Uruguay presenta una gran oferta de casinos. Son legales, los controla el Estado, pero compiten con los llamados juegos ilegales y la mayoría de ellos se pueden encontrar fácilmente online.

Oscar Coll, psicoterapeuta, especialista en tratamiento del juego patológico y director del Centro de Atención a Ludópatas del Hospital de Clínicas, dijo a Sala de Redacción que antes de la pandemia ya se venía dando toda una transformación de los juegos: habían virado hacia el formato digital y la modalidad online. Cualquier persona puede encontrar juegos de slots de casino en Internet, el problema con ellos es que la mayoría son ilegales. Antes de decretada la emergencia sanitaria, un 15% de las ludopatías se daban por juego online y esta cifra aumentaba a un 20% si se contemplaban los juegos no legales, como los tragamonedas barriales o casinos clandestinos, según los datos que maneja Coll.

Un poco de historia

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la ludopatía como un trastorno dado por una alta frecuencia de participación en juegos de apuestas, lo que determina la vida de estas personas en detrimento de sus valores, obligaciones sociales, familiares y materiales que lo llevan a situaciones personales críticas. En 1980, la American Psychiatric Association (APA) estableció en su manual de diagnóstico que la persona que sufre de juego patológico no controla sus impulsos y por lo tanto padece un trastorno crónico.

El programa de prevención y tratamiento de ludopatía que ofrece el Hospital de Clínicas fue creado en 2009 a partir de un convenio firmado con la Dirección Nacional de Casinos. Según este programa, la cifra aproximada de personas con problemas de adicción al juego rondaba las 25.500 en 2018 y los especialistas ya advertían que esta cifra iba a ir en aumento. En la actualidad, desde el programa se calcula que hay más de 30 mil ludópatas.

El especialista cuenta y advierte que existen a lo largo y ancho del país sitios en los que hay computadoras, como si se tratara de un ciber café, pero a donde las personas asisten para hacer apuestas online. Coll puso un ejemplo que él mismo presenció: en el departamento de Colonia visitó uno de estos lugares y explicó que “eso no debería existir, no debería ser”.

El director del centro del Hospital de Clínicas plantea que cuando termine la pandemia se debe hacer un nuevo monitoreo para comparar lo que se venía dando antes y qué pasará de ahora en más, pero arriesga que el confinamiento de las personas, el fácil acceso al juego online y el hecho de que los casinos estén cerrados, serían grandes indicadores de que cuando termine o afloje la situación el número de adictos habrá aumentado. Todo esto hará que la gente se enganche y agrave su adicción o incluso que inicie una nueva, sostuvo.

La persona en cuarentena puede estar sufriendo el síndrome de abstinencia, porque las nuevas tecnologías y slots están programados y diseñados para generar adicción. Para Coll, “eso de poner dinero y recibir un premio genera mucha excitación, mucha adrenalina”.

Un vocero de Jugadores Anónimos (JA), también en diálogo con Sala de Redacción, dijo que si bien no manejan cifras exactas de cuánto pudo haber aumentado el juego online -ya que además JA se interesa en los problemas que genera la ludopatía en sí misma, ya sea en un casino o través de una computadora-, saben por experiencia propia que la ansiedad de las personas con adicción al juego problemático estaría aumentada y coinciden plenamente con Coll en que la situación podría llevar a un crecimiento acelerado del juego online.

El especialista también habla sobre la falta de control. Si bien existe el decreto 366/017, que regula los juegos en Internet y las prestaciones de plataformas tecnológicas para juegos de azar, todavía hay un debe en ese sentido, ya que los filtros y bloqueadores que existen no son suficientes. Las apuestas son autorizadas rápidamente por los bancos, generando así divisas para países donde el juego online es legal y donde los Estados sí logran invertir en tecnologías para generar controles más efectivos.

Coll, que ha viajado por Europa para estudiar con otros científicos sobre este asunto, concluye que Uruguay debería prestarle más atención a este problema y no duda en decir que si el decreto “se aplicara”, es decir, si hubiera controles, “el escenario no sería malo, pero lo que vemos es que no se está aplicando”.

Háganse cargo
Según La Banca, cuando una persona desarrolla una dependencia hacia el juego, tiene pensamientos obsesivos, “aumenta excesivamente” la cantidad de dinero que apuesta, no logra controlar o dejar de jugar, busca “escapar de los problemas sociales, familiares y laborales”, juega para recuperar el dinero que perdió, se le vuelve “un hábito mentir sobre sus apuestas” e incluso puede llegar a cometer delitos “para solventar gastos que le ha causado el juego” o “confiar plenamente en que otras personas le prestarán dinero”, por lo que puede llegar a apelar a prestamistas ilegales. Las líneas gratuitas para recibir ayuda son 0800 2000 y 0800 8631 (La Banca-Hospital de Clínicas) y 098 111 533 (Jugadores Anónimos).
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