Cuando muchachos
los viejos eran gente de cuarenta
un estanque era océano
la muerte solamente
una palabra

Hace diez años que la muerte dejó de ser sólo una palabra. Aquel domingo de 2009 el Salón de los Pasos Perdidos del Parlamento se llenaba de flores en su conmemoración. Hoy, la fundación que lleva su nombre decidió hacer una ceremonia distinta para honrar esta década desde la pérdida física del escritor: con los libros al alcance del curioso, con la palabra para discutir.

103 obras escribió el uruguayo, desde poemas a críticas literarias. 103 obras que desde el viernes se abrieron a las manos curiosas que quieran indagar en la pluma de Benedetti.

Este 17 de mayo, el hall de la fundación revistió sus paredes con cuadros pertenecientes al escritor e invitó al público admirador de sus letras a participar de una serie de eventos que se basan en aquellos objetivos que sustentaron la vida de Benedetti. Recordarlo en el mes de mayo, a tres días de la Marcha del Silencio, cobra sentido porque esa era justamente una de sus misiones: la búsqueda de la verdad y la justicia. Es por ello que la fundación preparó encuentros que reflejan estos principios.

Oriundo de Paso de los Toros, Tacuarembó, perteneciente a la generación del ’45, traductor, periodista, crítico, escritor, poeta, fiel defensor de los derechos humanos. El contacto con su ciudad y la realidad de su época determinaron su esencia literaria. Fue redactor en Marcha, Marginalia, Número, El Diario, Peloduro, Brecha, entre otros, aunque llevó su pluma a varias geografías, desde Buenos Aires y La Habana hasta Madrid y París.

Galardonado en múltiples ocasiones, recibió el premio nacional Bartolomé Hidalgo y el VIII Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, además de ser reconocido como Doctor Honoris Causa de universidades de Alicante, Valladolid, La Habana, Buenos Aires y de la Udelar. La lista es de no acabar.

Residió sus últimos años en su apartamento del centro montevideano con su esposa Luz López, donde no dejó nunca de escribir y leer. Falleció en mayo de 2009 por un problema pulmonar, y dejó sus tesoros literarios para que su palabra no se perdiera con ningún suspiro.

“La muerte es solo un síntoma de que hubo vida”

Si la vida no tiene repuestos, él dejó instrucciones. Sin herederos directos, hijos ni sobrinos, sin olvidar su lucha por los silencios mentirosos que había dejado el pasado reciente y con la convicción de que la literatura debía seguir circulando por los jóvenes, escribió un testamento: allí planeó la fundación que lleva su nombre y que se llevaría adelante con su herencia económica y material.

“Benedetti vivía en contacto con su público, él siempre quiso comunicarse de todas las maneras posibles y me parece que dejar en su testamento con todo detalle cómo debía ser la fundación fue parte de eso”, comenta la directora de la fundación Hortensia Campanella. Además de la concesión de su apartamento y de sus 103 escritos, otorgó su biblioteca personal de aproximadamente diez mil libros, sus pinturas y todos los objetos de su casa. El cuidado y divulgación de su obra, así como el apoyo a jóvenes literatos y la continua búsqueda de la verdad que se ocultó con la dictadura, son los pilares que deben seguir desde 2009, agrega su directora.

Ubicada en la calle Salterain desde hace tres años, la casona de techos altos preserva sus pertenencias y las mantiene vivas. Mario saluda, sonriente y con mirada serena, en la bienvenida a su hogar. Esta gigantografía iluminada por una claraboya de colores del cielo, en su hall principal, invita a mirar a través de las puertas de vidrio, como un museo, las habitaciones que lo rodean.

Roberto López Belloso, coordinador de la fundación, abre la puerta de la sala que se habilita cuando hay visitas de pequeños grupos, y hace un racconto de los objetos que la llenan: el escritorio de madera donde fue escrita a mano “La Tregua”, con sus lentes a un costado y la lámpara verde de escritorio de biblioteca. La mecedora está intacta, como esperando que su dueño tome un libro y lo analice, para luego escribir una crítica para Marcha. Las tazas del bar Sorocabana descansan en una pequeña mesa, un recuerdo que el poeta albergaba de aquellas tardes de café y de discusiones literarias y políticas en el emblemático bar de la Plaza Cagancha.

En la habitación siguiente, la mesa de comedor donde Mario y Luz compartían almuerzos, es hoy observadora de reuniones de la fundación. Los cuadros que la pareja albergaba tanto en su casa de Montevideo como de España están colgados en sus paredes sin criterio ni distinción. Son 17 obras plásticas que serán expuestas bajo el nombre “Saber de ti. La pinacoteca de Mario Benedetti”, y las hay desde surrealistas hasta las que muestran escenas cotidianas o retratos suyos. También es diversa la procedencia de los autores: están las del cubano Mariano Rodríguez, de quien Benedetti se hizo amigo durante su estancia en La Habana, las de Frasconi, Matta, Portocarrero, incluso pueden verse esculturas de Octavio Podestá, que el artista regaló a la fundación luego del fallecimiento de Benedetti.

