Con el objetivo de “reivindicar” y “hacer memorias” de la lucha estudiantil antes y durante el golpe de Estado en Uruguay y en el marco de otro 14 de agosto, varios centros de estudiantes -entre ellos el Centro de Estudiantes de Información y Comunicación (CEICO)- organizaron la segunda edición de Liberar Memorias. La actividad realizada el pasado 11 de agosto contó con el apoyo de la Agremiación Federal de Funcionarios de la Universidad de la República (AFFUR), la Asociación de Docentes de la Universidad de la República (ADUR) y el Municipio B.
Azul Milano, estudiante de la licenciatura en comunicación y actual secretaria de la Comisión de Comunicación y Cultura del CEICO, explicó que el evento fue pensado “a partir del arte” como una manera de manifestación, por lo que fueron invitadas figuras pertenecientes a la lucha estudiantil en la etapa del golpe, historiadores y el evento culminó con un toque musical.
Además de “buscar aprender” de anteriores luchas estudiantiles, en la actividad se habló del conflicto presupuestal que sufre la Udelar hoy de cara a la última rendición de cuentas. Udelar solicitó un presupuesto de 100 millones de dólares y luego de una negociación con los diputados oficialistas que integran la Comisión de Presupuesto integrada con Hacienda, se resolvió que se le asignaría en total 240 millones de pesos. Ese presupuesto será distribuido en 120 millones para desarrollo de la universidad en Montevideo, en el interior y becas, mientras que el dinero restante se destinará al proyecto de salud mental en el Hospital de Clínicas, facultad de Psicología y Sociología.
Uno de los participantes de la actividad fue Juan Pablo Rivorin, ex presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEUU), preso político y amigo de Liber Arce. En 1968 Liber Arce, estudiante de odontología, fue asesinado por la policía mientras participaba de una manifestación junto a otros estudiantes contra la implantación de las medidas prontas de seguridad. Su muerte marcó al país y todos los 14 de agosto se conmemora el día de los mártires estudiantiles.
Rivorin relató que la Ley Orgánica de la Universidad se aprobó en 1958 mientras él se encontraba en cuarto de liceo en San José y allí se unió a un movimiento grande de estudiantes de secundaria del interior. Al año siguiente formó la Asociación Maragata y comenzó a militar en la Federación de Estudiantes del Interior. “Tuvimos un periodo de violencia muy fuerte” dónde “radicales de derecha o fascistas” agredían “de forma muy belicosa” a los estudiantes cuando buscaban reunirse y hacer movilizaciones, relató. “Tengo alguna cicatriz por ahí en la cabeza del periodo de los dos años previos al ingreso a la universidad”, señaló.
“Hubo también agresiones de grupos extremistas y asaltos a la universidad”, agregó y sostuvo que fueron épocas “muy duras”. Rivorin militó como estudiante y luego como docente, lo que le permitió ver la militancia desde otra perspectiva. Al fallecer Liber Arce buscó hacerle un homenaje junto a Óscar Maggiolo, rector de la universidad de ese momento; organizaron un discurso en el que se llevaron una sorpresa tanto por el silencio que había en el acto como por los carteles que habían en las calles pidiendo que se respetara ese silencio, en un momento en el que “solo había caos”.
Pasado y presente de una lucha persistente
Por otra parte el historiador, profesor y politólogo Gerardo Caetano expresó durante el evento el “orgullo” que siente por el cuerpo estudiantil actual y la manera en la que luchan por los derechos académicos a 55 años del panorama de crisis que sacudió al país. “No hay futuro sin memoria”, dijo Caetano en referencia a esa militancia estudiantil y subrayó como importante “el conocer lo que sucedió en el pasado para “forjar el futuro que se desea”. ”Muchos no apoyan causas por tomar como ajeno las luchas, entonces hay que convencerlos de que son luchas colectivas para que exista transformación”, afirmó.
En esa línea, Caetano opinó que la construcción de la democracia es un “proceso inacabable”, ya que siempre van a haber nuevos derechos. Un minuto más tarde trajo a la memoria el caso de Julio Castro: los militares sostuvieron que murió durante las torturas, pero luego al encontrar sus restos se comprobó que la causa fue un balazo en la nuca. Para saber lo que sucedió en dictadura es necesario tener un “pensamiento crítico” y ”cuestionar la verdad”, resumió el historiador.
Asimismo consideró que hay que “defender la libertad”, incluso de las personas que piensan diferente: defenderla como “visión integral”, del “nunca más” vivir los acontecimientos de la dictadura, “no como declaración, sino como acción inalterable de la vida cotidiana”. “Si no hay jóvenes en esa acción estamos perdidos”, redondeó.