Los jóvenes buscan independizarse, con los métodos que están a su alcance. En diálogo con Sala de Redacción (SdR), Alicia Artigas, arquitecta y consultora en Ordenamiento Territorial y Urbanismo, expresó que el acceso a la vivienda tiene mucho que ver con el salario de una persona y su trabajo: “si vos tenés un trabajo fijo, vas a tener una forma de acceder a viviendas y si tenés un trabajo informal, vas a tener más dificultades a la hora de conseguir una vivienda y garantías para obtener créditos hipotecarios”. La especialista añadió que “antes podías ir armando tu casa de a poco, hoy en día muchas veces no te dan todos los sueldos de tu vida para poder comprarte una casa”.
El promedio de edad en que los jóvenes se disponen a alquilar por primera vez ronda entre los 24 y los 25 años, afirmó a SdR Virginia Sadi, agente inmobiliaria. Sostuvo que es muy difícil que una persona de 30 años o menos pueda adquirir una propiedad, que la mayoría lo hace a los 40 años o más y que no hay una diferencia notoria entre los que se van a vivir solos, en pareja o con algún amigo. Sadi considera que hoy en día los jóvenes se independizan más que antes, ya que existe una amplia oferta de trabajos remotos bien pagos que habilita la posibilidad de alquilar un monoambiente, “algo que antes no ocurría”, manifestó.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística el precio de los alquileres cayó casi un 10% desde la pandemia, si se toma en cuenta que en los últimos cuatro años el salario creció un 35% y los alquileres un 25%. Sin embargo, Sadi planteó que para independizarte en Montevideo se necesita un sueldo de 50.000 pesos. Esto es más del doble del valor del salario mínimo nacional -establecido por el Poder Ejecutivo en 22.268 pesos para 2024 -, algo que explicaría la dificultad que enfrentan muchas personas para emanciparse.
La agente inmobiliaria contó que las zonas de Montevideo en las que se alquila con mayor frecuencia son la franja costera, desde Parque Rodó hasta Malvín, además de algunos barrios como Cordón, Tres Cruces y, por último, La Blanqueada. Además, expresó que el precio promedio de un alquiler ronda entre 20.000 y 25.000 pesos, sin tomar en cuenta los gastos comunes. “En la periferia podemos encontrar precios por debajo de esta cifra y en la zona costera bastante por encima”, puntualizó.
Artigas cree que los precios de los alquileres bajaron muy poco con respecto a la demanda, y acotó que la vivienda promovida ha puesto en el mercado una cantidad de inmuebles pero que, sin embargo, el precio no ha bajado tanto como debería, hay muchas viviendas vacías”.
Una de las modalidades que ofrece el mercado inmobiliario uruguayo es la del programa de vivienda promovida por el Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial. Este permite acceder a un préstamo de hasta 90% y una ayuda para pagar la cuota mensual; además, incita a la inversión privada en construcción, refacción o ampliación de viviendas que podrán tener como destino tanto la venta como el alquiler. Según reseña la Agencia Nacional de Vivienda, comenzó hace 12 años e incluye más de 36.000 viviendas.
Alicia Artigas considera que el programa “solo atiende a unos sectores de la población como lo son la clase media y media alta” e hizo énfasis en que no sirve construir viviendas si las personas no las pueden pagar. Advirtió, además, que un factor para construir tantas casas es el lavado de dinero.
Residencias estudiantiles
Celeste Guillén es de Florida y estudia en la Facultad de Información y Comunicación. Contó a SdR que decidió alquilar con una amiga cerca de la facultad, por la zona de Cordón. “Es difícil adaptarse en el tema económico ya que la canasta básica es mucho más cara que en Florida”, expresó.
Por su parte, Triana Martínez, oriunda de Trinidad, Flores, es estudiante de Medicina; logró residir en Montevideo gracias al apoyo de sus padres y a la beca de Bienestar Universitario que recibió durante dos años (consiste en un apoyo económico de 12.354 pesos que se otorga mensualmente de mayo a diciembre). Vivió en varias residencias de la capital: estuvo alrededor de un año en la Aguada, en donde su alquiler rondaba los 6.600 pesos por compartir una habitación con tres estudiantes más; también alquiló en una residencia en Cordón, en donde el precio estaba en 7.200 pesos en una habitación para dos, pero se quedó apenas una semana, debido a la poca higiene y organización del lugar. Martínez expresó a este medio que no se sentía cómoda y decidió volver a Trinidad mientras buscaba otra residencia en la que instalarse. Ahora piensa en volver a alquilar en Montevideo, porque tener que viajar a la capital todas las semanas la hace perder “bastante” el tiempo y los pasajes son caros.
En entrevista con SdR, la encargada de la Residencia Luna, ubicada en el barrio Aguada, comentó que alrededor de 25 jóvenes alquilan el lugar de manera estable, con un promedio de alquiler de 9.500 pesos dependiendo la habitación, porque las individuales son más caras. Contó que existen residencias mixtas, femeninas y masculinas, aunque estas últimas son una minoría. Además señaló que los padres de las chicas prefieren que la residencia sea femenina por un tema de seguridad y comodidad para sus hijas, “cuando la residencia es mixta ya no les gusta tanto la idea”, expresó, y especificó que en su residencia hay más varones que mujeres.