Un timbre estrepitoso da inicio a la sesión a las 10.13. La presidenta de la Cámara de Senadores, Beatriz Argimón, debe solicitar silencio en la sala antes de explicar la forma en que se desarrollará la jornada; le recuerda a todos las medidas sanitarias para el correcto uso de la sala semicircular, que está encabezada por un vitral rodeado de mármol y madera.
A las 10.30 se da la bienvenida a la ministra de Economía y Finanzas (MEF), Azucena Arbeleche, y al ministro de Salud Pública (MSP), Daniel Salinas. Con ellos entra un equipo de asesores y subsecretarios y Salinas coloca frente a sí cuatro grandes carpetas negras repletas de documentos, como quien enseña sus armas antes del combate. La interpelación a los ministros fue votada por los 13 senadores frenteamplistas hace casi un mes para poner en discusión las medidas tomadas por los ministerios en el peor momento de la pandemia.
Daniel Olesker representó a la oposición como senador interpelante y exhibió un documento con 76 preguntas dirigidas a los ministros. La lista de cuestionamientos pone en duda y exige respuesta de acciones en múltiples áreas, desde la reducción de la movilidad, hasta las medidas tomadas para evitar contagios y fallecimientos en embarazadas o las razones por las que no se invirtió más para lidiar con la emergencia sanitaria. Olesker se preguntó: “¿por qué hay tantas muertes en el mundo?”, y subrayó que la respuesta se encuentra en las decisiones políticas; esta fue la razón que los reunió la mañana del 6 de julio.
La interpelación transcurrió en varias sesiones de tres horas, con cortes de una hora. Dentro de la primera parte, Olesker se ocupó de presentar cada una de las preguntas y argumentó sus cuestionamientos con una serie de gráficas y cuadros comparativos presentados en pantalla. “Definimos a la situación como de crisis económica, social y sanitaria”, afirmó. Y para dar ejemplo de ello, hizo mención al primer pico de contagios en el país, al que consideró que no se le prestó la debida atención y tuvo como resultado una “tragedia”, reflejada en más de 5.000 fallecidos por covid-19.
El senador comentó que le parecía “raro” que el número de contagios disminuyera cada vez que disminuían los test realizados. Ante tal sugerencia un murmullo recorrió la sala, y la presidenta se vio obligada a solicitar silencio.
En lo referido al ámbito económico, Olesker planteó su preocupación por los bajos recursos destinados a combatir la pandemia, ya que Uruguay es de los países que destinó menos del 2.5% del PBI, según comentó. Asimismo, no pasó por alto la pérdida de empleo: “se perdieron 50 mil puestos de trabajo”, que serían “10 mil más que en los cinco años anteriores”, y dijo querer saber cómo han afectado los contagios a los niveles de ingresos, en un contexto en el que la pandemia afectó fuertemente a sectores carenciados. El senador interpelante opinó que la política pública aplicada “generó situaciones que no evitaron la pobreza”, sino que, por el contrario, “Uruguay es más pobre, pero sobre todo es más desigual”.
Daniel Olesker articuló los aspectos económicos y sanitarios para cuestionar las decisiones del gobierno más de una vez: “¿Los ministros reconocen que existe una correlación directa entre movilidad y contagios por SARS-CoV-2?”, “¿por qué en 2020 con 15 contagiados diarios y una muerte cada tres días se postergó el Día de la Madre y en 2021 –en el momento de pico de la pandemia– no se tomó la misma decisión?”, “¿con qué datos cuenta el MSP para caracterizar esta epidemia del punto de vista socioeconómico y qué resultados hay en materia de estructura de hogares por deciles de ingresos, por ocupación y por municipio de cada departamento?”, fueron solo tres de las 76 preguntas que menciona el documento. “Nuestra tesis es que estamos en una crisis trágica”, preocupados por las secuelas tanto económicas como sanitarias, concluyó ante la sala.
