El director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo días atrás que la expansión del coronavirus se estaba acelerando rápidamente y aclaró que “para ganar debemos atacar al virus con tácticas agresivas y focalizadas: realizar pruebas a todos los casos sospechosos, aislar y atender cada caso confirmado y rastrear y poner en cuarentena a todos los contactos cercanos” agregó.

En Uruguay el gobierno ha exhortado a la población para que se quede en su hogar y se tomaron medidas como la cuarentena obligatoria durante 14 días para las personas que han estado expuestas al virus y para los mayores de 65 años, el cierre de fronteras, la suspensión de clases y espectáculos públicos, además de otras acciones para evitar aglomeraciones en espacios públicos. Sin embargo, hasta el momento no se ha aplicado la cuarentena obligatoria para el conjunto de la población, medida sobre la que se ha discutido desde que se conocieron los primeros casos de perosnas con coronavirus en el país y que sí aplicaron países como Argentina, España, e Italia, entre otros.

La extrema medida requeriría de excepciones para garantizar las necesidades básicas de la población y, en particular, la atención en salud para los afectados por la pandemia. Por ejemplo, en el caso de Argentina, desde el 20 de marzo y hasta el 14 de abril las personas no pueden desplazarse por rutas, vías y espacios públicos. Únicamente se encuentran exceptuadas los trabajadores de salud, seguridad, alimentación y transporte y quienes deban asistir a familiares mayores, personas con discapacidad, niños, niñas y adolescentes.

Debate abierto

En el plano local, el Sindicato Médico del Uruguay (SMU) fue el primer actor de la salud en plantear públicamente la necesidad de una cuarentena obligatoria. El SMU elaboró un plan de tres etapas: la primera sería determinar y hacer cumplir la cuarentena general; la segunda consiste en su desarrollo, al mismo tiempo en que se equipa al sistema de salud con los insumos necesarios; por último, se plantea un desarme progresivo, programado y estructurado de la cuarentena. En cambio, el organismo rector de los profesionales de la medicina, el Colegio Médico, se limitó a recomendar a todo el cuerpo médico nacional a alinearse con las medidas adoptadas por el Ministerio de Salud Pública (MSP).

Miguel Fernández Galeano, médico y ex subsecretario del MSP, planteó a Sala de Redacción su postura favorable a una cuarentena obligatoria, ya que le parece importante tomar una medida más radical para cortar con la propagación del virus. Según dijo, la decisión la debe tomar la autoridad sanitaria, pero cree que sería importante hacer una estrategia de supresión y no de mitigación, como se ha hecho hasta ahora. “Hay que evitar la circulación del virus en la comunidad, para que se reduzca a la mínima expresión”, agregó. Para Fernández Galeano, “el tema es ir un paso más para ganar tiempo, para permitir que el sistema de salud se prepare”, afirmó.

El ex jerarca explicó que si la autoridad sanitaria uruguaya decide ir a una cuarentena generalizada, la cual cree que llegará tarde o temprano, la gente va a aceptarla y no serán necesarias medidas coercitivas.

Desde otro enfoque

Consultado por Sala de Redacción, el Director Nacional de Empleo, Daniel Pérez, dijo que “las consecuencias de una cuarentena obligatoria pueden ser muy graves, tanto para el empleo como para la economía en general, se perderían muchos trabajos que no se recuperarán una vez levantada la medida”. Para fundamentarlo, Pérez habló del impacto que las medidas actuales están teniendo en los trabajadores informales y microempresarios. Según dijo, “una economía paralizada implicaría que esa gente quede fuera del mercado y sin ingresos, gente que depende de lo que saque en el día”. De todas formas, el jerarca afirmó que la situación no puede ser evaluada solamente en términos económicos, sino que hay una ecuación complicada, donde el eje central es la salud de la población.

Con respecto al futuro, Pérez expresó que la estrategia para el desempleo será “trabajar en la capacitación, que debe estar enfocada a largo plazo con una mirada prospectiva, de acuerdo a los requerimientos del mercado de trabajo”.

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