el gluten de la ingesta diaria. Los signos y síntomas de la enfermedad celíaca pueden variar mucho y son diferentes en niños y adultos. La enfermedad compromete seriamente la salud del afectado e implica la exclusión de por vida de los alimentos con gluten.

Yessica Lanza, nutricionista de la mutualista Casa de Galicia, comentó a Sala de Redacción que la enfermedad puede manifestarse con aftas en la boca, diarrea, anemia, cansancio o mal humor, pero los síntomas muchas veces no son visibles. Lanza contó que tiene una amiga celíaca con la cual usualmente sale. “Ella sólo puede comer pizza sin gluten, esa pizza no puede estar en contacto con las mismas asaderas que se utilizan para la pizza que comemos nosotros, así como ninguno de los cubiertos que usamos, es grave a ese punto”, ilustró. Por otro lado, manifestó su preocupación respecto a los exigentes estándares de higiene y cuidado que deben mantenerse en los establecimientos que ofrecen servicios alimenticios como restaurantes, que muchas veces no se cumplen.

Además, dijo que a quienes son diagnosticados con celiaquía les aconseja consumir frutas, verduras, tubérculos o carnes, pero asevera que inclusive la pasta de dientes puede ser perjudicial para ellos. Por su parte, ante la duda sobre qué alimentos se pueden consumir, recomendó consultar la página web de la Asociación de Celíacos del Uruguay. Entre otras acciones, esta organización implementa todos los años la “feria sin gluten”, con el objetivo de brindar un espacio para dar visibilidad a esta causa, donde se integren quienes sufren de dicha condición.

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