El ministro de Salud Pública fue el primero en responder. Parte de su contrataque incluía una presentación en pantalla, acompañado por un tono de voz enérgico. En el inicio de su defensa, dejó ver que la crisis “no fue anunciada” -dado un comunicado de Interpol que alertaba sobre la situación y que fue ignorado por el anterior gobierno-, y que aún así, se tomaron medidas rápidamente. Enumeró además una serie de disposiciones empleadas en el país para la contención de la pandemia: “sistema de vigilancia epidemiológica con capacidad de rastreo de contactos”, una “amplia capacidad para realizar pruebas diagnósticas”, acompañada de “la gradualidad de implementación de medidas”. Además respaldó su gestión con comparaciones a niveles regionales: “Uruguay tiene la menor tasa de mortalidad” dentro del Mercosur, según datos publicados por la ministra argentina Carla Vizzotti, en un gráfico que define la tasa de mortalidad acumulada cada millón de habitantes por país desde la semana epidemiológica número 10 a la número 21.
“Quiero decirle al señor senador que tenga tranquilidad”, solicitó Salinas, cuya voz se elevó al expresar: “no se preocupe usted, que estamos trabajando para usted”, acto que fue interrumpido por la presidenta del Senado para recordarle que, según el reglamento, debía dirigirse a la mesa y no a alguien en particular. Luego, manifestó que el confinamiento como opción sugerida por la oposición no es recomendable por la Organización Mundial de la Salud (OMS). “No lo inventamos nosotros, afecta la salud mental”, defendió el ministro.
En lo referido a las muertes en embarazos, fue el subsecretario de Salud Pública, José Luis Satdjian, quien tomó la palabra. Respondió que en marzo no existía evidencia de dichas muertes y que en ese entonces la OMS no recomendaba la vacunación de esa población, hasta que “el 5 de mayo la evidencia cambió”, y con ello las medidas. Su palabra fue acompañada por los gestos de asentimiento del ministro interpelado, quien luego aseguró que Uruguay fue el primer país en América Latina en vacunar embarazadas.
Pasado el mediodía Arbeleche tomó la palabra. Celebró la interpelación como una instancia oportuna para “registrar el trabajo del equipo”, aclaró que las medidas adoptadas fueron analizándose “en cada etapa de la pandemia” y elogió tal dinamismo como propio de “una estrategia de respuesta responsable”. La ministra minimizó los cuestionamientos sobre el gasto del PBI bajo la justificación de que “nadie podía saber cuánto duraría la pandemia”, y sugirió que la oposición parece estar “más enamorada del gasto que del resultado”. En lo referido a la pobreza, presentó un gráfico comparativo entre datos de 2019 y 2020: si bien en 2020 la pobreza tuvo un pico más alto debido a la crisis, se estabilizó en noviembre y diciembre, igualándose respecto al año previo a la pandemia, según sus datos.
Para finalizar su primera intervención, dijo que el MEF estaba “sentado sobre deudas”, y que se tiene menos dinero para otras políticas porque es necesario pagar deudas. No obstante, concluyó que el objetivo central del gobierno siempre fue “preservar la calidad de vida de todos los habitantes”.
Al cierre
La jornada se extendió hasta la madrugada y cada senador tuvo la oportunidad de participar. Finalizada la ronda de los parlamentarios, el senador Olesker volvió a tener la palabra e indicó que no habían excusas para no aportar más recursos a la crisis, ni motivos para celebrar: “no llegaron a tiempo, no tomaron las medidas necesarias, no distribuyeron los recursos con justicia, no comunicaron en tiempo y forma los riesgos de la pandemia”, sentenció.
En contraposición, el ministro Salinas consideró que la respuesta sanitaria por parte del gobierno fue ”eficaz, oportuna y adecuada”, y señaló que “en ningún momento hubo desborde de CTI” y “nunca se tuvo que elegir a quién dejar vivir o morir”. Arbeleche, por su parte, insistió en que las propuestas de la oposición, como la renta básica, eran “insostenibles en el tiempo” y dijo que el gobierno quiere resolver el problema medular, que es la pobreza. Apuntó a un “enfoque localizado, personalizado y ajustado a las realidades de cada hogar” y afirmó que en la actualidad los hogares de bajos recursos reciben una transferencia de más de $18.000, “monto mayor al sueldo mínimo”.
