El martes 12 de noviembre comenzó la campaña antártica número 41, nombrada Antarkos XLI y dirigida por el Instituto Antártico del Uruguay, en la que diferentes grupos de investigadores confluyen en la Base Científica Antártica Artigas (BCAA), ubicada en la isla Rey Jorge, la primera base que tuvo Uruguay en el continente antártico desde 1984. 

Para llegar allí es necesario tomar un vuelo desde nuestro país hasta Punta Arenas, una ciudad cercana al territorio más austral de la patagonia chilena, donde antes de partir hacia la Antártida se espera por una “ventana meteorológica”, es decir, un período de tiempo en donde las condiciones climáticas serán propicias para que el vuelo pueda llegar efectivamente a destino. La siguiente parada será el continente más frío del planeta. Así lo explicó uno de los científicos que será parte de esta campaña y que habló con Sala de Redacción.

Uruguay forma parte del Tratado Antártico desde 1980 y en 1985 pasó a ser miembro consultivo. Esto implica que nuestro país posee voz y voto para asegurar que en la Antártida se realicen actividades que resguarden esta reserva natural y que fomenten la paz y la ciencia, como es informado por el Instituto Antártico Uruguayo. Este tratado convierte a la Antártida en el único territorio dedicado al bien común de la humanidad y actualmente son 53 los países que lo conforman.

Las temporadas más calurosas para el hemisferio sur son las indicadas para llevar a cabo las investigaciones científicas en la Antártida, y van desde mediados de noviembre hasta mediados de marzo, en donde se da el verano antártico, época en la que nunca anochece. Durante este período, Uruguay lleva adelante cuatro fases comprendidas por los grupos investigativos que se dividen en los meses de noviembre-diciembre, diciembre-enero, enero-febrero y febrero-marzo. Los grupos científicos que arriban en cada fase extienden su estadía en la Antártida de 15 a 30 días, dependiendo de los requerimientos de cada investigación.

La prioridad en la Antártida: la investigación

Claudia Parodi es licenciada en Biología y especializada en Oceanografía. Partió a la Base Científica Antártica Artigas el martes pasado con la primera fase de investigadores que viajaron en esta campaña. Ella irá por primera vez como coordinadora científica y su trabajo implica ser el nexo entre la dotación militar, perteneciente a las Fuerzas Armadas que trabajan en la Base Antártica, y los grupos de investigadores, para ayudar y asegurar que su labor investigativa se desarrolle de la mejor manera posible durante su estadía y que puedan llegar a cumplir con los objetivos planteados.

Además de su rol como coordinadora, Parodi también comenzará a familiarizarse en un proyecto dedicado a la investigación sobre pingüinos, llamado “Conservación y manejo de los recursos marinos vivos de la Península Antártica: los pingüinos como centinelas del Océano Austral”, por el cual es importante asistir en esta primera fase de la campaña donde los polluelos aún están por nacer, según cuenta la científica a Sala de Redacción.

Por su parte, Martín Pacheco, licenciado en Biología, con una maestría en Ecología enfocada en la ecología trófica de peces de agua dulce, formará parte de la campaña antártica en su tercera fase, a partir del mes de enero de 2025. Pacheco se alojará en la segunda base antártica uruguaya, la Estación Científica Antártica Ruperto Elichiribehety (ECARE), ubicada en la península antártica y transferida a Uruguay por parte de Reino Unido en el año 1997. Allí, a diferencia de la Base Artigas, solamente se puede permanecer durante las jornadas de verano, ya que las condiciones climáticas tan adversas que presenta el territorio no permiten su estadía por un mayor período de tiempo, ha explicado Pacheco. 

El científico viajará por segunda vez a la Antártida en esta campaña. Su primera vez en el continente fue en el año 2019 gracias a una materia brindada por la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República conocida como Escuela Antártica. “No es obligatorio, uno postula si quiere y se acopla a ciertos módulos de investigación que hay. En ese momento había cuatro módulos, yo fui al de Tecnología y Ecosistemas Antárticos”, cuenta Pacheco, y agrega que la Escuela Antártica ha sido una iniciativa única a nivel mundial dentro de la educación universitaria a nivel de grado, en donde se da la posibilidad de que los estudiantes que postulen puedan participar y tengan una aproximación de cómo se lleva a cabo la investigación en ese continente. En esta ocasión él estará dando apoyo en un proyecto vinculado al monitoreo de plásticos, que también está siendo llevado adelante por investigadores de España.

En esta campaña antártica se llevarán adelante ocho proyectos científicos. Algunos de ellos ya se vienen trabajando desde campañas anteriores. Por ejemplo, el que involucra a los pingüinos, con el que se busca apoyar el diseño, seguimiento y evaluación de estrategias de conservación que garanticen el uso sostenible de los recursos marinos, y también otro en el que se estudian los efectos del derretimiento del Glaciar Collins en el ecosistema marino antártico, proyecto en el que Parodi ha participado en años anteriores.

¿Cómo es la preparación previa a la Antártida?

La preparación para los investigadores que vivirán esta campaña consiste en una semana de un curso informativo en el que mediante charlas brindadas por el Instituto Antártico se hace especial hincapié en la importancia del desarrollo de la actividad investigativa. Allí se espera que se maximicen todos los recursos necesarios para que los objetivos de cada proyecto científico que se va a desarrollar puedan cumplirse de forma óptima. 

Al mismo tiempo, se pone en conocimiento la importancia de la conservación de la fauna y escasa flora perteneciente al continente, los reglamentos medioambientales que hay que tener en cuenta y el conocimiento de las relaciones sociopolíticas que se mantienen con las bases vecinas. Uruguay comparte el territorio en la isla Rey Jorge con países como Chile, Argentina, Rusia, China, Corea del Sur, Polonia, Perú, Brasil y Estados Unidos. “Es como otro mundo, un ambiente bastante enriquecedor en donde se promueve la cooperación internacional”, resalta Pacheco.

Más allá de la preparación teórica, por su parte, Parodi, explica que los investigadores no tienen una preparación física puntual antes del viaje, a diferencia de la dotación de las Fuerzas Armadas, que son quienes tienen a cargo la tarea del cuidado de toda la tripulación.

Tratado Antártico: ¿igualdad de condiciones para todos los integrantes?
Es sabido por parte de los miembros firmantes del tratado que la prioridad de mantener el cuidado y la preservación del continente antártico, es para lo que este fue creado, y que la investigación allí es aceptada solo con fines pacíficos y de cooperación entre los países que conviven con sus distintas bases en el continente. Aun así, existe la preocupación de que otras bases que integran el tratado utilicen este espacio con fines particulares, como por ejemplo, en torno al conocimiento de qué tipo de minerales existen dentro del territorio y para qué podrían ser utilizados en un futuro.

Es importante tener en cuenta que hoy en día no existe la posibilidad de extraer ningún tipo de mineral que pueda modificar el comportamiento natural de este ecosistema o ponerlo en riesgo. Uruguay es uno de los pocos países miembros del tratado que ha sabido ganarse su lugar incentivando y creando buena calidad de investigación científica, reconocida a nivel internacional. “Si bien hay pocos proyectos de investigación, esos pocos proyectos son publicados y muestran relevancia en comparación a otros países”, cuenta Parodi, y concluye: “Uruguay hace buena ciencia antártica, y es bueno seguir promoviendo eso”.

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