Foto: Bruno Gariazzo


La feria “Latitud Ciencias” se armó de nuevo en la Intendencia de Montevideo para compartir con adultos y niños los trabajos de investigación de los estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República.
¿Cómo se forman los tornados? ¿Qué es la Torre de Hanoi? ¿Qué función cumplen las levaduras en la preparación del pan? ¿Qué microorganismos viven en nuestra huella digital? ¿Qué organismos componen el plancton? ¿Qué importancia tiene la conservación de las dunas de arena? Todas estas preguntas tienen algo en común: todas se respondieron la última semana de agosto en el atrio de la Intendencia de Montevideo. Cada dos años se lleva a cabo la feria “Latitud Ciencias” organizada por la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República, actividad que tiene como principal objetivo el acercar a la población montevideana a los diferentes mundos que habitan esa casa de estudios.
La comunicación de la comunidad científica con los diferentes sectores sociales es fundamental para transmitir conocimientos que son útiles para cualquier individuo en su relacionamiento diario con el entorno. Mesas de experimentos, juegos interactivos para todas las edades, exposiciones y charlas informativas son algunas de exhibiciones que “Latitud Ciencias” tiene para ofrecer. El evento se desarrolló todos los días del 28 de agosto al 1ero de setiembre, y durante esos días tanto niños como adultos pudieron disfrutar de una variedad de exposiciones dispuestas en stands especializados en diferentes ramas del conocimiento científico, pasando por la matemática, la física, la química, la biología, la astronomía, la ecología, la geología o la paleontología. Los stands de física y matemática eran normalmente los más concurridos debido a las experiencias interactivas que proponían, pero las caras de asombro se gestaban por igual en cualquiera de las propuestas.
Gianina Salati, estudiante de la Licenciatura en Bioquímica, se encontraba este año a cargo de la exposición interactiva de matemáticas denominada “Imaginary” que consiste en diferentes desafíos, puzzles y juegos creativos en tres dimensiones a través de grandes pantallas táctiles. Salati ya participó del evento dos años antes en la exposición de megafauna, pero dice que prefiere las matemáticas y que es “una persona muy racional en ese sentido”. Sus materias favoritas han sido Química Orgánica e Inorgánica y dice que su gran pasión es el estudiar la posibilidad de que exista vida en otros planetas y las diferentes posibles composiciones químicas que podrían tener esos organismos. También participó en un proyecto sobre pigmentos de plantas utilizados para fabricar paneles solares alternativos y eso le despertó el interés por “utilizar la naturaleza de forma sustentable”. Gianina sostiene que los juegos del stand a su cargo atraen tanto a niños como a adultos, pero confiesa que “a los adultos les cuesta más entrar en el juego de los fractales porque exige ser más creativo con el diseño”.
Hiroyuki Kinoshita es estudiante de ciencias biológicas, quiere especializarse en ecología marina y se lo podía encontrar en el stand dedicado a esta última especialidad y a la oceanografía. Su exposición hace hincapié en las especies exóticas invasoras del Uruguay, muchas de las cuales provienen del sudeste asiático, como el Mejillón Dorado, de nombre científico Limnoperna fortunei. Este mejillón de agua dulce se descubrió en 1984, había venido accidentalmente a través de los barcos mercantes, y presenta un problema ya que desplaza a otras especies endémicas de nuestro país y obstruye cañerías, tomas de agua potable y de agua para la generación de energía eléctrica. Hiroyuki nos comenta que otra especie invasora en la mira es el caracol Rapana Venosa, que proviene del mar de Japón y de Corea y que sus larvas también llegaron a Uruguay en el agua de lastre de los buques. Es común verlo al caminar en la playa y son especies que compiten con las especies autóctonas, “perjudicando los bancos de mejillones que son fuente importante de trabajo” en nuestro país.