10 mil palabras aglomeradas

Pero lo que se lleva todas las miradas es su biblioteca. 10 mil libros colman las estanterías: libros de cocina, “Rayuela” subrayada, ensayos periodísticos, poesía, todo lo que el escritor de “Poemas de la oficina” leyó, marcó y analizó alguna vez. 7 mil fueron transportados del centro a su barrio vecino y 3 mil cruzaron el Atlántico. Sin embargo, la colección era aún mayor, porque una gran parte la donó a la Universidad de Alicante donde aún residen para uso del Centro de Estudios Literarios Mario Benedetti, con la intención de fomentar el estudio de la literatura latinoamericana.

La fundación como “heredera universal” de sus obras focaliza su cometido en divulgar y habilitar su espacio a estudiosos de la escritura, así como a aficionados. Allí se dictan cursos, se brindan charlas o paneles de análisis. Pero en esta ocasión, como forma de honrar a su poeta, la puerta de vidrio da paso a mirar un poco más.

A partir de la celebración de este viernes, quedó habilitada la consulta de las 103 obras escritas. López Belloso, quien también es poeta y periodista, opina que lo más “codiciado”, por su cantidad de ediciones que tuvo, será “La Tregua”. Pero en su opinión se debería prestar atención a “El ejercicio del criterio”, un libro de “excelente panorámica de literatura uruguaya, latinoamericana e internacional, que quien lo pida lo va a disfrutar mucho”.

En segunda instancia, este año el crítico y periodista cumpliría 99 años. Como forma de festejarlo, el 14 de setiembre se realizará una muestra de 99 libros considerados los más importantes de su colección. “Importantes por su autor, edición o por la vinculación que tenían con Mario ciertos escritores. También habrá obras que no eran ‘tan esperables’ de encontrar en su biblioteca”, explica el coordinador de la fundación, pero que no sorprenden del todo ya que Benedetti “era una persona de gran curiosidad intelectual. Escritores más nuevos y más experimentales también están representados en su biblioteca”, agrega.

2020 va a ser un año de celebraciones, en el que el centenario de su nacimiento será foco. Y la ocasión donde miles de libros estarán habilitados para consulta de cualquier investigador. Estos libros de colección son obras que podrían encontrarse en librerías o bibliotecas, pero que pueden dar cuenta de ciertos datos extra si se los mira con lupa: textos criticados por el periodista en sus columnas, subrayados, autografiados o dedicados.

La divulgación y el estudio de la literatura fueron para Benedetti un pilar fundamental de su vida, lo que incluso lo llevó a dirigir centros y departamentos de investigación. Los jóvenes eran foco principal de ello, “los oía, leía sus textos, los aconsejaba”, cuenta Campanella, y explica cómo, siguiendo esa línea, se firmó la semana pasada un acuerdo con el Instituto Cervantes y el Ministerio de Educación y Cultura. El Instituto Cervantes cuenta con más de 87 centros de difusión y enseñanza de la lengua y la cultura castellana en 44 países, y la Fundación Mario Benedetti tiene previsto realizar en conjunto una exposición itinerante de ciertas obras el año próximo.

“Con y sin nostalgia”

Durante la celebración de este viernes, además de dar inauguración a la apertura de la biblioteca propia, hubo tres instancias para revivir la palabra de Benedetti, desde sus diferentes aristas.

Además de ensayos políticos y críticas, este autor dejó su huella humorística en los diarios, sobre todo en Marcha y en Peloduro con el seudónimo de Damocles, escritos humorísticos que se pueden encontrar en “Mejor es meneallo” (1961), material que en parte interpretó Fernando Schmidt en un monólogo político.

Además, como el Benedetti periodista se abocó sobre todo a la crítica literaria, Gerardo Ciancio habló de ese tema.

Por último, se realizó “Quienes cantan, leen”. En función de que muchos de sus poemas fueron hechos canción, e incluso él mismo participó de varios espectáculos tanto en Uruguay como en el exterior acompañando a cantantes reconocidos como Daniel Viglietti, en esta ocasión, cantantes reconocidos recitaron textos elegidos por ellos mismos. Ana Prada, Washington Carrasco, Pata Kramer y Ruben Olivera recordaron mediante sus palabras todo aquello que Mario Benedetti dejó, no para el olvido, sino para revivir cada vez que se abre un libro.

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