A partir de la exposición de tres proyectos desarrollados con personas privadas de libertad de las Unidades Nº4, Santiago Vázquez, y N°5, Cárcel de Mujeres, el pasado viernes 17 de mayo se llevó a cabo una actividad en la Facultad de Psicología, denominada “la voz de la experiencia”.Los proyectos, que comenzaron en 2017, son encabezados por estudiantes de Psicología y Bellas Artes y supervisados por docentes.

Uno de los lineamientos importantes de la jornada era escuchar la voz de algunos de los reclusos para conocer, desde su experiencia, qué significan estos proyectos. Pero el espacio no se pudo dar porque la Universidad de la República (Udelar) y el Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) no se pusieron de acuerdo, pese a que ya se había dado el “sí”. El motivo de la ausencia fue que el INR planteó que los reclusos sólo podían asistir con la presencia de personal policial armado, algo a lo que la Udelar no accedió.

Uno de los proyectos está basado en grupos de estudio de la Facultad de Psicología, Comisión PPL-CEUP, a cargo de los estudiantes Macarena Véliz, Paolo Terzano, Camila Abellán, Mariana Simón y Joaquín Amorena, además de la referente docente Cecilia Baroni. Ellos ya trabajaron en la Unidad Nº5 y actualmente en la Unidad Nº4 para apoyar a estudiantes presos que quieren empezar una carrera universitaria.

En diálogo con Sala de Redacción, Véliz destacó la importancia de la educación en contextos de encierro. “La idea es darle un giro a la educación, que sirva como herramienta y que al salir estas personas tengan otra forma de relacionarse con la sociedad. No es lo mismo salir con un título universitario o con una motivación de seguir cursando una carrera, que salir siendo solamente un ex preso, porque hay una condena social tremenda, siguen siendo presos afuera”, agregó.

Además, Véliz expresó que “no se debe olvidar que son personas, mas allá de que cometieron un error en algún momento, tienen derecho a salir y a tener herramientas para poder adaptarse nuevamente a la sociedad”.

La estudiante expresó que con este tipo de iniciativas se busca disminuir el porcentaje de reincidencia de las personas privadas de libertad, aunque también consideró que las condiciones en las que estudian los presos son complicadas, ya que no hay contacto con la institución ni con docentes constantes. “Es difícil construirse como estudiante si faltan estas partes, entonces me parece que la Udelar está en un debe. La idea es empezar a pensar caminos que nos conduzcan a estas instituciones para trabajar en posibles soluciones”.

Por su parte, Terzano afirmó en la conferencia que hay mucho por hacer dentro de las cárceles y que se necesitan otros proyectos de extensión universitaria. “¿Qué vamos a hacer para que estas lógicas cambien? ¿Cuánto necesitamos para comprometernos más? ¿Qué clase de personas queremos que salgan de ahí adentro? Pensemos y veamos qué podemos hacer entre todes”, enfatizó.

A la actividad asistieron ex reclusos que participaron de este proyecto y hablaron sobre su experiencia. “Estaba terminando el liceo y lo hacía como una manera de ganarle tiempo a ese espacio de mi vida que había quedado en pausa”, contó Mayra, que estuvo privada de libertad en la Unidad N°5. La mujer narró también que cuando estaba terminado sexto de liceo apareció esta oportunidad de iniciar una carrera. “Me parecía algo increíble, era un éxito terminar el liceo y mucho menos tenía pensado esto. Di seis exámenes libres y los salvé, fue complicado pero no imposible, a mí me dio una orientación, un plan de vida”, recordó. Mayra expresó que las clases que recibió eran como terapias y que lo veía así porque la escuchaban, le daban afecto y no la miraban “con ese dedo acusador”. Actualmente ella continúa estudiando en la Facultad de Psicología.

Sandra también está estudiando en esa facultad. Mientras estaba presa, comenzó a estudiar desde 1° de liceo. “Los compañeros nos apoyaron con la oportunidad de estudiar estando privada de libertad, a mi edad era algo imposible y el año que se presentó el proyecto hice todo medio a las corridas para poder inscribirme”, contó. Sandra reflexionó acerca de esta oportunidad que se está dando dentro del sistema penitenciario y deseó que todos puedan acceder a terminar sus estudios y “cambiar la perspectiva”.

Alan también es un ex recluso y habló con Sala de Redacción sobre su participación en el proyecto estudiantil de la Facultad de Información y Comunicación (FIC) dentro de la cárcel. “Me anoté en el taller de periodismo y fue algo bastante copado, aprendí mucho y encontré capacidades que no sabía que tenía. Uno esperaba ese encuentro, en esas dos horas y media dejaba de lado toda la cárcel, para decirlo de alguna manera, no estaba preso”, subrayó.

Además, afirmó que piensa terminar el liceo para después empezar una carrera. “Me trajo ganas de eso, es algo muy positivo, yo en realidad nunca imaginé nada, me veía en el mercado a las 3 de la mañana cargando cajones y no haciendo otra cosa. Nunca pensé en un futuro distinto estudiando algo y graduándome”, añadió.

Otros proyectos

Por otra parte, se está desarrollando el proyecto de investigación “Repercusiones de la división sexual del trabajo en mujeres privadas de libertad en la Unidad Nº5”, a cargo de Gabriela Akerman y Loren Arias y la referente docente María Ana Folle. Akerman contó que les interesa conocer qué estrategias aplica el INR respecto al trabajo, para luego pensar si es una herramienta de reinserción o no.

“Todas y todos nos configuramos como trabajadores en algún momento. Nosotras vemos que hay un montón de tareas que se realizan diariamente que no se reconocen como trabajo remunerado”, afirmó. Asimismo, Akerman hizo hincapié en que históricamente el hombre se vio como productor y la mujer como reproductora para criar y cuidar. “Y a esas cuidadoras no se les reconocen esas tareas y eso genera desigualdad social”, sostuvo.

Luego del trabajo de campo, les pidieron a las privadas de libertad que representaran cómo les gustaría ser tratadas en un contexto laboral, “pero no pudieron hacerlo, ni siquiera pensarlo”, y eso fue algo que les llamó mucho la atención.

En tanto, el proyecto “Cuerpos que narran” se da en el marco del Laboratorio de prácticas artísticas con mujeres privadas de libertad de la Unidad Nº5. Es llevado adelante por Victoria Giménez y las referentes docentes Magali Pastorino (Facultad de Artes) y Folle (Facultad de Psicología). Giménez explicó la dinámica de trabajo: “Es un espacio para escribir, se llama ‘Cuerpos que Narran’ porque va desde la escritura, desde el cuerpo, la imagen, los sonidos, es probar distintas formas de comunicar”.

Por otro lado, contó que el criterio que se manejó es la lectura indistinta de los textos de todas, que “se identifican con lo que leen, se trabaja el arte como vía de expresión y comunicación”. Giménez afirmó que prefiere trabajar en cárcel de mujeres porque están “triplemente invisibilizadas”.

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