Liderado por Raúl “El Flaco” Castro, histórico de la murga Falta y Resto, el jueves 30 de mayo se presenta el Bandón Murguero. En el Teatro Solís, el grupo recorrerá historias y canciones populares de las últimas cinco décadas. En los ensayos no solo se preparó el espectáculo, también se recordaron viejas anécdotas. Los niños que antes corrían en el escenario, hoy son voces que cantan y componen. El Flaco contó que El Bandón Murguero es su “protección” y sus “alas”, un grupo que armó para expresar “lo que hice durante toda mi carrera”. Para conseguirlo fue a buscar a Andrés Lazaroff, músico e hijo de Jorge “Choncho” Lazaroff, otro histórico de Falta y Resto. 

Dicen que la murga es

Un bombo y un redoblante

La murga es viento de voces

Que te impulsa hacia adelante

Como poeta, describe lo que quiere decir con ejemplos de la vida cotidiana: “Los espectáculos murgueros, como los tangueros, son como hacer un asado”, porque el “texto es la carne” y lo demás lo que acompaña, porque el texto así “peladito tiene que decir cosas, hacerte sentir y vibrar”, sostiene. En el Bandón Murguero encontró su sonido, al que llamó “MurgoTang”, una mezcla de murga y tango que le da “ambiente de suburbio, de arrabal”, generada por la combinación de la batería de murga con el bandoneón, la guitarra, el piano y el contrabajo. Es un sonido que “siempre va hacia arriba”, empieza bajo y termina en alegría desbordante, que dice “cosas durísimas” pero también “tiernas y cómicas”.

Orlando Da Costa, cupletero histórico de Falta y Resto y compañero de noches en la ciudad, está a su lado mientras narra la historia, aunque también es protagonista. Aun así, El Flaco destaca que “siempre es un cuadro, un canto colectivo”, ya que cada integrante le da su toque musical. En el Bandón se conjugan distintas “formaciones maravillosas”, ya que de una manera u otra, la Falta, Jaime Roos y el Choncho dicen presente y logran atrapar a la gente en la historia. Para Raúl, “estos tipos, que son unos magos”, emocionan a la gente.

Los sentimientos se vieron reflejados en el ensayo cuando el silencio estremecedor se apoderó de todos. El Flaco encontró inspiración para el recitado previo al tema la “Despedida del Gran Tuleque”, que surgió al mirar por una ventana que daba a una icónica esquina del Centro, 18 de Julio y Ejido, donde días después se realizó la marcha del silencio. “Me fui al carajo”, fue su frase al terminar, palabras que sirvieron para volver a reír en un nuevo encuentro con amigos.

Voz que rima con poesía, fantasía y alegría

Verbo de resurrección

Anarquía

Musa de mis utopías, roja y negra rebeldía

El Bandón Murguero tuvo su presentación el año pasado los viernes y sábados de febrero en la Sala Zitarrosa, con un gran marco de público y una variedad “muy linda y transversal” de veteranos que vieron “los primeros espectáculos y el debut de muchas canciones” y el de la “muchachada joven que vibra de la misma manera”, describió “Tintabrava”, y agregó que trascender como “murga canción o murgotang” es para aportar y no competir, para que “la carne se haga cada vez más rica y el asado se haga bien”.

Desde 1980, año que comenzó a salir Falta y Resto, Castro escribió un montón de letras que son “bravas de elegir” porque deben tener “relación con la gente”, así como la “importancia que tienen en mi historia personal”. Hay cosas que recordar, otras que repetir, pero siempre nuevas que decir, “todo el tiempo cambia la realidad, según cómo lo mires, cómo lo ilumines y el momento de la vida en el que estés”. Cada canción toma diferente valor y “se canta como se siente”, aunque esa transformación sea individual “gana el colectivismo musical, es algo diferente que me complace hacerlo con amigos y familia”.

Vamos, salgan, entren a otra dimensión 

Rompieron la red, se abrió un agujero 

En esta maraña de individualismos 

En esta montaña maldita de egos

Mucha historia, pero el “artista murguero de identidad barrial tiene la obligación de imaginar el futuro, desde lo político y lo social”, y los más jóvenes piden nuevos temas para “que siga el camino”, piensa Raúl. Por lo tanto, es que en su esencia el murguista busca cuál puede ser el “aporte musical, textual y espiritual” que pueda dejarle a la gente, y al subirse a las tablas “muestra su alma, su espíritu y su mente”.

Amigos y familia es algo que no falta en el “Bandón”: la primera parte del nombre surge por “la calidad humana y profesional” de quienes la componen y lo de “murguero”, por su esencia. “Es un regalo superior poder cantar con tres de mis hijos”, dice Raúl, que va a compartir escenario con Felipe, Leandro y Pedro. Para El Flaco, esto le genera una felicidad “constante” y tiene como resultado “ver el huerto florecido”.

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