¿Cuántos saben que “La Cacerola” era algo más que un utensilio de cocina en la posdictadura? Si se consulta a Google por Azul Cordo, María Nélida Madoz Gascue o Nidia Hernández poco sabe de sus historias. Wikipedia describe en solo dos renglones el sufragio de las mujeres en el país y no menciona a más impulsoras que a Paulina Luisi. El relato histórico uruguayo se olvida cada tanto que también hubo mujeres.
La sala Julio Castro de la Biblioteca Nacional está llena de mujeres, no en archiveros, no en enciclopedias. Computadoras abiertas y libros adornan las mesas, y el mate y la información circulan entre activistas, profesionales, comunicadoras y artistas que se levantaron un sábado para editar. Esta jornada abierta, llamada Editatona, posibilita editar colaborativamente artículos de Wikipedia. Y en esta edición propone crear o editar artículos sobre mujeres uruguayas, artistas, profesionales, militantes, activistas, y también sobre colectivos u organizaciones que impulsaron el feminismo en el país.
Wikimedia, Cotidiano Mujer, Creative Commons (CC), Mediared y Salvadora Editora decidieron con este encuentro dar cierre a las actividades que realizaron en el ciclo “Feminismo y Cultura Libre” durante marzo. En el mes de la mujer se hizo un toque con bandas que tuvieran licencias CC, la cobertura colaborativa del 8M y un panel de discusión sobre el tema.
Hacernos visibles
La asociación civil Wikimedia Uruguay promueve bajo diversas actividades la cultura libre y el libre acceso al conocimiento y la información. En unión con Creative Commons, una organización sin fines de lucro que impulsa el intercambio libre de información bajo licencias especiales de protección de obras, realizan Editatonas desde 2015.
Las jornadas se inscriben dentro de marzo como mes de la mujer, por lo que siempre tienen una mirada feminista. En las ocasiones en que se realizó en otra época del año, se tuvo en cuenta la presencia femenina, ya que “eso no es solo para marzo”, explica la integrante de ambas organizaciones Mariana Fossatti.
Esta militante argumenta que es importante tratar estos temas desde la plataforma Wikipedia ya que es el quinto sitio web más visitado en el mundo. A pesar de que hoy es fácil de encontrar en ella conceptos como “feminismo”, la brecha entre hombres y mujeres es visible. De las biografías que contiene, el 80 por ciento son de hombres. El vacío de contenido sobre mujeres es, analiza Fossatti, “una cuestión heredada de las fuentes en las que se basa, los diccionarios o enciclopedias fueron toda la vida así, o peor”. La plataforma web es un lugar clave, agrega, porque todo el conocimiento generado allí está respaldado por fuentes, que los editores correspondientes negocian para que sea lo más neutral posible. Es fundamental que en la búsqueda de información vía online “una pueda encontrar un lugar confiable donde haya no solo un punto de vista, sino varios, pero cada uno sustentado como corresponde”.
El jueves 27 se festejaron los 81 años del primer sufragio nacional donde participaron las mujeres, uno de los artículos que se está modificando esta tarde. En aquella noche de 1938 votaba por primera vez Paulina Luisi, destacada médica y activista uruguaya. Luisi tiene biografía en Wikipedia. La ingeniera Ida Holz, que fue homenajeada por la Intendencia de Montevideo el viernes en el Espacio de los Soles de la peatonal Sarandí, también. Dos uruguayas que se salen de la media. En las ciencias, agrega Fossatti, es donde se ve la brecha más grande de desigualdad y donde la diferencia es “abismal”.
Narrar nuestra propia historia
Para corregir esa brecha se realiza la actividad de este sábado. En un pizarrón se pueden ver grabados en post-it los 20 nombres de mujeres, las 14 organizaciones y las nueve publicaciones feministas a crear, además de los 30 artículos a editar. La lista propuesta junto a Cotidiano Mujer tiene como fin llenar esos huecos en los artículos sobre Uruguay.
La misma revista Cotidiano Mujer forma parte de ese vacío, a pesar de que se publica desde 1984. Junto con el programa “Nunca en Domingo” que se emitió por Radio Universal durante 18 años, las mujeres de la posdictadura, no todas feministas, encontraban un lugar donde expresarse, tratar ciertos temas y volverse visibles. Elena Fonseca, integrante y fundadora de la revista, relata que por la época, al comienzo no podían hablar con libertad de todos los temas, como la violencia de género o el aborto. Hoy, ella y otra compañera teclean en una computadora un artículo de Wikipedia que va a contar su historia. Mientras tanto, una chica en otra mesa busca información en la web y los libros para poder escribir sobre “La Cacerola” y “Harta”, de diferentes épocas pero con el mismo propósito.
Deconstruir la historia
La historia de las mujeres fue narrada y organizada por hombres, lo que llevó no sólo a restringir sus espacios de participación, sino también, a invisibilizar a las que sí pudieron acceder a ellos. Eso es algo que Fonseca cree que hay que “deconstruir, desarmar. Lo hicimos durante años como activistas, andando por la calle, pero en esa época éramos muy pocas, las marchas del 8M eran de una cuadra”. La “ola” se fue armando de a poco, y “ahora son como para no dar marcha atrás”.
Este año, la marcha por el Día Internacional de la Mujer no solo fue multitudinaria, sino que fue además registrada gracias a Mediared. En esta red alternativa, participantes de diversos rubros generan contenido multimedia con foco feminista. Desde diversas narrativas abarcan el feminismo, en este caso desde las redes sociales, documentando el proceso que se está viviendo.
Durante el 8M cubrieron la marcha mediante fotos y videos, que a fines de marzo fueron exhibidos en el Instituto Nacional de la Juventud (Inju). Si bien no tienen página web, la agrupación se agarra de las redes sociales para, colaborativamente, “narrar qué está pasando y visibilizar las luchas de mujeres”, argumenta la integrante Federica Turban.
Fonseca considera que la cultura libre que posibilita Internet hoy es “justiciera”, ya que reúne los espacios que fueron invisibilizados y silenciados. Según Turban, esto parte de la necesidad de “narrar nuestra propia historia”, y la Editatona “permite eso. Sentarte, ver, leer, recapitular, y que eso quede en un espacio virtual donde podamos acceder cuando necesitemos”.Este, recalca Fossatti, fue el impulso de la Editatona, un encuentro “más colectivo, donde terminás no sólo escuchando sino también haciendo”. Un espacio que permite a las mujeres hacer, y no esperar a que lo hagan por ellas.