Las apuestas y la especulación son inherentes a la vida humana. A su vez, el deseo de adivinar o predecir un suceso o evento genera una sensación de satisfacción y placer. Justamente este poder de predecir el futuro es utilizado por las casas de apuestas y casinos para mantener a la persona adicta al sistema mediante la compensación monetaria. Y si el individuo está en déficit, la motivación de conseguir una gran recompensa económica a corto plazo la engancha a seguir apostando.
En nuestro país, el proyecto de ley presentado por el diputado nacionalista Álvaro Dastugue “Ludopatía: Normas para la prevención y el consumo excesivo” apunta al refuerzo psicológico del ludópata. Propone incorporar en los casinos ventanas hacia el exterior con luz natural, además de relojes digitales visibles en zonas estratégicas en las salas de juego. De esta forma, el apostador puede dimensionar el paso del tiempo y no seguir apostando. Esto incluye un horario de apertura y cierre estricto del establecimiento determinado por ley.
Además, el proyecto subraya la importancia de la “autoexclusión efectiva”, que permite al apostador firmar un formulario de exclusión para que no lo dejen ingresar a las salas de entretenimiento públicas y privadas, así como también en las apps de juego online.
Detrás del premio
En diálogo con Sala de Redacción, la psicóloga y profesora adjunta en psicología médica del Hospital de Clínicas, Gracy Gómez, aclaró que la “ludopatía no se debe entender como un vicio sino como una patología”: muchas veces “se tiene la idea errónea de que la persona adicta al juego puede dejarlo cuando quiera y en realidad no es así. Busca satisfacción a través del dinero. Cuando pierde, no tiene la noción de que se está haciendo daño hasta que es demasiado tarde”. Además destacó que la ludopatía es “una adicción que afecta a todas clases sociales”: “en el hospital de clínicas atendemos casos de todo tipo, desde adultos mayores a jóvenes que frecuentan los casinos online“, detalló.
El proyecto de ley de Dastugue, en su artículo N°7, hace hincapié en el control de la publicidad y la difusión de las empresas de entretenimiento como las casas de apuestas, juegos de azar o casinos público-privados y online. Además propone un plan para reducir la publicidad que pueda afectar negativamente a los menores de edad en ciertos espacios.
La iniciativa del legislador también busca prohibir la venta de juegos instantáneos -como las raspaditas- en un radio mínimo de 300 metros a la redonda de los centros educativos. Asimismo propone agregar una variable sobre la adicción a los juegos de azar en los censos nacionales que realiza el Instituto Nacional de Estadística (INE), como forma de monitorear una problemática en aumento en la sociedad actual.