En la mesa de experimentos de microbiología, Belén Estévez y Sofía Fort explican que se trata de un área que es tratada en conjunto tanto por la Facultad de Ciencias como por la Facultad de Química. En el stand los visitantes pueden distinguir, a través de microscopios y medios de cultivo específicos para el crecimiento de cada microorganismo, las diferencias entre los hongos filamentosos, las levaduras (hongos unicelulares) y las bacterias. Se intenta que el público entienda las funciones culinarias de las levaduras a través de una experiencia en la que se infla un globo con el dióxido de carbono liberado por estos microorganismos. Así mismo, en el puesto se acerca a los interesados a una purificación casera de agua usando un filtro con hipoclorito, y se alienta a las familias a dejar impresa su huella digital en una placa de cultivo en la que crecerán todos los microbios que forman la flora cotidiana de nuestra piel. Las fotos de las “huellas microbianas” después pueden verse en la página de Facebook de la cátedra de microbiología. Belén agrega que estas actividades suelen llevarse hasta escuelas rurales por medio de un camión que actúa a modo de “laboratorio móvil”.
El regalo nupcial
Mauro Martínez, también estudiante de Ciencias Biológicas, se encontraba enseñando al público la importancia que presentan las dunas de arena para evitar inundaciones en la zona continental. En Uruguay el ciclo de la arena que genera las dunas está interrumpido, entonces el agua inunda las casas. Muchos organismos que viven en este ambiente se ven afectados también, entre ellos unas arañas de color amarillo adaptadas a vivir en cuevas en la arena y que se ven perjudicadas si la arena se mueve demasiado por el viento.
La  profundización de Mauro es en Evolución y le interesan los procesos de especiación, es decir, cómo dos especies nuevas se generan a partir de una misma especie. Actualmente está en un proyecto conjunto entre Facultad de Ciencias y el Instituto Clemente Estable sobre el cortejo en machos de un género en especial de arañas. El macho le hace un regalo nupcial a la hembra para copular envolviendo una presa en seda y ofreciéndosela. Éste también puede disminuir costos envolviendo otras cosas como un palito o una bola de barro, pero nos cuenta Martínez que tienen la teoría de que se está perdiendo en una especie el regalo nupcial, y querrían saber cuáles serían las causas.
Por su parte, Adrián París nos acerca al stand del Instituto de Ciencias Geológicas, dividido en una sección de paleontología y otra de geología. En la de geología se intenta representar una muestra que va desde minerales, pasando por la estructura en estratos de la Tierra, hasta la simulación de un acuífero, yendo de lo micro hasta lo macro. Luego, una colección única en Uruguay de paleontología, tanto con ejemplares réplicas como con fósiles propiamente dichos.
El puesto del Instituto de Física brillaba por su atractivo, y Rodrigo García, físico docente de astronomía, fue el encargado de mostrar los diferentes mundos que esconde su disciplina. “En el stand se muestran experiencias lúdicas, a través de las cuales espera poder llevar a los visitantes a entender por qué estudiamos lo que estudiamos”, dice García. Un experimento de frenado magnético usado para frenar montañas rusas o trenes de alta velocidad  (no se gastan, por lo que tienen una ventaja frente a frenos de disco) se podía observar en el stand, así como un generador de Van de Graaf (como el mítico del Espacio Ciencia) que permite entender las descargas eléctricas de cargas acumuladas, que van desde el pelo frotado con una regla hasta la formación de un rayo. También se podía aprender que si a una Placa de Chladni se la hace vibrar con un parlante, puede generar diferentes figuras con sustancias granuladas según la nota que suene, y que esta geometría está relacionada con la arquitectura de los espacios. Además de otras experiencias más lúdicas para niños, como un juego de tiro al blanco controlando las trayectorias de punteros láser con espejos, o un simulador de un tornado formado gracias a un vórtice, humo y un ventilador. Se exhibía asimismo el meteorito que cayó en la ciudad de San Carlos en 2015 (cayó en la casa de una persona, atravesó un televisor LED y una cama).
Rodrigo es estudiante de posgrado y estudia redes neuronales desde la perspectiva de los sistemas complejos. “Se puede medir mediante experimentos cuándo se activan las neuronas, pero es muy difícil medir qué neurona está conectada con cuál”, resume. Esto se estudia mediante sistemas complejos, como son las redes de nodos conectados, “como una red social, pero en vez de usuarios hay neuronas”. El investigador estudia procesos difusivos en redes, pudiendo modelar desde cómo se puede difundir un rumor o un virus, hasta optimizar el tráfico de personas en estaciones de tren.
Sin lugar a dudas, muchos conocimientos dejan estas latitudes. Es una buena oportunidad para entender la ciencia como un juego divertido e intrigante, alejado del estereotipo del hombre loco despeinado, de bata blanca y tubos de ensayo.
Bruno Gariazzo

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