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Marchar, por trigésima vez

Crónica de la 30ª Marcha del Silencio


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La calle más viva de Montevideo se rinde ante un silencio avasallante que pesa más que el tránsito habitual. La avenida 18 de Julio, corazón palpitante de la metrópolis, se convierte una vez más en pasarela de memoria. La Marcha del Silencio avanza, guiada por pasos firmes que mantienen tintes de esperanza.

El mismo frío que abrazó a quienes marcharon en 1996 vuelve 30 marchas después. Ojos llorosos, narices rojas, cuellos abrigados con pañuelos que llevan una flor. No se sabe si el temblor es por las temperaturas de mayo o por el recuerdo. Carteles hechos a mano, sostenidos por manos frías y adoloridas, no por el peso sino por no tener un pasado resuelto.

El pueblo marcha en sintonía y deja atrás dolores y obligaciones de la rutina. Es un símbolo de unión, conformado por aquellos que se les ha encanecido su cabello desde la primera marcha y por los niños que heredaron su memoria. El sentimiento se transmite de una generación a otra. Los más jóvenes, a pesar de no haber vivido en aquella época, marchan por las historias contadas en casa y las fotos de chicos que en el fondo no eran tan distintos a ellos. Al igual que en 18 de Julio, en donde conviven la arquitectura moderna y la antigua, los jóvenes caminan junto a quienes estuvieron aquel primer día. La diferencia de edad se desdibuja cuando la memoria es compartida.

A medida que avanzan, las personas son llamadas al sosiego, la charla dispersa cesa y se acompaña el compás. El murmullo se convierte en respeto. Cerca del final, el pueblo se une al coro “presente” por aquellos y aquellas que ya no están. El silencio desaparece, entre los edificios sólo resuena el eco de las voces que duelen al alzarse.

Cuando la primera pancarta llega a destino, se detiene y en las miradas melancólicas se distingue el coraje de cada marchante. Una lágrima se escapa. Los aplausos finales y el himno remarca “tiranos temblad” con puños alzados al aire.

“¿Dónde están? Sepan cumplir”, exigen algunos. Se hace oír el reclamo al “sabremos cumplir”, que aguarda respuesta del nuevo gobierno.