Te han condenado injustamente y el veredicto del juez es inapelable: CULPABLE. En una hora exactamente te vendrán a buscar para aplicarte la pena máxima. Pero tú no te rindes tan fácilmente, aún te queda mucho por vivir y debes saciar tu sed de venganza. Con tus compañeros de celda deberás encontrar la manera de escapar de la cárcel y de tu trágico final: la silla eléctrica…”. No es la vida real, un videojuego online ni un juego de caja, sino cómo el local Claustrofobia describe una de sus principales atracciones.
A pocas cuadras de Montevideo Shopping, este lugar no pasa desapercibido. Fuera del recinto, el laberinto del logo de Claustrofobia esconde el primero de muchos acertijos: el nombre del local. Dentro, la mezcla entre juegos de caja, juegos de rol y cuartos de escape conforman un mundo de entretenimiento un tanto peculiar en el que predomina el esfuerzo por integrar a cualquiera de los interesados. La participación en juegos de mesa y de rol es gratuita, mientras que la experiencia de escape ronda entre 400 y 500 pesos, según la cantidad de jugadores.

Jóvenes emprendedores
Todo comenzó con una mezcla de emoción y visión de Nicolás Galli y Jimena Garmendia, una pareja de uruguayos que salían de su primera experiencia de cuarto de escape, en Estados Unidos. “Esto tiene que estar en Uruguay”, es la frase con la que iniciaron el sueño emprendedor que tres años más tarde sería cumplido en pleno Montevideo.
La búsqueda y persuasión de los futuros dueños del local llevó aproximadamente un año y medio. Durante ese período Galli y Garmendia convencieron a un grupo de jóvenes profesionales de su confianza para que fueran socios del emprendimiento. El nuevo grupo está compuesto por dos traumatólogos, una pareja de actores de teatro, una contadora y un estudiante avanzado de ingeniería en sistemas. Galli describió como algo dura la tarea de persuasión, porque tuvo que “comer mucha oreja”, hacerlos vivir la experiencia de primera mano y trasmitirles la necesidad de tener un local de este tipo en Uruguay.
En febrero de 2018, alquilaron un galpón de aproximadamente 300 metros cuadrados en plena calle Rivera. Con una inversión de 30 mil dólares y seis meses de arduo trabajo del grupo de socios más la ayuda de amigos, el 1° de setiembre Claustrofobia abrió sus puertas al mundo.

Cuartos de escape
El corazón de este lugar son los dos cuartos de escape. La temática es bastante simple: junto con tus compañeros de equipo eres el protagonista del escape de un cuarto al que te han ingresado a ciegas; el lugar está ambientado para que sientas que eres parte de una historia en la que el objetivo es escapar mediante la resolución de diferentes tipos de pruebas y acertijos. Aunque el escape pueda ser hecho por un grupo de hasta seis participantes, la experiencia dicta que el ingenio, la química y la práctica del grupo, por menos que sean, son los que realmente definen la rapidez del escape.
Construir este tipo de habitaciones fue un verdadero desafío para los dueños del local. Mediante el ingenio y la dedicación de cada asociado, ambos cuartos fueron construidos en un plazo de dos meses cada uno. El desaliento fue una de las mayores barreras a vencer durante la construcción: hasta que no se pusieron los detalles finales, la búsqueda para que cada aspecto del cuarto fuera totalmente real llevó una gran inversión de tiempo, dinero e imaginación. El aliento mutuo en los días más difíciles fue crucial, más aún en aquellos días en los que el proyecto parecía lejano y la inversión económica se elevaba cada vez más. “Siempre decimos que valió la pena, pero si me preguntaran si lo haría de nuevo, lo pensaría”, expresa Galli.

Ludoteca
Al ingresar al local se puede apreciar un amplio espacio con mesas y sillas distribuidas por todo el recinto. Cerca del mostrador, una ludoteca conformada por distintos mazos de cartas, juegos de caja, libros de juegos de rol, y algunas figuras de acción de personajes animados a modo de decoración, cubren una estantería suspendida en el aire.
Ese espacio comenzó como una coincidencia, una forma de aprovechar el terreno sin utilizar para los cuartos de escape. Pronto se dieron cuenta de que necesitaban un lugar donde los jugadores pudiesen compartir las experiencias recién vividas en comodidad. Además, como la experiencia en cada cuarto de escape se pueden vivir una vez, ya que solo tiene una solución, era necesario encontrar un lugar donde los clientes pudiesen compartir otros juegos para mantener una comunidad de jugadores que perdurase en el tiempo.
Cada vez que se habla de algún tema relacionado al espacio de los juegos de mesa y a las actividades que allí se realizan, el nombre Green Goblin siempre es invocado; ese pequeño pero reconocido local de juegos de mesa fue el centro de reunión de las primeras generaciones de este tipo de jugadores, hace aproximadamente 15 años. Los que ahora impulsan y poseen comercios relacionados a esta forma de entretenimiento fueron influenciados de una u otra manera por Green Goblin. Poco a poco, y sin querer serlo en un comienzo, en Claustrofobia se ven tintes de ese local.
El entusiasmo y gusto por este tipo de juegos más la disposición de un espacio gratuito, sano e integrador para participar, hace que cada vez se acerquen más participantes, nuevos y viejos. No es de extrañar ver a los propios dueños del local aprendiendo sobre nuevos juegos de caja, compitiendo seriamente en los que ya conocen, o escucharlos reírse a carcajadas.

Nuevos proyectos
Hace poco tiempo se estrenó un nuevo cuarto de escape de Claustrofobia. En la misma línea que los anteriores, este juego tiene como objetivo resolver una gran cantidad de acertijos para escapar de una tumba. Puede ser jugado hasta por dos personas, que tienen un máximo de 45 minutos para escapar.
Como continuación de la historia que conecta a cada cuarto de escape se proyecta una cuarta habitación, que estará ambientada como un laboratorio de un alquimista. Los creadores intentarán que esa experiencia sea más terrorífica que la del segundo cuarto, siendo clave en la historia que trasciende a las diferentes habitaciones.
Por otra parte, los socios han negociado con cuatro empresas encargadas de hacer regalos empresariales. Ellas ofrecen un “paquete” de servicios que puede comprar cualquier negocio con el objetivo de regalar una experiencia compartida a sus empleados. Al día de hoy, han vendido su primer “paquete” de servicios a través de una de estas empresas. El colectivo que compró este servicio, de aproximadamente 50 personas, disfrutó de un juego de rol ambientado en uno de los cuartos de escape más tenebrosos, entre otras actividades.
Claustrofobia pretende innovar en el ámbito de selección y análisis del personal de empresas mediante un servicio dirigido a las consultoras. La idea es que las empresas puedan estudiar psicológicamente a sus empleados mediante el desempeño que tengan en los cuartos de escape. Este estudio es hecho mediante la retrasmisión de las cámaras de seguridad ubicadas dentro de los cuartos, y la evaluación de un psicólogo. Las experiencias que vivan los empleados no tienen que ser necesariamente en cuartos de terror, ya que solamente se apunta a evaluar cómo los grupos actúan bajo presión y tensión. Entre otras cosas, esta herramienta permite detectar el grado de afinidad para un puesto de trabajo, o conocer los puntos que necesita fortalecer un grupo, individual y conjuntamente.

Autor: Ernesto Morales

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