Por último, confirmó que aumentó el déficit fiscal y la deuda porque “se utilizaron recursos para la pandemia”, y sostuvo, además, que no hubo ajuste fiscal. A su vez, se refirió al grado inversor como herramienta necesaria para que el Estado crezca y pague su deuda: “La primera línea de acción del gobierno es el bienestar de los uruguayos, no la inversión, como se ha indicado”, concluyó la ministra.
Finalmente se redactaron dos mociones que la presidenta presentó como “contrapuestas”, debido a que una de ellas calificaba la gestión de los ministros como “satisfactoria”, mientras que la otra lamentaba la “falta de autocrítica de las autoridades”. Se votó la primera moción por 18 de los 31 parlamentarios y concluyó la sesión.
Foto: Daniela Calone
Respuestas insuficientes
En conversación con Sala de Redacción, el senador frenteamplista Mario Bergara declaró que todos compartían un mismo objetivo: “que la pandemia cese cuanto antes, con la menor cantidad de fallecimientos, contagios y secuelas”, tanto sanitarias como económicas y sociales. No se encontró conforme con las explicaciones brindadas por los ministros y afirmó que las visiones eran muy distintas tanto en el “manejo sanitario de los últimos meses”, como en la eventualidad de lo que podría ocurrir si la situación “recrudeciera”, como en otros países con la aparición de nuevas cepas.
En cuanto a aspectos de política económica, expresó su disconformidad con el accionar del gobierno: “debería tener un rol mucho más potente” y contribuir con las microempresas, las familias con necesidades e invertir para la reactivación del empleo.
En su turno en la cámara, defendió que el Frente Amplio no estuvo siempre en contra de todas las medidas propuestas por el oficialismo y apuntó que los caminos se bifurcaron a partir de noviembre. El FA acompañó desde el arranque los mensajes públicos, consideró, desde la promoción del “quedate en casa” hasta la campaña de vacunación; “decir que hemos puesto piedras sobre el camino es muy injusto y es falso”, expresó el senador. Agregó que tienen “el derecho y la responsabilidad con la ciudadanía” de decir lo que piensan y no reproducir un discurso meramente positivo. “Entre los resultados también hubo un número demasiado elevado de compatriotas fallecidos”, alegó Bergara.
Foto: Daniela Calone
“Muertes evitables”
Un concepto que resonó reiteradas veces ante los micrófonos de la sala fue el de las “muertes evitables”, que mutó de significado según quien lo utilizara. Para el senador frenteamplista, Uruguay Russi, son las cifras las que demuestran que la reducción de la movilidad, a la par de la vacunación, habría evitado 2.700 muertes. Mientras tanto, para el senador del Partido Colorado, Germán Coutinho, el concepto de “muertes evitables” es un intento de politizar y dividir, y afirmó que “hay un momento para la política partidaria y un momento para el país”.
Por su parte, Salinas reconoció que “la restricción de la movilidad hubiera influido en un 15% la reducción de la mortalidad”, ya que existe una correlación directa entre “movilidad y contagios”, pero fue la introducción de la variante P1 la que influyó en un 85%, según los datos que maneja.
Pero los miembros de la cámara insistieron en el uso del término. Desde el Frente Amplio se expresó que las decisiones políticas tienen consecuencias y que de haberse tomado medidas más estrictas, los resultados serían menos trágicos. Los senadores oficialistas, en tanto, sintieron la utilización del término como una grave acusación y alegaron que existen otras muertes evitables para las que no se buscan culpables. El senador de Cabildo Abierto Guido Manini Ríos hizo mención a los suicidios y al uso de sustancias psicoactivas en jóvenes, mientras que el colorado Tabaré Viera preguntó: “¿quién carga con las muertes en el tránsito, en las cárceles?”.
Daniela Calone y Josefina Martínez