“Es necesario que todos los agentes políticos y sociales reconozcan que la estrategia de Uruguay en 2021 no fue exitosa y que tienen que corregir el rumbo de la situación” dijo el virólogo Gonzalo Bello en la tercera edición de “Diálogo por la vida”, una reunión virtual realizada con el objetivo de dialogar sobre la situación sanitaria, las medidas implementadas por las autoridades gubernamentales y las bases necesarias para una salida adecuada de la pandemia.
“No lograron blindar abril, tampoco mayo: necesitamos un cambio” se tituló la jornada del martes 1 de junio. Bello manifestó que Uruguay debe “aprender de los aciertos”, ya que la respuesta “muy agresiva e inmediata” que dieron las autoridades en 2020, cuando se detectaron los primeros casos de covid-19, logró posicionar al país como ejemplo en el manejo de la pandemia a nivel mundial. Sin embargo, hizo alusión a la franja roja o límite del índice de Harvard, en la que se encuentra nuestro país. El índice refiere a una incidencia promedio de 25 casos positivos cada 100.000 habitantes en una semana.
La principal temática abordada fue lo que se evaluó como ineficiencia de las medidas adoptadas por las autoridades, bajo el concepto de “libertad responsable”. Para Rodolfo Vázquez, médico y magíster en Epidemiología, y docente del Departamento de Medicina Preventiva y Social de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, ese concepto “traslada toda la responsabilidad en la toma de decisiones y de los fracasos al individuo” cuando, en realidad, la salud pública es una responsabilidad intransferible del Estado, razonó. Agregó que es “técnicamente recomendable” implementar el distanciamiento físico sostenido para reducir la magnitud de los picos de contagios y conducir a un menor número de casos y fallecimientos.
En la misma línea se manifestó Daniel López Acuña, licenciado en Medicina, doctor en Salud Pública y miembro de la Organización Mundial de la Salud (OMS), quien expresó que es de “absoluta urgencia dar un giro de timón en el manejo de la pandemia en Uruguay”. Propuso implementar medidas severas por cuatro o seis semanas, por ejemplo, cierres perimetrales y toques de queda en la actividad nocturna para reducir la interacción social y la movilidad. Jacqueline Ponzo, médica y especialista en medicina familiar y comunitaria, catalogó de poco acertada la apuesta a la acción individual que promueve el gobierno.
Inoculación
López Acuña habló sobre las lecciones que ha dejado la pandemia y la relevancia de las medidas no farmacológicas. Se refirió a los avances en la cooperación científica internacional, la importancia de los comportamientos culturales en el combate a la pandemia, la enorme fragilidad de las personas mayores ante esta nueva enfermedad y la necesidad de revisar los paradigmas clínicos y epidemiológicos. Opinó que “urge concebir la seguridad sanitaria mundial como un bien público global que requiere la colaboración multilateral”.
El especialista dijo que aunque ya se han inoculado millones de personas, las vacunas no están disponibles en todos los países, lo que las convierte en un medio de prevención escaso. Concluyó que si el virus sigue en circulación eventualmente mutará y podrá “escapar total o parcialmente a la acción protectora de las actuales vacunas”. Ponzo consideró que “sin medidas de contención para la circulación”, dada la alta transmisión comunitaria del virus en el país, la vacunación no tendrá la efectividad deseada.
Vázquez aseguró que mientras se genera la “inmunidad de rebaño” -que el Ministerio de Salud Pública estima que podrá alcanzarse cuando 75% de la población esté vacunada- se seguirán produciendo picos de nuevos casos y fallecimientos. El epidemiólogo puntualizó que en este momento el proceso de vacunación no es lo suficientemente ágil para alcanzar este nivel de inmunidad. También explicó que se espera que a mediano plazo, a medida que aumente el número de personas inmunizadas -por estar vacunadas o por haber tenido enfermedad-, “los futuros brotes sean más pequeños y menos letales” aunque seguirán siendo una amenaza.
Gonzalo Bello, aseguró que el impacto en la reducción de la transmisibilidad del virus que “seguramente tuvieron” las vacunas, no se ve porque fue compensado con el aumento de la circulación de la variante P1. López Acuña agregó que “no podemos olvidar que la campaña -de vacunación- será de largo aliento” y que mientras tanto “será fundamental seguir controlando la transmisión del virus para aplanar la curva”.
Dicotomía
“Lo importante es priorizar la salud” e intentar dañar lo menos posible la actividad comercial y productiva, afirmó López Acuña en relación al dilema salud/economía. Dijo que se debe entender que la “guerra” contra el virus y su transmisión durará meses, por lo que será necesario redoblar los esfuerzos para reducir su transmisión, proteger a las personas más vulnerables, preparar la infraestructura sanitaria y disminuir el impacto económico y social. “Es tiempo de cerrar filas y no de abrir flancos” ni dar lugar a partidismos. Opinó que “los toques de queda, los cierres tajantes y los confinamientos severos” son medidas que tienen que ser acompañadas de apoyos económicos y mecanismos de protección social para los sectores afectados y los colectivos más golpeados.
Vázquez reflexionó sobre el concepto que muchas personas tienen sobre que “la estrategia del lockdown -cuarentena obligatoria- daña la economía del país”. Para él, es “idealista” pensar que la economía pueda funcionar si “una proporción sustancial de los trabajadores padece una enfermedad de la que puede tardar cuatro semanas y hasta meses en recuperarse”. Según el epidemiólogo, las medidas que se adoptan para reducir la propagación del coronavirus “también protegen la economía”.
“Fatiga pandémica”
Jacqueline Ponzo hizo énfasis en los problemas de salud mental asociados a la pandemia, que ya pueden verse: en niños, “los períodos de ausencia del aula con reducción de oportunidades de interacción y de estimulación” y en adolescentes, “el déficit de relacionamiento con pares” son indicadores que, según la especialista, se reflejan en su ánimo y desarrollo.
En las personas adultas, dijo que ha repercutido negativamente en su salud mental la exigencia que significa tener a los niños en casa todo el tiempo, sumado al teletrabajo. Destacó que hay un aumento de los casos de depresión, trastornos de ansiedad y otras patologías. Por último, hizo hincapié en las consecuencias cada vez más severas que sufren los adultos mayores debido al distanciamiento de sus familias, ya que para ellos “son un soporte fundamental”.
Ponzo denunció “la falta de respuestas y de sensibilidad de las autoridades” y la “inevitable sobrecarga” del personal de salud. En este aspecto, Lopez Acuña hizo referencia a la “fatiga pandémica” en los profesionales sanitarios y en la ciudadanía. Consideró de suma importancia tomar este problema desde una visión integral y evaluó que las autoridades sanitarias “no se han apoyado suficientemente en las recomendaciones de los profesionales expertos en la materia” para la toma de decisiones en cuanto a las medidas frente a la pandemia.
Ayrton Gallareto Noelia González